lunes, 23 de noviembre de 2009

El teatro como contracara del protocolo diplomático

Originalidad. El embajador Diego Zorrilla sube a escena

CARLOS REYES

Semanas atrás tuvo lugar en Bolivia un encuentro teatral poco común, donde diplomáticos compartieron escena con actores locales. Promotor de esa iniciativa, el embajador uruguayo, Diego Zorrilla de San Martín, cuenta la experiencia.

No es la primera vez que el diplomático uruguayo de larga trayectoria sube a escena. Ya lo había hecho en Lima, donde se sumó a una causa social: salvar la mayor radio cultural peruana. El resultado de aquella experiencia, en la que participó también la ex Miss Universo Gladys Zender, fue la recaudación de 60 mil dólares, logrando que la radio no cerrara.

"Siempre se cree que nosotros los diplomáticos vamos a cócteles, fiestas nacionales, cenas, siempre vestidos de traje y de corbata, lo cual es muy cierto. Pero creo que la función diplomática tiene que ir más allá. Aquí en Bolivia tenemos que integrar más el cuerpo diplomático al pueblo, integrarnos al país. Y en ese sentido, hace tiempo que queríamos hacer algo para recaudar a favor del alguna institución que lo necesite, y también estar más cerca de los sectores populares", afirma Zorrilla, quien hace cuatro años que se desempeña como embajador uruguayo en Bolivia.

La obra que sirvió de pretexto para esta curiosa experiencia diplomática se llama Una noche de guerra en el Museo Nacional, y fue escrita por Edgar Arandia, quien se inspiró en Noche de guerra en el Museo del Prado, de Rafael Alberti. El espectáculo fue presentado el 26 de octubre en el XIV Festival de Teatro de los Barrios, con la participación de los grupos teatrales Patas Arriba y Pacto Telúrico, en un entorno muy popular, puesto que el encuentro convoca numeroso público de todas las zonas de la ciudad.

En la pieza, los cuadros del museo cobran vida, mientras tiene lugar una rebelión popular que se dispara hacia el absurdo cuando entra Superman en juego. "La obra no tiene contenido político: de ser así, no la hubiéramos hecho. Más bien es muy graciosa, risible. Cuando se espera la llegada de un miembro de la Inquisición, llega Superman, y cuando le ofrecen hoja de coca, no acepta, y saca un polvito, como talco, que dice que es muy cotizado en USA", comenta con humor el diplomático, que incluso tuvo unas palabras en aymará en sus parlamentos.

Zorrilla reconoce que dentro del ambiente diplomático no todos están de acuerdo con este tipo de experiencias, y si bien no es raro que haya reacciones negativas, "nosotros somos la cabeza nueva, integradora. Si no, nuestra vida es sólo la embajada, mucho trabajo, siempre entre nosotros, entre políticos y diplomáticos. Y a nosotros nos han acreditado ante el gobierno de La Paz y este gobierno está presidido por un indígena, y qué forma más habilidosa de llegar a ellos, a que nos sonrían, a tener una amistad, que incorporándonos".

El diplomático cuenta que no es la primera vez que se realiza una experiencia de este tipo, y que esta modalidad también se está extendiendo a otras formas de arte, como la pintura. Para eso, se piensa convocar a los grandes pintores contemporáneos de Bolivia, cada uno de los cuales trabajará junto a un diplomático. El resultado de este trabajo conjunto saldrá a remate, y el producto será destinado a fines sociales.

Otro objetivo de estas iniciativas culturales es distender un poco las actividades diplomáticas y hacerlas más amenas. "Ahora estamos pensando en hacer un homenaje a Mario Benedetti, pero para no hacer una cosa como leer el currículum, cada uno de los presentes va a leer un trozo de sus poemas".

El diplomático cuenta que el éxito de la obra fue tal que ya los han invitado a viajar a Sucre, proyecto en el que seguramente no se va a embarcar. "Ya eso creo que no puedo: soy embajador, no puedo estar haciendo giras teatrales", confiesa con una sonrisa, agregando que ya tienen elegida la obra que montarán el año próximo, para la cual están convocando a más diplomáticos, para que la iniciativa siga creciendo.

Fuente: El País

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