domingo, 28 de septiembre de 2008

Cepas muy variadas

TEATRO: SEMANA INTERNACIONAL DEL TEATRO
El de Mendoza fue un encuentro con opciones: obras conceptuales, teatro negro, espíritu de murga y de circo.

Por: Roxana Badaloni
Fuente: MENDOZA. CORRESPONSALIA

Raimundo sale a recorrer el mundo con su pequeña orquesta, de múltiples instrumentos y un sólo intérprete para captar nuevos ritmos. El personaje central de la obra de la Cia Opera na Mala (Opera en la Valija), de Brasil, deja su isla y conoce a Joanete, música consagrada, que le presenta a grandes maestros como Beethoven y Mozart. Juntos atraviesan un puente entre músicas populares y cultas. La nueva banda comienza a girar por las grandes ciudades, la periferia, el mar y la montaña. Celebrada con carcajadas y aplausos de chicos de barrios carenciados y en riesgo alimentario, la historia de Raimundo e a menor banda do mundo resume el clima de la Semana Internacional del Teatro Al pie del Aconcagua, en Mendoza.

Se presentaron 16 espectáculos en seis salas del Gran Mendoza y en las subsedes de San Juan, San Luis y La Rioja, que integran la región del Nuevo Cuyo. "Hemos logrado crear un corredor internacional de teatro con obras del exterior y de las distintas provincias argentinas que ahora seguirán rodando en otros festivales", dijo el coordinador del festival Gustavo Uano. Este ciclo, que es la antesala al Festival Andino 2009, se complementa con otros encuentros como el festival de Cipolletti (Río Negro), Córdoba, Rosario y Ushuaia.

"Si no existiera este tipo de evento, muchos espectáculos no podrían llegar a las provincias", asegura Uano, que es también el representante local del Instituto Nacional del Teatro.

El público respondió casi siempre a sala llena, en especial en las presentaciones nocturnas. Hubo teatro negro con el grupo Bosquimanos Koryak, de Uruguay; teatro político de la mano del elenco italiano Alma Rosé, con su unipersonal Gente Come Uno y un espectáculo de clown para adultos a cargo de la catalana Pepa Plana. Mendoza estuvo representada por La forma que se despliega, un texto de Daniel Veronese sobre la imposibilidad de sentir el dolor ajeno, protagonizado por Marcela Montero, Alfredo Zenobi y el chelista José Luis Di Marco. La noche del jueves fue la consagración local del Trompo Metálico, la opera prima de Heidi Steinhardt, que tuvo gran aceptación en Buenos Aires y fue nominada a los premios María Guerrero 2008. El viernes, la actriz mapuche Luisa Calcumil presentó Hebras, la historia de dos mujeres unidas y separadas por el dolor, la angustia, la impotencia y la opresión.

Hoy el cierre será a toda murga. El Parque Central, el nuevo espacio verde de la capital mendocina se sacudirá con el fervor de Agarrate Catalina, la murga uruguaya que dirige Yamandú Cardozo. Desde las 20.30, los quince murgueros harán su repertorio de Grandes Exitos con el tronar de sus tambores y redoblantes. La entrada será libre y gratuita. A las 22.30, el elenco La Calderota, de la facultad de Artes PUC de Chile, hará la última presentación del ciclo, con la obra La Cruzada de los Niños.

En las provincias vecinas también habrá teatro. A las 21, en la ciudad puntana de Villa Mercedes, actuará Luisa Calcumil. En San Juan, a las 22, el elenco mendocino Viceversa hará Subte, en el Espacio Cultural Expresión Contemporánea. En La Rioja, a las 18, en el Teatro Provincial Víctor María Cáceres, estará La Faranda, de Salta, con Fedro y el Dragón. En la ciudad de San Luis, se presenta el espectáculo de teatro negro Aku, de Bosquimanos Koryak. Es a las 20, en la sala Berta Vidal de Batín. Después de cinco días por los teatros cuyanos, las compañías de España, Italia, Brasil, Uruguay, Chile y Argentina seguirán rodando por nuevos escenarios.

