viernes, 20 de noviembre de 2009

Fusión, sin pretensiones y con talento

Carlos March, Florencia Otero y Germán Tripel conciben un precioso musical en el Velma Café

Con... fusión (cuando la mentira es la verdad).
Idea y arreglos: Florencia Otero y Germán Tripel. Dirección y monólogos originales: Carlos March. Intérpretes: Otero, Tripel y March. Dirección musical: Adrián Sánchez. Músicos: A. Sánchez, Javier Biscione, Guillermo De Medio y Gastón Widmann. Trasnoche del viernes, a la 0.30, en Velma Café. Duración: 70 minutos.

Nuestra opinión: muy buena

De entrada no se sabe si uno fue a ver un recital o una obra de teatro. De todos modos, ante esa primera "confusión" se siente más que bien. Pero de a poco, el espectador se dará cuenta de que fue inducido en un show que no tiene clasificación, pero que envuelve en una atmósfera tan dulce como preciosista.

No hay argumento, sólo una idea sencilla: una pareja desde que se conoce, se une, se rompe y se vuelve a unir. Con una especie de "conciencia", a lo Pepe Grillo, que los incentiva, les habla a los oídos y, sin uno darse cuenta, se vuelve el reflejo del pensamiento del espectador. Porque la relación que se demuestra en la dramaturgia es sencilla, sin cursilerías pero, a su vez, tierna y directa. Y eso es lo que expresan en su relación escénica Germán Tripel y Florencia Otero, dos de los protagonistas de Rent . No importa si son o no pareja en la vida real. Lo verdaderamente importante es que en el planteo ficcional (obviamente, con mucho distanciamiento también) reflejan amor intenso.

Las canciones son vehículo y tránsito, y estos personajes reflejan sus estados de ánimo y sus distintas fases afectivas a través de situaciones breves y simples, ilustradas intensamente por una banda que se hace sentir, en el sentido emotivo de la palabra.

Es que los arreglos musicales que la misma pareja protagónica hizo de un gran puñado de temas conocidos, del rock, el pop y el jazz, son tan impecables como inteligentes. El título, Con:fusión , remite a eso. Casi todos los cuadros musicales son nada más ni nada menos que la fusión de dos canciones sin aparente relación, pero con mucha unión. Sostienen la música original o la subvierten, según el caso, y eso es lo interesante de la experiencia. Nada es previsible. Pueden mezclar "La bifurcada", de Memphis, con "Hit the Road", de Ray Charles; o "You got it", de Lucas Grabeel, con el hit "Pretty Woman". Algunos de estos momentos se disfrutan no sólo por la genialidad de sus composiciones sino por esa trenza melódica que lograron, sin capricho, con buen gusto.

En algunos casos, Tripel y Otero hasta se unen a March (convengamos que tiene mucho musical a cuestas) para compartir algunos temas y el trío vuelve hermosas a esas fusiones. Con sus potentes voces, ellos le ponen estilo a "Over the Rainbow" y "Wonderful World", y March -discreto y tranquilo- la interviene con ternura. Del mismo modo, un momento sublime del show es aquel en el que cruzan "Summertime", de George Gershwin, con "¿Qué ves?", de Divididos. Los acordes, con la participación activa del guitarrista Adrián Sánchez, se vuelven un placer al oído y el montaje tiene la misma musicalidad. En el momento más álgido, cada uno de los intérpretes va desapareciendo como en soplidos, hasta que el zapateo de March se vuelve percusión y cambia el eje de atención, para desaparecer y regresar todo a su lugar. Es un alarde de talento y creatividad que el público agradece en forma estruendosa. En forma constante los intérpretes buscan elementos para agregar, sorprender y enriquecer. Pero nutren, no decoran.

Talento

Con:fusión es un ejemplo de cómo se puede hacer un musical con poca gente y poco artilugio, cuando el talento es suficiente. Carlos March se ocupó del montaje, de los monólogos y del eje dramático. Su puesta tiene lo necesario y se revela como un estilista. Vuelve cómplice al público en su papel de "conciencia" y es muy generoso. Por su parte, Florencia Otero y Germán Tripel se mueven muy cómodos en escena, son simpáticos y tienen gracia. A su vez, saben muy bien qué es lo que están cantando y le dan verdadero valor a las letras. Eso hace que, aunque algunas sean en inglés, el espectador entienda o sienta qué se está diciendo. ¿Qué decir de sus voces? Formidables. Otero, sin dudas, será pronto una granfigura del género.

Pablo Gorlero
Fuente: La Nación

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