lunes, 23 de noviembre de 2009

Taller Sentidos: el arte como estímulo

Las virtudes de distintas disciplinas para chicos con capacidades diferentes (o no)

Los Licenciados en Psicología Gastón Fernández Montani y Manuel Satto denominaron Sentidos al taller que coordinan los lunes y miércoles desde las 18, en Crisoles (1 Nº 477 entre 41 y 42) y que está destinado a niños y adolescentes con necesidades especiales (o no).

Las diferentes actividades del taller están basadas en disciplinas como plástica, pintura, música o teatro, que tienen como propósito "crear un espacio de expresiones artísticas donde se puedan multiplicar las posibilidades creativas" de los chicos que participan.

Uno de los coordinadores de Sentidos, Gastón Fernández Montani, le contó a Diagonales que la idea surgió a principios del año pasado y si bien comenzaron con chicos de capacidades diferentes, incorporaron al taller niños de un hogar cercano a Crisoles, entonces se modificó la modalidad y el espacio pasó a ser "integrado". "Este año continuamos, renovamos el equipo porque antes éramos cuatro y ahora somos dos psicólogos, tres acompañantes tutores (estudiantes de psicología) y los profesores de música, plástica, teatro y pintura que van rotando de acuerdo a los días".

"Es un taller recreativo, lúdico, con efectos terapéuticos. Nosotros hacemos entrevistas con los padres, recavamos datos para que las actividades de los talleristas se adapten a los chicos", definió Fernández Montani a Sentidos, y especificó que "es un trabajo personalizado, más allá de lo grupal".

El nombre que le dieron a este espacio, Sentidos, es porque "se producen los necesarios estímulos sobre los cinco sentidos, sino también por la posibilidad de creación de sentidos nuevos en la vida de los chicos, en su lenguaje e imagen del mundo".

–¿Cuáles son esos nuevos sentidos?

–Son más que nada en un sentido de resignificar cuestiones que tiene que ver con la singularidad de cada uno, con lo que se pensaba que era no y que es si. Es encontrar nuevos sentidos en los padres también, porque ellos, lo primero que dicen es que no intentemos con la música, o pintura, porque sus hijos no se van a enganchar, y al final sí lo hacen. Es encontrar dentro de cada uno nuevos sentidos o resignificarlos. Estos chicos traen etiquetas como "no pueden o son vagos". Y nuestro laburo fino es tratar de tener una nueva visión del chico, ellos vienen desde que nacieron recorriendo lugares, y los padres tienen su forma de tratarlos, sobreprotegerlos y sin querer, a veces, subestimarlos. Entonces pensamos el taller integrado, con chicos con otros problemas, porque están en un hogar, son muy chicos (de 5 a 15 años) y entre todos se relacionan lo más bien, ellos se tratan como igual. A veces el prejuicio es nuestro.

–¿Cómo es la dinámica de las clases?

–Por lo general tenemos un esquema parecido, más allá de la actividad puntual y las colaboradoras adaptan la consigna, ayudan a los que más les cuesta y una vez que arranca la actividad, nosotros vamos haciendo el laburo personalizado, viendo como los chicos van llevando la actividad y por lo general hacemos un cierre. A veces improvisamos o tenemos algún plan B, porque es un grupo muy heterogéneo, no sólo en cuanto edad sino que, por ejemplo, algunos no saben leer y no podemos hacer actividades muy complejas, pero para otros no podemos hacerlas tan sencillas. Por eso digo que, más allá de la consigna general, es un trabajo particular.

–¿Ustedes le dan importancia a las virtudes del arte como estímulo para estos chicos?

–Nosotros no pensamos en términos de déficit o patologías sino en las posibilidades, y con las actividades siempre aparece algo nuevo. Esas actividades son un puente para la estimulación y la creación, lo que puede permitir algo que es lúdico, recreativo y de producción personal. Es una huella que queda y ellos piden llevarse a veces sus producciones. Algunas veces los dejamos, porque las caras de satisfacción de mostrar lo que hacen son increíbles. Lo que está bueno es que es un espacio para ellos. Nuestra tarea también es escucharlos, a veces es esa la actividad. Antes de entrar a la clase, damos un espacio individual fuera del aula y eso tiene efectos de desahogo, de compartir lo que les pasa y después entran al taller y trabajan.

Durante la semana pasada, los chicos del taller Sentidos estuvieron trabajando en el mural, que este año pintarán en un depósito cercano a Crisoles. En la previa, según contó Gastón Fernández Montani, la actividad fue de sugerencias: "pensamos hacer con una estructura parecida a la del artista Joan Miró, que es esquemático y de ahí ver que pueden hacer ellos. Vamos a trabajar cuestiones clásicas como los chicos y chicas y los animalitos, pero además vamos a tratar de motivar desde las palabras, para poder incorporarlas al dibujo"
Justificar a ambos lados
Fuente: El Argentino

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