Fuente: Clarín

sábado, 27 de septiembre de 2008

“La cultura trabaja sobre el imaginario popular”


Roberto "Tito" Cossa habló de su posicionamiento político frente a los temas de actualidad.
Le preocupa el hábito del zapping, critica al cine nacional que “no cuenta historias”, y dice que el teatro nunca fue popular.
Roberto Tito Cossa es uno de los dramaturgos más reconocidos de la Argentina. Sus aportes a la cultura y su lucha por los derechos humanos lo consagraron ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 2007. Actualmente, preside la Sociedad General de Autores de la Argentina (Argentores).

–¿Qué es hoy para usted la cultura popular?

–En principio, a mí la palabra popular me resulta compleja. Popular es aquello que expresa el pueblo, lo que expresa un valor. En lo que conozco, que es el teatro, esa idea de la década del ’20, de un teatro obrero, para los obreros, ya no existe. Sí puede haber un trabajo desde los sindicatos con muestras organizadas. Pero pretender que los obreros se empilchen los sábados a la noche para ver una obra de Beckett... El teatro al que conocemos por popular, sería el destinado, en verdad, a las clases más bajas. Pero el teatro no es popular. Es popular el teatro de revista, que la gente iría a ver, pero la entrada es muy cara. Pero también puede verlo en televisión. El teatro que hacemos nosotros es minoritario. Incluso es más minoritario hoy que hace años atrás. Estimo que no serán motivos del teatro, sino motivos políticos. Cuando vino la dictadura éramos los únicos que hablábamos un poquito y se llenaban los teatros. No eran teatros como los conocemos ahora. Era ir a ver teatro, pero también hacer la resistencia. Hoy ya la muleta política no está, ahora el teatro tiene que mostrarse como teatro, hable de política, de amor o de lo que sea.

–¿Cómo definiría a su obra?

–Yo soy un autor que tengo una pata en cada lado: soy un autor popular y soy también del teatro independiente.

–¿Y cómo ve al teatro argentino actualmente?

–Lo veo encarrilado. Lo que pasa es que es un fenómeno notable el de la cantidad de salas. Esto se da en muy pocas partes del mundo. Los europeos ricos nos envidian. Allá si no hay mucho dinero no se hace teatro, hay que hacer un teatro más sostenido por el Estado para cobrar el subsidio. En cambio acá los grupos jóvenes hacen teatro y pueden juntar dinero. Es un fenómeno que hay que ubicarlo. Es decir, tienen un éxito los teatros independientes, manteniendo la vieja denominación (no me gusta esto de ahora del off), no pasa de las tres funciones en sala chica. Los éxitos de la década del ’60, desconocidos todos pero que se empezaba a comentar: “Mirá, hay una función así en una sala chiquita”. Eran ocho funciones por semana, de martes a domingos. Es decir, se ha produciendo un fenómeno distinto. Pero es mucha más la cantidad que hay ahora que en otra época. Yo veo que hay varios públicos. Uno es el habituado al teatro independiente, que creo a veces miente cuando dice que no le gustan algunas cosas, tipo poses. Luego está el público de clase media que va al teatro por una obra premiada o un actor muy conocido.

–Sin embargo, hubo obras suyas muy exitosas, de gran concurrencia de público.

–No sé cuántos espectadores fueron a ver, por ejemplo, La Nona, eran muchos. Aún así no todos los días llenaba una sala de 500 localidades, pero la llenaba los sábados y los domingos. Pero suponía, en esa versión, en esa temporada –yo nunca hice la cuenta–. Un gran éxito en el teatro hoy, de esos que se habla, son 50 mil espectadores, 60 mil, hablo del teatro de arte, del que tiene una pata en cada lado; y la revista, que lleva muchos más. Olivera me decía que la última vez que pasaron La Nona por Canal 13 tuvo 16 puntos de rating, un millón 600 mil espectadores; entonces, son códigos tan diferentes. Ahora yo a veces veo cosas más experimentales para nosotros, más para adentro del teatro, hay cosas muy buenas, me interesan mucho, de las que no quiero privarme. Pero si medimos lo popular por la cantidad, yo creo que donde se encuentra esa ecuación es en la música, en los recitales, en el rock, ahí es donde realmente está la gente y la mayoría lo consume.

