domingo, 8 de noviembre de 2009

Morriñas en un relato epistolar sensible

Conmovedora historia sobre la inmigración gallega

Para angustias... consuelo. De Silvia Ramos. Dirección: Patricio Azor. Intérpretes: Silvia Ramos y Marcela Fernández Señor. Voces en off: Guido D´Albo y Gustavo Bonfigli. Escenografía y vestuario: Lucía Trebisacce y Carlos Bustamante. Música original y sonido: Sergio Vainikoff. Luces: Ignacio Spaggiari. Asistente de dirección: Nicolás Villalobos. Dirección general: Patricio Azor. Los domingos, a las 20, en La Máscara, Piedras 736. Duración: 60 minutos.
Nuestra opinión: Muy bueno

Ya de entrada, las proyecciones con los amigables y verdes paisajes de Galicia, ilustradas con la música de Sergio Vainikoff, sensibilizan. Sobre todo, si el espectador está de algún modo relacionado con la inmigración europea de la primera mitad del siglo XX, y más aún, si tiene puntos de contacto con la diáspora gallega.

Esta comedia epistolar de Silvia Ramos retrata las vidas de dos grandes amigas de una aldea galaica desde que una de ellas emigra a la Argentina. A partir de ahí, la relación entre ambas será a través de cartas. Y este medio de comunicación más lento y entrañable que el e-mail o el twitter, derriba distancias, une almas y provoca que ambas se sientan cada vez más unidas. Se cuentan desde lo más profundo e importante de sus vidas hasta lo más superfluo y periférico, y ese relato piramidal reconstruye estas vidas, con momentos entrañables y emocionantes. Para angustias... consuelo es una obra sensible, no sensiblera. Apunta hondo al corazón sin ser efectista, ni previsible. Es un retrato exacto de una época, de unas costumbres que se mezclaron y parieron lo que hoy somos muchos argentinos.

El director Patricio Azor dividió la escena en dos y recreó los ámbitos con pocos elementos escenográficos. Uno más realista, el otro más onírico. A su vez, dota al relato de la dramaticidad necesaria para volverlo vivo y resaltar la sensibilidad de sus palabras.

Para eso contó con dos actrices espléndidas, que no imitan a dos gallegas, sino que las hacen propias y las viven a partir de un minucioso estudio del acento y un conocimiento del bello idioma gallego. Angustias es interpretada por la autora, Silvia Ramos, que retrata muy bien a esta mujer llegada a una tierra extraña, que sabe del trabajo fuerte, del amor y de la familia. Y Marcela Fernández Señor es Consuelo, la amiga que se quedó en la aldea, feliz siendo austera, viviendo de lo necesario y de las pequeñas cosas. Espléndidas.

Pablo Gorlero

Fuente: La Nación

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