miércoles, 25 de noviembre de 2009

Qué par de pájaros

Emanuel Rodríguez

Los actores de "Soy tu aventura"volvieron a juntarse para filmar en San Marcos Sierra un filme sobre hippies, rockeros y extraterrestres.

La tierra que se acumula en los árboles le da al camino que une San Marcos Sierra con la ruta 38 un aspecto apagado, como de foto vieja. Es la hora de la siesta y todas las calles del pueblo menos una lucen desiertas. En la única cuadra habitada hay un pequeño revuelo: además de algunos equipos de filmación, se ven personas vestidas con colores estridentes y una bijouterie rústica, personas que caminan rítmicamente siguiendo una música que nadie oye. Alguien está filmando una película sobre hippies, y es imposible detectar en esa cuadra agitada quiénes son actores, quiénes son extras, y quiénes son habitantes del pueblo. Por mérito de los vestuaristas o por exceso de los pobladores, están todos más o menos iguales en su desparpajo cromático, en su actitud post rock, en su ligera melancolía y en la risa nerviosa que provoca la situación.

Se trata de la filmación de Pájaros volando, la película para la que el equipo de Soy tu aventura se volvió a reunir: Néstor Montalbano en la dirección, y Luis Luque y Diego Capusotto, en los roles protagónicos.

Entre los artesanos que trabajan como extras sobresalen dos figuras. Por allí, más alto y ancho que todos, el ex luchador de Titanes en el ring Julio César (Adolfo Sánchez) va de la mano de un hombre que apenas le llega a la cintura. Más lejos, también grandote, Luis Luque aparece rapado y dentro de una especie de túnica amarilla. Con todo el exceso paródico que tiene la composición de los personajes para una película cómica, lo más gracioso en este momento es que no hay ninguna diferencia entre los actores y los hombres y mujeres que viven en este pueblo.

Néstor Montalbano grita "¡hecha!" y algunos aplauden. Terminaron de filmar una escena que parecía complicada, y Luque se mueve hacia una silla. Detrás de él aparece Diego Capusotto. Tiene una peluca que lo rejuvenece y ridiculiza al mismo tiempo, y acaso por que otra vez el vestuarista ha dado en el clavo, o porque Capusotto viene precedido de una historia y un presente que lo ubican entre los mejores humoristas de la Argentina, con sólo verlo la risa se vuelve inevitable.

Rock & roll y tierra
Debajo de la copa de un eucalipto descansa Claudia Puyó, protagonista del mítico festival de rock de La Falda en la década de 1980 y visitante habitual de las sierras de Córdoba. De lejos parece una versión ligeramente exagerada de Janis Joplin, con su vestido hippie, sus collares enormes y unos borceguíes que parecen desafiar al sofocante calor de la siesta con una provocación rockera. Uno siente el impulso de solidaridad: "con este calor y tenés que filmar con los borceguíes puestos...". Pero ella corrige: "¿estos? Son míos... toda la ropa es mía... lo único que jamás me pondría son estos collares". De nuevo, la distancia entre los personajes y las personas se acorta de una manera simpática, como si de repente todos se estuvieran riendo de sí mismos.

Otro de los pioneros del rock que trabaja en la película es Miguel Zabaleta. El líder de Suéter viste pantalones de cuero, campera de cuero, lentes negros y vincha. Montalbano le explica el tono en el que tiene que decir una línea del libreto y actúa él mismo la escena. La repiten varias veces, con la participación de los vecinos del pueblo. En la escena, dos puesteros discuten algo hasta que Julio César hace "la palomita" y termina con el pleito.

Fuera del set los artesanos comentan que el guionista debió de haber venido al pueblo hace poco: "algo sabe... porque ese tipo de peleas entre los artesanos pasan siempre", dice uno.

La película, según el guionista y actor Damián Dreizik, cuenta la historia de un músico porteño (Capusotto) al que las cosas no le están saliendo nada bien en Buenos Aires, y decide acudir al llamado de un primo (Luque) que vive en San Marcos Sierra. El primo en cuestión había sido abducido por extraterrestres.

En el filme también actúan el cordobés Juan Carlos Mesa, Verónica Llinás, Alejandra Flechner y Oski Guzmán. La comunidad hippie que quiere viajar al planeta alienígena se completa con el mismo guionista, Dreizik, quien aclara que quiso escribir una película "sobre la creencia, sobre la fe" y que el resultado "llega a niveles de delirio" que lo sorprenden a él mismo. "No es una historia realista", aclara, aunque inmediatamente se da cuenta de que vienen, en fila, Miguel Cantilo con sombrero de Gilligan, Julio César, en túnica, y Capusotto con la melena de un adolescente... ninguno de ellos podría dejar espacio para la duda.

Delirio bajo control
Luis Luque y Diego Capusotto asumen un tono serio para responder a los periodistas. Capusotto explica que llegaron a San Marcos Sierra por "una cuestión de amistad, de experiencias compartidas con Montalbano y Dreizik". Luque habla del desafío que representa el género humorístico: "es un lenguaje distinto, pero en definitiva es actuar y punto".

Respuestas cortas y un calor insoportable.

–Diego, en esta película aparece nuevamente el rock...

–Sí, hay una conexión... pero nada más. Tampoco se cuenta una historia del rock. No es una película sobre el rock, es una película en la que el rock está involucrado en la historia. Y no como parte fundamental.

–¿Hay lugar para la improvisación?

–Yo nunca improviso. Trabajo con guión. Puedo improvisar, pero siempre a partir de algo que está previamente guionado. La idea de que improviso mucho es una especie de mitología que viene de Cha Cha Chá, pero yo nunca volví a trabajar así.

Luque se suma: "Esto es una película y Diego es un actor. Es así de simple. O sea: es otro lenguaje, no es Peter Capusotto, es Diego, actor, con toda su impronta".

La conversación se vuelve espesa hasta que se habla del libro de Peter Capusotto y sus videos, de inminente aparición. Luque no sabía nada, así que se sorprende por esta nueva faceta de su amigo y pregunta: "Diego, ¿alguna vez plantaste un árbol?". Capusotto responde: "Sí, una vez le dije que me espere en Florida, y no fui".

Fuente: La Voz

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