–¿Y el cine?

–Este cine que se está haciendo ahora, lo veo con directores que no cuentan historias. Sí veo películas bien filmadas, bien actuadas, sólidas desde ese punto de vista, pero con historias que no concuerdan y la prueba son los pocos espectadores que tienen. Algo pasa.

–¿Por qué?

–Yo insisto en que lo que hace el arte, la cultura, costea sobre el subconsciente colectivo de la gente, y lo que recibe hoy mayoritariamente es la televisión, o es un cine totalmente catástrofe, ligado al formalismo, a la seducción por la imagen cualquiera sea, para una película de aventura, para una película de amor, eso a mi me preocupa, como me preocupa la cultura de este gran invento, del zapping, esta cosa del espectador de no detenerse un rato en algo que de pronto lo puede haber agarrado y como la primera imagen no le gustó, es decir, este hábito frente a la televisión; yo siempre hago la broma, en teatro no puede pasar, te sentás ahí y aguantátela, por eso tratemos de hacer cosas que gusten, porque si no somos muy autoritarios con esto. El espectador se está habituando a ese poder que tiene, ¿no? Yo estoy muy preocupado pero no tengo elementos, no soy director de un equipo de teorías que me puedan llevar a saber más de esto. Pero, por otro lado, en otro plano se avanza, es decir, la conciencia de los derechos humanos, de la importancia de la cultura, por lo menos la superestructura. Esto de pronto puede dar lugar a una política de Estado sobre la cultura, que sería para mí lo deseable. Y eso puede hacer llegar, si se hace inteligentemente, el arte no sólo para observarlo, sino también para crearlo, a sectores más populares, más desligados. A mi no me parece grave que a alguien no le guste la sinfonía de Beethoven, tiene todo el derecho, lo grave es que a alguien que le podría gustar nunca tenga la posibilidad de escucharla. Sobre eso hay que trabajar, pero bueno, con gente que realmente conozca el tema habría que diagramar una política y generar los recursos para que esa política se haga.

–En Carta Abierta, de la que usted participa, confluyen intelectuales y artistas que aunque con una postura crítica, rompen con la posición de distancia que muchas veces estos sectores mantuvieron con el poder. ¿Por qué?

–Yo creo que Carta Abierta salió por la sensación de amenaza que había, no sé si a la estabilidad del gobierno pero sí a la pérdida de cosas que se habían logrado. Creo que todos estábamos muy inquietos, muy preocupados. De manera que fue muy bueno, muy positivo que surgiera este grupo. Yo, lamentablemente, he participado poco firmando y adhiriendo, no asisto a las reuniones porque los días sábados son mis jornadas de trabajo en el teatro. Pero creo que hay que romper ese malentendido que hay entre políticos y artistas respecto a acercarse, dialogar con un gobierno para reclamar cosas necesarias. Porque los políticos primero desconfían, no los conocen, sienten que tienen mirada crítica, cosa que es verdad, pero creo que es culpa de las dos partes, ¿no? Los políticos que, primero, en su gran mayoría, no consumen arte, no van al teatro, no van al cine de arte, no van a exposiciones de pintura, no leen novelas, de manera que ya tienen una primera distancia, que es no saber. Porque si les gustara mucho una novela de un autor determinado de pronto les interesaría conocerlo. Y aparte tienen una mirada sobre la cultura elitista. Entonces no entienden –y esto me cansé de decírselo al presidente en una reunión que no tenía nada que ver, pero metí el bocadillo– que la cultura trabaja sobre el imaginario popular. Es decir, que no es inocente, no es un poema, un libro, una canción, una música –sobre todo esa música de hoy que tiene más llegada a los jóvenes.

–Romper el miedo a quedar pegado...

–Así es. Si la presidenta convocara a una reunión de gente renombrada de la cultura para hablar sobre este tema a mí me parece que hay que ir, es un disparate no ir. Claro, no significa ni ser kirchnerista ni peronista ni radical ni nada. Simplemente es decir: al gobierno, que tiene los instrumentos y los recursos para apoyar la cultura y el arte, hay que decirle cómo y hay que apoyarlo.

