viernes, 13 de noviembre de 2009

Música, sudor, potencia y pasión o esa aplanadora del rock llamada Divididos

Divididos en La Plata

El trío liderado por el tándem Mollo-Arnedo llega este sábado 14 de noviembre al microestadio de Atenas

La historia de Divididos si no es conocida por todos, al menos resulta tal para muchos. Pocas semanas después de la muerte de Luca Prodan (22 de diciembre 1987), Ricardo Mollo y Diego Arnedo se encierran en una quinta y empiezan a edificar un proyecto musical, que con distintos bateristas llegó hasta nuestros días. Sus antiguos compañeros de ruta de Sumo dieron vida a Las Pelotas.

Pero como esa historia es conocida, conviene comenzar esta nota jugando un poco con los números. Ejercicio que no aburriría ni a Jorge Luis Borges ni a Guillermo Martínez. Hace 20 años, en 1989, el trío (con el ex Sobrecarga Gustavo Collado en la batería) editó 40 dibujos ahí en el piso, un álbum tan denso como oscuro pero que contenía canciones como "Che, qué esperas"; "Haciendo cosas raras"; "Light my fire" (The Doors), que pasaron a formar parte del cancionero de la banda.

1993, es otro año importante en la historia de Divididos. De la mano del productor Gustavo Santaolalla y con Federico Gil Solá en los parches, viajan a Estados Unidos para grabar La era de la boludez, el disco que los catapultaría a la masividad. Santaolalla, uno de los artífices de Ushuaia a la Quiaca, logró terminar de conformar el sonido que Mollo y Arnedo arrastran a estos días, ése que los llevó a ser bautizados como "la aplanadora del rock". Desde ese trabajo los sonidos autóctonos comenzaron a mezclarse con el reggae, el funk y el trash. Fueron meses de suma intensidad con seguidillas de shows en el estadio de Obras, que tuvo su punto máximo con un recital en la cancha de Vélez.
Es Narigón del siglo (2000), su sexto disco, el que los reposiciona en la escena del rock nacional con canciones como "Par mil", "Spaghetti del rock" o "Tanto antojo". El baterista que los acompaña es Jorge Araujo (Monos con navaja).

Siete años pasaron desde aquel 2002, en el que Divididos entró a grabar y editó su último disco de estudio: Vengo del placard de otro. Con canciones como "Ay, que Dios boludo"; "Cajita musical"; "Pepe Lui" o "Villancico del horror".

El 10 de noviembre de 2007, Divididos pisó por última vez La Plata. Fue un show intenso en el por entonces Estadio de Atenas (13 e/ 58 y 59). No había en el medio presentación oficial de disco ni nada por el estilo, como tampoco la habrá mañana, cuando suban al mismo escenario desde la 22, para recorrer las canciones de su vasta discografía. Su octavo disco de estudio (el noveno en su discografía) aún no fue editado, pese a que se especulaba su lanzamiento para mediados de este año.

Acompañados por el joven Catriel Ciavarella en la batería, que fue protagonista de un desagradable episodio en el último mes de septiembre en España (ver cuadro aparte), el tándem Mollo-Arnedo promete desplegar esa aceitada maquinaria llena de virtuosismo, fuerza, que los hace únicos por estas tierras.

18 años pasaron de aquel lejano 1991, en el que desembarcaron por primera vez en La Plata en un Festival denominado "5 años de Rock & Pop". En aquella ecléctica jornada acompañaron a Ataque 77, Los Guarros, Los Violadores y Rata Blanca. Todos los presentes (apenas un puñado de cientos) seguramente recordarán ese cierre con Pil Trafa cantando "El ojo blindado", aquella gema punk de Sumo.

Números; presente; pasado; canciones; música; letras; cadáver exquisito, todas secuencias que Divididos revalida en cada acorde.

Fuente: Diagonales

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