miércoles, 4 de noviembre de 2009

Julia Solomonoff aborda el fin de la infancia en "El último verano de la boyita"

"El último verano de la boyita", un afectuoso, conciso y notable filme de Julia Solomonoff sobre los días finales de la infancia, se estrenará el jueves próximo en los cines locales, luego de recibir aplausos en varios festivales internacionales.

La película de Solomonoff, que debutó en el largometraje en 2005 con "Hermanas", habla de aquel momento en el que se abandona la inocencia ante el despertar sexual y lo hace desde la perspectiva de una niña y a partir del tratamiento de un caso de intersexualidad que esquiva todo tipo de estridencias.

"Es una película que habla sobre la identidad sexual pero desde un marco mucho más amplio y que abarca, en definitiva, todos los descubrimientos que nos revelan la complejidad del mundo", asegura Solomonoff en diálogo con Télam.

"Nunca quise -aclara la realizadora- que la intersexualidad (que comúnmente se llama hermafroditismo) fuera el primer plano de la película, sino que el tema es más bien la diversidad y el fin de la infancia".

"Lo interesante del relato -agrega- es que la narradora de la película es una niña de 11 años que no presupone, como los adultos, saberlo todo y cuyas indagaciones están movidas por la curiosidad y el desprejuicio".

Con coproducción de los hermanos Almodóvar y rodada en Rosario y el campo de Entre Ríos en febrero y marzo de 2008, el filme cuenta con notables actuaciones de los niños Guadalupe Alonso y Nicolás Trieste, además de Gabo Correa y Mirella Pascual, la actriz uruguaya de "Whisky".

"Es una película que hice con mucha libertad", asume Solomonoff. "Incluso la historia es anterior a `Hermanas` -detalla- pero en ese momento sentí que no tenía la confianza necesaria para filmarla porque esta película requiere una dirección sutil y firme al mismo tiempo que, quizás, entonces no tenía".

La boyita del título hace referencia a una casa rodante que guarda toda la historia de la infancia de la protagonista, quien ante la separación de sus padres descarta un veraneo en Villa Gesell con su hermana adolescente y su madre.

En cambio, elige el campo de la familia en Entre Ríos junto con su padre, donde se desarrolla su relación con Tuto, un chico de 14 años a quien se le revela una identidad sexual inesperada.

La productora del documental "Cocalero", sobre el presidente boliviano Evo Morales, logra conmover con una bellísima historia sobre los conflictos íntimos que acarrea en dos niños el tránsito a la pubertad y el descubrimiento de su sexualidad.

Se trata de una historia teñida de recuerdos y elementos autobiográficos que confirma la sensibilidad y delicadeza de la cineasta y que describe -como en toda su obra previa- la transformación enriquecedora que se produce cuando dos universos humanos aparentemente distantes se entrecruzan.

En su segundo largometraje, la directora de "Hermanas" vuelve sobre la pista sentimental de dos hermanas, a las que encuentra en su juventud más temprana, el momento donde una de ellas se desarrolla y se va despidiendo del mundo de la niñez y los juegos compartidos, reclamando privacidad y abandonando a la otra en un territorio de incomprensión y desasosiego.

Se trata de una película sobre el crecimiento y la pérdida de la inocencia, donde la Boyita -una casa rodante anfibia convertida en guarida infantil- representa ese frágil período de plenitud que puede quebrarse cuando uno menos se lo imagina.

Entre la menor de esas hermanas y su amigo de veraneo -un niño de campo que guarda un importante secreto- surge una relación de amistad y profundo respeto, donde la curiosidad, el juego y las sonrisas se mezclan con revelaciones inesperadas, una repentina crisis de identidad y el inevitable trauma provocado por el pasaje hacia la adultez.

Fuente: Telam

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