–Volviendo al actual momento político del país, ¿qué piensa de las clases medias que en su gran mayoría parecieran seguir fascinadas con un modelo de país que en la práctica siempre la terminó perjudicando?

–Bueno, una de las cosas que pasaron es la, no sé si llamarla derrota, pero por lo menos sí la derrota de la utopía socialista. No es un dato menor que en los últimos 20 años, luego de la decadencia del sistema soviético, todos los que soñábamos con el socialismo ya lo veíamos imposible, hay muchas maneras. Una es decir bueno, cambiemos la estrategia, otra es decir, bueno, bajemos los brazos. Entonces muchos más los sectores populares, que llegaban a ese proyecto de una manera más primaria, más sentimental, con más conciencia de clase, cuando se suponía que los sindicatos eran de una manera, que en las fábricas había un debate. Estaba leyendo hace poco una nota sobre el Cordobazo, cómo pasaban esas cosas. Pero bueno, este es un fenómeno mundial, partamos de esa base. Acá se da de maneras particulares por el fenómeno peronista, acá actuamos de una manera diferente, a veces mejor, pero diferente. Y por supuesto, el discurso liberal ha calado tan profundo que revertirlo va a depender del éxito de determinadas políticas. Si Aerolíneas, por ejemplo, recuperada, realmente empieza a funcionar bien; si se hiciera una política similar con YPF, con los ferrocarriles, bueno, entonces, tal vez se pueda. Yo no lo veo tan probable, ni tan inmediato.

Ahora, cambiar a la clase media es un tema cultural. Qué apareció en el subconsciente de esa gente, que no es toda la clase media pero es una buena porción: una actitud fascista. Esto es lo grave, no es que defiendan al campo, detrás de eso, por debajo y sin que lo dijeran del todo, a medias palabras y a medio tono, apareció una cosa muy fascista, racista, xenófoba, es decir, machista, toda esa cosa… Este anticristinismo tiene una cosa fascistoide, eso es lo grave.

Fuente: Sur

jueves, 25 de septiembre de 2008

Perdidos en Tokio

La calle de Yokohama donde se está montando La marea

Teatro argentino en el lejano y fascinante Japón: García Wehbi filmó escenas para su obra, Veronese presentó un espectáculo suyo y Pensotti está montando un trabajo

Por Alejandro Cruz

No todo artista argentino que llega a Japón es bailarín, cantante o músico de tango. Sea por efecto de la globalización, por cuestiones de tipo de cambio y/o por la necesidad de buscar otros códigos estéticos, el teatro alternativo local está encontrando un hueco en la lejana y fascinante Tokio.

El juego lo abrió en febrero Emilio García Wehbi, que se trasladó a la capital japonesa para grabar algunas imágenes para su espectáculo Dolor exquisito (actualmente en cartel). Un mes después, Daniel Veronese presentó Un hombre que se ahoga, una particular versión de Tres hermanas, de Chejov . El tríptico se cierra con Mariano Pensotti, quien actualmente está preparando con actores orientales el estreno de La marea . Como telón de fondo, el inevitable choque cultural que tan magistralmente pintaron las películas Perdidos en Tokio , de Sofía Coppola, y Sabiduría garantizada, de Doris Dorrië.

Para el teatro local, llegar hasta allí fue todo un viaje en sí mismo que se fue produciendo con el paso del tiempo. Si durante la década del 80 los festivales de Cádiz, Caracas y Bogotá eran las grandes puertas hacia el mundo, en los 90 Berlín se transformó en el norte y desde ahí las obras rebotaban en otros encuentros europeos y americanos. Pero Japón, más allá de algunos seguidores locales del método Suzuki y del butoh, siempre fue el territorio de lo inalcanzable. Sin embargo, algo, tenuemente, parece revertirse, y en los tres casos actuales, llamativamente, siguen esquemas de producción muy distintos, lo cual enriquece aún más la idea del intercambio.

