lunes, 9 de noviembre de 2009

Del realismo sucio a la Raulito

24 Festival de Cine de Mar del Plata

La fiesta del Cine arrancó con fuerza en la ciudad de Mar del Plata. Los estrenos argentinos fueron aplaudidos de pie, en especial el nuevo filme de José Campusano, Vikingo, sobre la vida de un motociclista.

Las películas argentinas que se proyectaron en el más grande festival de cine del país, tuvieron muy buena respuesta del público.

Como ya se rumoreaba, uno de los más aplaudidos en la sala principal del auditórium fue la nueva cinta de José Campusano, Vikingo, que lo celebró junto al grupo de motociclistas que aparecen en la película.

La vida de los motociclistas argentinos, con sus códigos y sus realidades respetadas con todo detalle, son parte esencial de este film, que el director argentino tiene en su cabeza desde 1986. Lo que hace en esta película es retratar en formato del estilo literario conocido como realismo sucio, la vida de Rubén Orlando Beltrán, un motociclista del Sur del Conurbano y su familia. Nadie sabe quién es Beltrán porque al hombre lo conocen por sus apodos de Loro o Vikingo, una leyenda entre los motociclistas de zona Sur.

La película tiene un estilo documental, pero es una ficción-realidad, ya que no hay actores y Campusano sólo trabajó con guiones en algunos segmentos, mientras que en otros metió su cámara en la vida de los protagonistas.

Los motociclistas llevan una vida que roza la ilegalidad, pero enfrentados a la brutalidad de las nuevas pandillas, diezmadas por el paco. “Ellos tienen un sistema de valores muy fuerte, particular, pero que es genuino y ellos llevan adelante una lucha para sostener estos códigos”, explicó Campusano.

Mientras que Armando Galvalisi, que en la película retrata a Aguirre, otro hombre de dos ruedas, que además es herrero, explicó que “la moto y la vida son una forma genuina de vida. Nosotros sostenemos valores como no meterse con la mujer de otros, no joderle la vida nadie”.
Por otro lado, El perseguidor, de Víctor Cruz, Las islas, de Antonio Cervi, y La Raulito, golpes bajos, de Emiliano Serra, se presentaron en la Competencia Argentina y la Competencia Latinoamericana del 24to. Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Protagonizada por Alejo Mango y Marita Ballesteros, la primera película de ficción de Cruz -un cineasta que viene del documental- generó fuertes aplausos entre el público que la vio en la Competencia Argentina, especialmente por la forma novedosa en la que relata la crisis de un matrimonio que comete un crimen y lo esconde.

Narrada desde distintos puntos de vista, con cámara en mano y una aproximación subjetiva de los acontecimientos que registra, El perseguidor cuenta la historia de una pareja de clase media alta (médico él, arquitecta ella) que se ve envuelta fortuitamente en un asesinato. Como si se tratara de un documental realizado por un hombre que los persigue y los filma en sus pecados y miserias más ocultos -y que luego se convertirá en su víctima-, el filme posee elementos de suspenso y thriller, y muestra hasta qué punto la supuesta normalidad de una pareja exitosa puede transformarse en una pesadilla existencial de un momento a otro.

La otra película que se proyectó en la Competencia Argentina fue Las islas, del italiano Antonio Cervi, un documental sobre la historia de las Islas Malvinas y la legítima reivindicación de soberanía que la Argentina tiene sobre ese archipiélago del Atlántico Sur.

A pesar de su esquematismo propio de un programa periodístico de televisión, la película desarrolla una historia acerca de quienes fueron los descubridores de las islas, de aquellos que la poblaron por primera vez, cómo fue la relación entre los isleños y los gobiernos argentinos y cómo se desarrollaron los reclamos de soberanía que desembocaron en 1982 en un guerra con Inglaterra.

En tanto, en la Competencia Latinoamericana del certamen marplatense se presentó La Raulito, golpes bajos, de Emiliano Serra, que se introduce en los pasillos del Hogar Rawson en busca de un personaje que, 30 años atrás, había sido inmortalizado por el director Lautaro Murúa en una ficción que contaba con Marilina Ross encarnando a la más famosa hincha de Boca Juniors.

En esta oportunidad, la ficción devuelve al documental lo que le había pedido prestado, y la verdadera Raulito, María Esther Duffau -fallecida el año pasado a los 74 años-, se convierte en protagonista de sí misma: canta a la par de La 12, manguea un vaso de gaseosa en el entretiempo o come una pizza de garrón frente a la Bombonera.

En el filme, Serra la muestra citando sus experiencias de vida, dando consejos e insultando a quien se le cruce, con una cámara que la registra de manera directa, sin condicionarla y sin artificio alguno, dejando que fluyan sus sentimientos.

Fuente: Hoy

No hay comentarios: