domingo, 15 de noviembre de 2009

Desafíos de una nueva mirada

Sauve qui peut (la vie) (1980), de Jean-Luc Godard Foto: Archivo

El reconocido crítico francés Raymond Bellour examina en Entre imágenes , con pasión y detalle, los cambios radicales que se sucedieron en el mundo audiovisual de los años noventa

Por Diana Fernández Irusta
De la Redacción de LA NACION

La posibilidad de un cine que ya no se llame cine, ni televisión, ni video, ni siquiera alguna alternativa próxima al mutable net-art. Una nueva economía de la imagen surgida de los intersticios, de las zonas de frontera y mixtura entre todas las opciones anteriores. Un dispositivo aún por crear que probablemente requiera también de un nuevo tipo de espectador, anclado en una inédita circulación y recepción de los discursos audiovisuales. ¿Será posible asistir a tal advenimiento? ¿O quizás algo de esto ya está pasando, pero de modo tan embrionario que aún no hay posibilidad de verlo?

Son estos interrogantes los que, de un modo u otro, atraviesan los artículos reunidos en Entre imágenes. Foto. Cine. Video, libro en el que el reconocido crítico francés Raymond Bellour aborda -e inaugura como concepto-, el "entre-imágenes", instancia casi inapresable, "espacio físico y mental" que reside en cada una de las zonas de pasaje que la dispersión multimediática actual habilita: pasajes entre lo analógico y lo digital, entre lo fílmico y lo televisivo, entre diversos "espesores" de la materia visual, entre dos velocidades, dos fotogramas. Una fisura que, cuando realmente actúa, produce un efecto concreto e inconfundible: el de aportar un plus de significación a la imagen.

No es una escritura complaciente la del autor: exige de sus lectores tanto como del universo audiovisual que analiza. "Un espectador apurado", escribe, al definir al habitual espectador de cine. "Espectador pensativo", reclama y perfila a lo largo de sus textos.

Los artículos que componen Entre imágenes fueron escritos durante toda la década de 1990. Años de aceleración del proceso de fusión entre imágenes de diverso tipo (analógica, digital, electrónica, pictórica, fílmica, fotográfica) y de progresivo interés de Bellour por el fenómeno, tanto en lo que atañe a la producción cinematográfica como a la videocreación y la inserción de lo fílmico en el museo por medio de las videoinstalaciones. "Enemigos del cine", llama, en primera instancia, a la televisión, la computadora y la institución museográfica. Enemigos de una forma específica de lo cinematográfico, pero posibles vías de advenimiento de una nueva forma audiovisual. "La realidad del ?entre-imágenes? -escribe- es concebible gracias a un doble movimiento: el que lleva al cine y la reflexión sobre él a la pintura; el que acerca la imagen del cine, el video y la foto a la literatura y el lenguaje."

La referencia obligada es Jean-Luc Godard. La obra del cineasta franco-suizo ocupa un lugar privilegiado en los minuciosos análisis a partir de los cuales Bellour extrae la potencia emancipadora del "entre-imágenes". Así, encuentra en Sauve qui peut (la vie), estrenada por Godard en 1980, el "primer verdadero final de la maldición analógica, de la reproducción regulada del movimiento". Para Bellour, este film encarna el pasaje de la ficción cinematográfica a una "escritura-pintura" que, en sus refinados desplazamientos entre fotogramas, planos y alteración de velocidades, alcanza la difícil utopía de permitir "ver" aquello que se oculta tras la percepción habitual. Un chispazo de entendimiento que acecha entre las fisuras del movimiento ralentizado, descompuesto en cascada o casi detenido. En varios de sus análisis el autor se refiere a la entidad de la fotografía en el cine, espacio de "entre-imagen" respecto de dos órdenes de temporalidad: "Las fotos abren otro tiempo: un pasado del pasado. Un tiempo segundo y diferente", explica, destacando que es en esta "detención de la detención" donde un espectador puede llegar a pensar eso que está viendo. De allí que otro de sus referentes sea el teórico y videasta francés Thierry Kuntzel, creador de obras cuya complejidad, poética y libertad expresiva Bellour considera próximas a la simbolización que logra la escritura. "El video nos lleva de nuevo al cine y él a la literatura, con la cual es posible que el video mantenga una relación privilegiada", escribe en el magnífico ensayo que cierra el libro, una indagación sobre la figura del autorretrato que va de Stendhal a Godard, guiada por lo que podría considerarse la postura programática que subyace tras Entre imágenes: "Tomarse su tiempo ante la imagen, robarle su tiempo para ganar en conocimiento, en investigación, en búsqueda de ideas".

Entre imágenes
Por Raymond Bellour
Colihue
TRAD.: Adriana Vettier
360 Páginas
$ 51,50

Fuente: La Nación

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