Uno: ser otro

Para el armado de Dolor exquisito , García Wehbi, director, y Maricel Alvarez en febrero se trasladaron por diez días a Tokio siguiendo las pisadas de la artista conceptual Sophie Calle, cuya experiencia sirve de anclaje para el espectáculo que los sábados presentan en la sala Beckett. Como resultado de aquel viaje, durante la obra se proyectan imágenes de aquel cruce (o cruce de dos argentinos en Tokio rearmando los pasos de una francesa en la ciudad de las rascacielos cubiertos de neón).

"Fuimos a Japón para llevar a cabo hasta las últimas consecuencias el trabajo. ¿Por qué Tokio? Porque lo que plantea Calle es la sensación de otredad, sensación que encontrás todo el tiempo y en todos lados: en la alimentación, en las presentaciones sociales, en el concepto de higiene total, en las representaciones simbólicas...", apunta el director de Heldenplatz .

Ya habían estado en Japón dos veces con la idea de montar allí Filoctetes , un trabajo de intervención urbana. Aquello, por diversos motivos, no pudo concretarse, aunque guardan la esperanza de cerrar el círculo de Dolor exquisito con funciones en Tokio.

Dos: el extrañamiento

El caso de Daniel Veronese, con Un hombre que se ahoga , se encuadra en una experiencia de intercambio más tradicional. A principios de este año fueron invitados por el Festival Internacional de Artes de Tokio, la primera vez que un director sudamericano participaba del encuentro escénico más importante de Japón. Allí montaron la versión de Tres hermanas en la que los actores masculinos interpretan a los personajes femeninos y viceversa.

La primera vez que salieron a escena, los actores no podían creer lo que veían: todos los espectadores estaban con barbijo. Como sucedía con los personajes de Perdidos en Tokio, para Pablo Messiez, uno de los actores de Veronese, la sensación de extrañamiento se hizo cuerpo todo el tiempo. "En una mesa redonda nos preguntaron cómo hacíamos para adaptarnos al cambio de género. Yo les pregunté cómo hacían ellos para desayunar pescado", recuerda. A Veronese no le fue mal en tierras orientales. De hecho, hoy, con el elenco completo de Espía a una mujer que se mata , está haciendo funciones en Corea.

Tres: la ensoñación

Algo de estas sensaciones está teniendo todos los días Mariano Pensotti (ver recuadro). "Uno vive en un estado de permanente extrañamiento, donde todo es familiar y reconocible pero con la familiaridad de los sueños, donde las cosas están un poco corridas de lugar", cuenta en un correo electrónico. El, junto a la escenógrafa Mariana Tirantte, está en Yokohama, ciudad ubicada a 30 minutos de la capital japonesa, montando, con actores nipones, La marea , aquel trabajo de cruce que tuvo lugar en el Festival Internacional de Buenos Aires de hace tres años, que se puede chusmear por YouTube.

El estreno en tierras niponas será el 3 del mes próximo, en una callecita que parece que poco tiene que ver con el pasaje Rivarola, donde se montó acá. Sin embargo -más allá del jet lag , de las diferencias idiomáticas y culturales, de los extrañamientos mutuos-, por ahora son los encargados de cerrar este tríptico de experiencias escénicas locales en el más lejano, fascinante y misterioso Oriente

Fuente: De la Redacción de LA NACION

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Chocolate Cultura Nación en La Nueva York

Foto del grupo de teatro El Globo

Nota del Semanario El Mundo de Berisso:
Una princesa, un dragón y una rosa
Teatro para chicos en calle Nueva York

Luego de que el domingo 14 pudieran disfrutar de la presencia de la compañía “El Globo”, que ofreció la obra “Quiero Bosque”, los chicos del barrio de calle Nueva York tendrán este fin de semana una nueva oportunidad para disfrutar de la magia del teatro, en este caso de la mano de otra obra ligada al programa “Chocolate Cultura” que propone la Secretaría de Cultura de la Nación.La cita será en este caso el sábado a las 17:00, en la sede del Centro Cultural Calle Nueva York, ubicado al 4634 de dicha arteria.

