lunes, 30 de noviembre de 2009

El teatro sin barreras idiomáticas

Parte del elenco de Hairspray, con el aparato que traduce la obra en ocho idiomas Foto: LA NACION

Revolucionario invento: el AirScript traduce simultáneamente

Fue creado por Alejandro Vegh, un argentino de 31 años, y ya funciona en Londres, en el musical Hairspray

Por Graciela Iglesias
Para LA NACION

LONDRES.- El adagio según el cual "el arte no conoce fronteras" ya no necesita de una licencia poética gracias al invento de un argentino que le ha puesto a las obras de teatro "subtítulos"... en ocho idiomas.

El invento de Alejandro Vegh, un porteño de 31 años, acaba de ser adoptado por uno de los más importantes teatros del West End londinense, el Shaftesbury, para ser empleado en todos sus espectáculos, empezando por Hairspray , la comedia musical que bate récords de taquilla desde hace dos años.

El aparato portátil, denominado AirScript (guión del aire), apenas excede el tamaño de un celular y ofrece traducción en tiempo real al público en español, francés, alemán, italiano, ruso, japonés, chino y también inglés. Esto significa que potencialmente beneficia a los turistas extranjeros, a los discapacitados auditivos y hasta a los fanáticos que se obsesionan en seguir el texto de la obra línea por línea.

La interpretación, realizada de antemano por traductores profesionales, es enviada a través de una red wireless desde una consola operada por un empleado de la producción teatral, quien también regula la velocidad de los subtítulos de modo de que estén siempre sincronizados con el ritmo de diálogo en vivo.

La pantalla del aparato es negra y los subtítulos se presentan en color naranja de modo de no generar una fuente de luz que disturbe la atención del resto de los espectadores o, incluso, de los actores. La luminosidad también está sincronizada para responder a los cambios de iluminación y otros efectos especiales del espectáculo. La unidad funciona con una batería recargable que dura seis horas.

Hombre versátil

El invento es fruto del inusual recorrido profesional de su creador. Alejandro, un inquieto nativo del barrio de Palermo, estudió Economía Empresarial en la Universidad Di Tella, cinco años de Filosofía con Santiago Kovadloff, hizo un curso de finanza corporativa a nivel ejecutivo en la London Business School y tomó clases de teatro aquí, en Madrid y en Buenos Aires.

"Desde chico hice un poco de todo, desde talleres de ciencia y computación a cursos de cerámica -explicó a LA NACION-. Llegué a Londres en 2002, poco después de terminar de cursar en la Di Tella. Sobre todo por la crisis, porque no quería quedarme en el sillón de mi casa esperando y esperando a conseguir un trabajo."

Su primer empleo en Londres fue vendiendo cerveza en la cancha del estadio de Chelsea, la siguiente temporada trabajó preparando ensaladas y, después, como barman en un restaurante argentino. Esto hizo posible que en cuestión de un año estuviera en condiciones de establecer una compañía de traducciones online , World Translations ( www.world-translations.com ), que ha operado tan exitosamente como para permitirle lanzarse a la aventura de crear el AirScript.

"La idea se me ocurrió porque lo que algunos teatros ofrecen actualmente en esta materia es pésimo -señaló-. Para los sordos, por ejemplo, se instalan pantallas en una esquina de la sala, lo que los obliga a tener que sentarse en la primera fila, la luz de la pantalla suele molestar al resto de los espectadores y la interpretación es generada por computadoras que no entienden mucho lo que dicen los actores. Yo quería crear algo que pudiera ofrecer buenas traducciones en múltiples idiomas, a nivel individual y en forma confiable."

Esto lo llevó a establecer hace un año la compañía Show Translation. Con la ayuda de un equipo de ingenieros de la firma Cambridge Consultants, Alejandro convirtió su sueño en realidad en apenas nueve meses.

Tanto su empresa como él se ocupan de las traducciones, como de la instalación de los aparatos y su mantenimiento. "Estamos encantados con la reacción positiva que recibimos de parte del público", aseguró James Williams, uno de los empresarios del teatro Shaftesbury, donde un total de 200 unidades se ofrecen actualmente en alquiler por 6 libras (unos 9 dólares) cada una.

Turismo feliz

Para los teatros ingleses, el AirScript es un regalo del cielo en medio de la recesión por cuanto abre una atractiva vía de oportunidades para generar ingresos que va mucho más allá de lo que pueda recogerse de su mero alquiler. Un tercio de las entradas teatrales vendidas en Londres son adquiridas por turistas. La promesa de traducción promete duplicar esa cifra al atraer a espectadores que hasta ahora habían evitado asistir a espectáculos en vivo por desconocer el idioma. La pantalla puede ser utilizada, además, para transmitir durante los intervalos avisos, incluidos aquellos que promocionen artículos vinculados con la obra, como programas y álbumes de fotos, remeras conmemorativas y hasta gaseosas.

Se espera que muchas otras salas del West End no tarden en adoptar el sistema, y seguramente Broadway lo hará pronto, ya que el teatro es uno de los principales atractivos turísticos de Nueva York.

Fuente: La Nación

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