jueves, 26 de noviembre de 2009

Intiman a bailarines a jubilarse

Teatro Colón

El gobierno envió cartas técnicamente defectuosas

La Subsecretaría de Recursos Humanos porteña envió el lunes por correo privado varias cartas documento a integrantes del Ballet Estable del Teatro Colón en las que los intima a iniciar sus trámites jubilatorios. Según fuentes cercanas al gobierno porteño, serían 45 los comunicados despachados a destinatarios que el escrito considera con "requisitos de edad y años de servicios con aportes" y en conformidad con "las prescripciones de los artículos 59 y 61 de la ley 471", de relaciones laborales.

La situación fue recibida con sorpresa y resulta curiosa (los abogados dicen "técnicamente defectuosa"). Por un lado, porque los bailarines que recibieron la notificación no tienen la edad (60 años para las mujeres, 65 en el caso de los hombres) ni los años de aportes (son 30) que considera la ley 24.241. Por el contrario, muchos de ellos están en las cuatro décadas. La impresión es que estas intimidaciones se mandaron como si aún estuviera vigente el régimen especial que hasta mediados de los 90 contemplaba la actividad específica de los bailarines y, por eso, establecía su retiro desde los 40 años de edad, con 20 de servicio. Tampoco la directora de la compañía estaba al tanto del curso de estas notificaciones.

El caso de la jubilación de los integrantes de este cuerpo del Colón lleva un largo tiempo a la espera de una solución que no llega. De hecho, aun si del Congreso de la Nación saliera una ley que devolviera "la 20/40" (un régimen que permitiría que este elenco de cien personas se mantenga joven y renovado, y con todos sus integrantes en actividad), todavía quedaría resolver que el egreso de los trabajadores se efectuara con una jubilación apropiada, ya que sus aportes han sufrido por diferentes irregularidades (del cierre de la caja municipal a varios años de sueldo "en negro").

Al cierre de esta edición, diferentes integrantes del ballet habían respondido la misiva con una carta de rechazo.

Constanza Bertolini

Fuente: La Nación

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