Foto del grupo de teatro El Globo

Allí, el grupo “Pletórico” ofrecerá su espectáculo “Cuéntale un Cuento, La princesa y el dragón”. Se trata de la teatralización de un cuento, narrado y dramatizado por Natacha Córdoba y Agustina Villanueva, con dirección de Tony Lestingi, también actor y clown.Conforme a lo adelantado desde la organización del encuentro, la propuesta apunta a que los chicos ganen en participación a medida que avanza el espectáculo, ayudando a que un gran libro se complete con los personajes del cuento.La historia habla de un príncipe que por su arrogancia y fanfarronería fue convertido en dragón. Pero gracias a la valentía de una princesa y a la amistad de una hermosa rosa, conseguirá romper el encantamiento, conocer el sentido del amor, la amistad y aprender de las cosas pequeñas y simples de la vida.Como en el resto de las actividades que se desarrollan en el Centro Cultural, la entrada será libre y gratuita. Cabe mencionar que las propuestas de Chocolate Cultura y Café Cultura que se desarrollan en la ciudad cuentan, además de con el aporte de la Secretaría de Cultura de la Nación, con la participación de la Asociación “Barrio Nueva York” y el Club Estrella, y con la colaboración de la Municipalidad local.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Por una Ley Provincial de Teatro

Se encuentra en los últimos tramos de tratamiento previo a su presentación en la Legislatura Provincial por parte del Poder Ejecutivo el proyecto de la Ley Provincial de Teatro.

Un proyecto que es fruto del trabajo en común de representantes de distintas organizaciones vinculadas al quehacer teatral en la Provincia: Fetibo (Federación de Teatristas Independientes Bonaerenses), Asociación Argentina de Actores, Argentores, la Comedia de la Provincia y el Instituto Nacional de Teatro.

El teatro es una de las artes que, por sus características de producción, sus formas organizativas y su creciente complejidad técnica, requiere en todo el mundo de medios de promoción, protección y difusión por parte del Estado. Así, el ejecutivo nacional y varios provinciales y municipales generaron sus propios marcos legales que posibilitan la generación de recursos destinados al fomento de la actividad teatral independiente.
El teatro independiente de la Provincia de Buenos Aires cuenta con una enorme tradición y desarrollo. Desde los grupos filodramáticos de las instituciones vinculadas a las comunidades inmigrantes, sindicales y políticas a comienzos del siglo XX hasta hoy, el teatro de la Provincia fue un importante impulsor, promotor y difusor de la cultura nacional, provincial y local.
En los últimos 30 años hubo un crecimiento muy importante, tanto en la cantidad de grupos, la creación de espacios y salas independientes, como así también en la calidad de las producciones y profesionalización de los trabajadores. Hoy, más de 500 elencos y 200 salas dan fe de ese crecimiento.

La creación del Instituto Nacional de Teatro generó un importante impulso a la actividad teatral en todo el país y también en la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, los recursos que éste destina a la actividad teatral en la Provincia de Buenos Aires son francamente insuficientes en virtud de la enorme diversidad de propuestas y emprendimientos que el teatro bonaerense ofrece, dejando a los trabajadores del teatro sosteniendo con su único esfuerzo el desarrollo de un arte que hace a la identidad del pueblo bonaerense.

La amenaza permanente de las actividades o manifestaciones llamadas solitarias: internet, la televisión y las nuevas tecnologías sumergen a los seres humanos en la más absoluta soledad y allí donde la delincuencia y los fenómenos vinculados a las adicciones, realizan su tarea más perversa. El teatro en un espacio, una vereda, una manzana de un pueblo o de una ciudad, trae luz. Y ante esa luz, estos fenómenos se combaten. La comunidad vuelve a salir a reflexionar con sus pares, decir sus verdades y movilizar.

La Ley Provincial de Teatro procura, a través de la creación del Consejo Provincial del Teatro Independiente en el marco del Instituto Cultural de la Provincia, llegar a todos los teatristas bonaerenses a fin de que puedan producir, realizar giras, sostener salas y emprendimientos, organizar eventos, seminarios y talleres que les permita desarrollarse y crecer.
Convocamos a todos los teatristas bonaerenses a apoyar este proyecto. Estamos frente a un momento histórico para la actividad teatral independiente y no podemos desaprovecharlo.
Secretario General de FETIBO (Federación de Teatristas Independientes Bonaerenses)

Daniel Melluso

Fuente: Diagonales

sábado, 20 de septiembre de 2008

viernes, 19 de septiembre de 2008

Los gigantes del cine digital en 3D desembarcan en la Argentina

Miley Cyrus en concierto Foto: Disney

A la propuesta analógica en 70 milímetros del IMAX se suman ahora las tecnologías de Real D y Dolby Labs. La pugna por imponer un formato.

