lunes, 23 de noviembre de 2009

Kevin Johansen en La Plata: una noche con el artista “des-generado”

El cantautor se definió así en el show que brindó el sábado en El Teatro

.El hombre se define así, y a confesión de parte… Y lo refrenda a cada instante. Los géneros pasan de uno a otro casi inadvertidamente. Y con ellos el buen humor de un cantautor al que se lo ve disfrutar con una banda ajustada, conocedora de sus pasos de comedia. Kevin Johansen se montó una vez más al escenario del Teatro Café Concert, ese reducto histórico de la ciudad, reciclado en amable espacio de música y pizza, e interpretó 26 gemas de un repertorio de amplia oferta.

Los acordes pegadizos de Road Movie, de su último disco Logo, empezaron a sonar con el telón aún cerrado. La banda estera estalló cuando los cortinados se corrieron. Y apareció el artista ecléctico. Ese que apenas se hizo conocido cuando liderada la ochentosa banda Instrucción Cívica. El que tiene una biografía partida entre Alaska y Argentina. El clon del Piojo López. “Anduve por el norte, anduve por el sur”, cantó. “En eterno tour”.

Y así transito, de norte a sur toda su discografía. Despegado de Logo (2007) y tal vez pensando en el que vendrá Jogo, fue y vino varias veces con comodidad. El segundo fue “En mi cabeza”, del primero de sus cuatro discos: The Nada (2000). Después viajó por City Zen (2005), con “Palomo” y la rioplatense con letra coproducida con Jorge Drexler “No voy a ser yo”. Ya en el quinto tema completó el álbum. Faltaba Sur o no sur (2002), de donde rescató “No seas insegura”.

De ahí en más el concierto fluyó, acompañado por los dibujos de Liniers proyectados en una pantalla gigante. “Gracias The Nada”, dijo Johansen al final, como un guiño a una banda grande, por número de integrantes y por performance. Auténticos des-generados como él, recorrieron cumbias, boleros, funkys, pinceladas de tango, jazz y blues, candombes y ritmos bahianos con naturalidad.
Hubo momentos especiales, como el “Hindue blues”, con Kevin tocando una mezcla de banjo y citara. El set de reversiones a su estilo, que en este caso incluyeron al “Hotel Pagonia”, un cover charangueado del hit de los Eagles. La muy bailada “Cumbiera intelectual”. Y aquella en la que el Che Guevara se convierte en Che Donald’s o Mc Guevara.

Y bloques. Como el de “canciones infantiles”: “El círculo” y “La Hamaca”. O el de aquellas “que no son de nadie”, entre las que incluyó la publicitaria “Que lindo que es soñar” y ese “himno al cachondeo” con el cual su nombre se instaló en las marquesinas. “A mi se me sigue gustando”, dijo e hizo sonar la guitarrita de “Down with my baby” con la que Pablo Echarri enamoraba a Celeste Cid en la novela Resistiré.

Los vises llegaron cuando Andres Ciro ya daba vueltas por la platea y se preparaba para subirse al escenario con el ex piojo Chuky, que tocó en segundo turno. Fue el tiempo de esa joyita, que es “Logo”, el clasiquísimo “Sur o no Sur” y “La Procesión”. El cierre amable de un artista con mundo. Eterno viajero. Protagonista de una road movie que el sábado tuvo una parada en La Plata y la semana que viene se proyectará en España.

Fuente. El Argentino

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