viernes, 6 de noviembre de 2009

Artesanía e historias de la conquista en el Rectorado de la Universidad de La Plata

En el edificio de la Presidencia de la UNLP se lleva adelante una feria artesanal de comunidades indígenas. Quienes la visiten encontrarán bijouterie, ruanas, utensilios, objetos en madera e instrumentos musicales. También, relatos de los pueblos originarios contados por sus descendientes.

La sede de la Presidencia de la Universidad Nacional de La Plata es un punto de encuentro entre integrantes de varias comunidades indígenas de nuestro país. ¿El motivo? Participan de la feria artesanal, abierta al público, que se montó en el patio del Rectorado. Objetos autóctonos e historias de los pueblos originarios en pleno centro platense.

Organizada por el Foro Nacional Indígena, la feria comenzó temprano, a las 10 y se extendió hasta la tarde. Aquellos que gustan de las artesanías y ayer no pudieron pasar podrán hacerlo hoy, de 10 a 20, en calle 7 nº 776.

Se van a encontrar con varios objetos atractivos como bijouterie, ruanas, utensilios de cocina, instrumentos musicales, arcos, flechas, alfarería, trabajos en madera, platería y tejidos en telar, entre otras artesanías. Pueden comprarse para decorar la casa, para lucir uno mismo o para regalar.

Silvia Villafuerte, de la comunidad Wichi, es una de las mujeres que ayer participó de la exposición. En su puesto se exhibía bijouterie realizada con semillas, como collares y aros; y diferentes objetos tallados en madera con motivos o formas de la fauna autóctona de la región chaco salteña, entre ellos, cucharas y tenedores, portallaves, servilleteros y pinches para el cabello.

Según explicó Silvia a Hoy, en Salta -su provincia natal- los hombres trabajan con la madera, que puede ser de palo santo o quebracho colorado; y las mujeres con semillas y fibra vegetal. “Por lo general, los hombres usan ramas caídas y secas para no cortar los árboles”, mencionó.

Esta salteña se dedica a la venta de artesanías desde hace muchos años. En su cultura, a los chicos se les enseña a trabajar con esos materiales desde pequeños. “A los niños se los lleva a observar la naturaleza, los pajaritos y los peces en el río. Ellos después empiezan a tallar la madera solos, según sus capacidades. Y a las niñas se les enseña a hilar la fibra vegetal “, relató.

De huesos humanos a caña

En otro de los puestos estaba Fernando Soto Millaquil, un luthier de la comunidad mapuche. “Me dedico a hacer instrumentos ceremoniales y de comunicación mapuches y andinos. Hay de viento y percusión. Todos tienen una historia de miles de años”, detalló.
Entre los instrumentos en venta había trutrucas, que en lengua mapuche quiere decir algo así como “caña que canta” o “que habla”. En la actualidad están hechos sólo de caña, pero hubo una época en que los indígenas también los hacían de huesos humanos, más específicamente, de las piernas de los españoles.

Según aseguró Fernando, esto ocurrió en los años de la conquista, cuando a un cacique se le ocurrió cortarle las piernas a sus enemigos vivos y hacer el instrumento musical para alejarlos de sus tierras. “Se usó como un arma de guerra psicológica. Cuando los españoles escuchaban sonar la trutruca, muchos tenían miedo y se iban. Tuvo su efecto porque evitó la muerte de miles de españoles y mapuches”, expresó.

También sirve como una especie de “teléfono celular” para la comunidad. A través de ellos se comunican cuando están a distancia. “Si yo quiero empezar la cosecha de maíz, me comunico con mis hermanos u otras familias tocando la trutruca y ellos me contestan. Utilizamos diferentes toques y con eso nos entendemos”, señaló.

María Juliana, por su parte, es de la comunidad diaguita de Catamarca. Ella se dedica a los telares y la indumentaria con tejidos. Diseña y confecciona diferentes prendas, como polleras, soleros y chalinas. También ruanas y camisolas.

Silverio González, de la comunidad toba de nuestra ciudad, contó que en la semana trabaja en una cooperativa como albañil, pintor y plomero. Y los fines de semana expone las artesanías que realiza con su mujer y sus seis hijos en las inmediaciones del Zoológico. Fundamentalmente, se trata de objetos de cerámica y arcilla: lechuzas de la suerte, palomas, manitos de la abundancia, collares y platitos pintados. “Yo los hago a mano, sin moldes. Los dibujo y luego mis hijos los pintan”, concluyó.

Fuente: Hoy

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