Con el lanzamiento de la sala Coca-Cola Cinemark Palermo, que utiliza la tecnología 3D de Real D -una marca de The Walt Disney Company, se completa la oferta de cine digital del circuito local. Casi en forma simultánea, hizo su presentación el sistema 3D, de Dolby Labs, de la mano de Hoyts, asociada con Telmex, en la sala 11 del complejo ubicado en el shopping Unicenter, de Martínez.

Ambos sistemas, Cinemark con Real D y Hoyts con Dolby 3D , permiten experimentar el resultado de los dos proveedores mundiales con mayor penetración en el creciente mercado del reequipamiento 3D de salas de cine. En este esquema digital, por ahora queda afuera el pionero IMAX, que proyecta películas 3D en celuloide de 70 milímetros.

El estreno elegido por ambas salas fue Hannah Montana & Miley Cyrus 3D en concierto: Lo mejor de dos mundos , que venía de recaudar millones en Estados Unidos. En la primera semana de este mes, sumando los cuatro días de proyección de jueves a domingo, más de 4000 personas, que pagaron entre 26 y 28 pesos cada una, asistieron a las dos salas 3D que se instalaron en Buenos Aires.

El problema fue explicarles a los preadolescentes que los anteojos especiales provistos para ver el film no eran descartables y que tenían que devolverlos.

Cómo funciona

"Los cines del mundo poseen hoy en su inmensa mayoría proyectores de 35 mm, mientras que los digitales son una minoría que comienza a crecer. Además, el hecho de que sea digital no significa que sea en 3D, hay películas digitales en 2D y en 3D -explica Martín Alvarez Morales, director de Cinemark-. La filmación digital en 3D se hace con una cámara doble y las lentes de cada cámara están separadas por la misma distancia que los ojos del espectador. Los anteojos vienen con dos filtros, uno para cada ojo. Pero aunque parezca que funciona como el 3D de los anteojitos de cartón de antes, con esta tecnología si uno gira la cabeza sigue viendo en 3D. Antes eso no se podía hacer", advierte el directivo.

Para usar el sistema Real D, Cinemark tuvo que cambiar la pantalla blanca de la sala por una plateada "para evitar que haya concentraciones en la pantalla de mayor o menor luz". Su sistema se complementa con un proyector digital, el sistema Real D y un servidor cargado con un software especial llamado Doremi ( www.doremicinema.com/aboutus.htm ), que maneja todas las instancias de la proyección. El de Hoyts ha logrado una importante porción de mercado gracias a un tema de costos. En principio, Dolby 3D no requiere una pantalla plateada como la de Cinemark y, por otra parte, vende su sistema al comprador, mientras que la tecnología de Real D se comercializa por un sistema de royalty a porcentaje según la venta de entradas.

Para muchos, Real D y Dolby 3D son una competencia circunstancial, como si fueran un VHS y un Betamax de nuestro tiempo, que compiten por imponer el estándar definitivo del 3D. Sólo que por el momento, y siguiendo con la analogía, nadie sabe cuál es el VHS y cuál el Betamax.

Rafael Bini

Datos

  • Se instalaron dos salas de cine digital en Buenos Aires, una en el Cinemark de Palermo y otra en el Hoyts de Unicenter.

  • Que el cine sea digital no implica necesariamente que se proyecten películas en 3D; también hay cine 2D en estas salas.

  • En el cine 3D propiamente dicho, las cámaras filman usando dos lentes separadas por la misma distancia que los ojos humanos. Cuando las películas son animadas, la profundidad de campo es creada por los diseñadores 3D en sus computadoras.

