martes, 10 de noviembre de 2009

“Derecho a tener derechos”, un manual para referentes sociales

Presentan la 4º edición

Es una herramienta para la defensa de organizaciones populares

¿Qué hacer cuando detienen a un compañero de la organización durante una protesta? ¿Cómo actuar cuando la detenida es una mujer? ¿Qué pasa cuando sacan fotos en condiciones de detención? La respuesta a esos y otros interrogantes ante hechos recurrentes durante las protestas sociales, en los que la violación de derechos básicos de las personas y la creciente criminalización y judicialización del reclamo social es una práctica frecuente, se pueden encontrar en "El Derecho a tener Derechos", un manual de derechos humanos para organizaciones sociales elaborado para que sus miembros cuenten con mayor información durante sus luchas cotidianas, sobre derecho a la protesta social, derecho a la ciudad, derechos frente a la violencia policial, derecho a la salud y estrategias de comunicación comunitaria.

Mientras que el código penal tipifica como contravenciones o delitos algunas prácticas como pintar una pared, hacer un piquete o cortar una calle, para los hacedores del manual no es más que ejercer el derecho a expresarse en la calle y de hacer visibles –para el Estado y el resto de la sociedad– las problemáticas y demandas de los protagonistas.

EXPRESIÓN. “Como militantes sociales veíamos que desde distintas organizaciones eran recurrentes algunas preguntas referidas al derecho a la protesta o petición a las autoridades; a los derechos frente a las prácticas policiales abusivas, violentas y discriminatorias y al derecho a la ciudad”, señaló Esteban Rodríguez, uno de los abogados que coordina el manual. Y explicó: "Nuestro punto de partida para pensar un marco jurídico a la protesta social, que la legitime ante los jueces y fiscales, es la libertad de expresión. Y la protesta social es una manera de actualizar la libertad de expresión. Entonces, pensamos en brindarles a los referentes de esas organizaciones (de desocupados, comedores populares, cooperativas de cartoneros, etc) algunos insumos, materiales y estrategias para que puedan compartir con sus compañeros”.

Gabriel Appella, otro de los coordinadores del trabajo, explicó que para realizar el manual se trabajó dialécticamente: “Vimos cuáles eran las situaciones cotidianas de las organizaciones, qué tipo de respuestas daba el Estado, y elaboramos una suerte de estrategias para saber qué hacer como, por ejemplo, qué cosas tener en cuenta antes de ir a una marcha”. “No partimos del deber ser, del tipo ‘todos tenemos derecho a expresarnos libremente…", porque son de un nivel de absrtracicón que los militantes no se pueden apropiar”, agregó. En el mismo sentido, Rodríguez indicó: “Otros manuales están destinados a ciudadanos sueltos: ‘Qué tengo que hacer yo si la policía me detiene’. Nosotros hicimos un enroque: el manual está destinado a organizaciones sociales en situación de vulnerabilidad, por lo que no le podemos decir a una persona que la policía no la puede cahcar o que tiene el derecho a una llamada, porque muy posiblemnte lo terminen humillando, si no golpeando. Entonces, no va dirigido a ‘qué tengo que hacer yo si la Policiá me detiene’, sino qué tiene que hacer mi organización cuando ve que se lleva demorado o detenido a un compañero o vecino del barrio”, sintetizó. “Nuestra interpelación no es al ciudadano aislado, sino al que pertenece a una organización. No hay derecho sin organización”, indicaron los autores.

CIUDAD. Martín Massa, otro de los colaboradores del manual, se refirió al derecho a la ciudad. Indicó que se lo entiende desde “un sentido amplio” que implica “el acceso a los servicios, al transporte, a la salud y educación, entre otros”.

El manual, de unas 300 páginas, contiene ilustraciones que dan cuenta de las realidades de los destinatarios, con lenguaje claro y definiciones imprescindibles de algunos términos comunes.

"Este Manual es un Instructivo, sencillo, claro, escrito desde el compromiso y desde el llano, con un tono que no es paternalista sino compañero”, escribió en el prólogo el abogado constitucionalista Roberto Gargarella.

Fuente: Diagonales

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