  • En cuatro días, en la Argentina, unas 4000 personas pagaron entre 26 y 28 pesos para ver Hannah Montana & Miley Cyrus 3D en concierto: Lo mejor de dos mundos

Fuente: La Nación

Por amor a las armas

LOLA ARIAS Y ULISES CONTI

Una trilogía teatral devino en "El amor es un francotirAdor": Un fulminante disco de rock sobre corazones baleados. Txt. Mariano Del Aguila

Voy a entrar en tu casa con un bidón de nafta/ Cuidado, voy a prenderte fuego". Esta advertencia que Lola Arias canta con voz lánguida, casi de niña despechada, es el inicio de El amor es un francotirador, un fulminante disco de canciones de amor & desamor. Las letras le dan voz a una chica de armas tomar: "Esta chica es como un Llanero Solitario femenino, que sale a vengarse del mal, de quienes le hicieron daño. No hay una contrafigura femenina para el gaucho, una que salga a batirse a duelo. Si hubiese una mujer, sería así. Nada de la chinita que lleva el mate. Esta heroína de la pampa aparece en el disco. Y hace sus canciones sobre su caballo", explica.

Arias le puso su voz a las canciones que compuso con Ulises Conti, un músico todo terreno. La inspiración partió de una trilogía teatral, estrenada en 2006, que los ha llevado a varios festivales europeos.

-¿Cómo es que la obra se convierte en un disco?

U: -La obra está pensada a través de la música. Antes de estrenarla, pensamos en el musical. Lola cantaba en vivo, mientras tocaba la banda. Era claro que había una intención músical.

L: -Desde hace cinco años trabajamos juntos en la música de las obras de teatro que yo hice. El amor es un francotirador surge de la canción. Es el leit motiv de la trilogía.

Esa canción flota versionada en las tres obras: en Sueño con revólver, la banda la toca en el final. En la segunda parte, Striptease (que es protagonizada ¡por un bebé!), un actor canta un fragmento. En la tercera (El amor es...) la canta una chica.

-¿Los personajes le dan letra a las canciones?

L: -Hay un matiz literario en el disco. Son los personajes de un universo, de una pampa alucinada. Son más bien ficticios.

Conti y Arias integran La Compañía Postnuclear, un colectivo multidisciplinario que imagina montajes y diversas expresiones, en los escenarios más apocalípticos. Ahí, desarrollan la posibilidad de moverse entre ámbitos, que suelen ser visto como opuestos: teatro y rock. "Noto que hay mucho prejuicio en el mundo musical de Buenos Aires. A mí no me interesa cuidar el género o el sonido. Hago el disco que tengo ganas de hacer. Los Pasantes es opuesto a esto. Y mis otros discos son opuestos entre sí".

-En este caso, las canciones están entre el rock, los instrumentales y las baladas.

U: -El sonido surge a partir de la música que escuchábamos cuando eramos chicos.

L: -¡¿Cómo que cuando éramos jóvenes?!

U: -Bueno, seguimos escuchándolo, pero es más adolescente. Retomé ese sonido, pero no de una manera teatral o incidental. Me entusiasmaba la idea de plantear un set de rock, en teatro, que hubiese un baterista. Prefiero explorar el mundo garagero y noise, antes que hacerlo de manera más establecida.

Fuente: Clarín

jueves, 18 de septiembre de 2008

Se estrenó Eva, el gran musical argentino

Ante una sala colmada y con la presencia de la Presidenta de la Nación Sra. Cristina Fernández de Kichner, el Sr. Gobernador de la Pcia. de Bs. As. Sr. Daniel Scioli ,autoridades nacionales, provinciales y municipales, en el Teatro Argentino de La Plata se realizo la función debut del musical protagonizado por Nacha Guevara, con la Dirección Musical de Alberto Favero y un gran elenco.
Fuente: blogteatroenargentina

"Tengo unas dudas fenomenales"


Entrevista Pepe Soriano
Actor legendario, en sus últimos años fue internado por un cáncer, que pudo superar, y por loco, según su propia definición. Nada de eso parece haberle hecho mella. O tal vez al contrario, y por eso escucharlo vitaliza.

Por Jorge Belaunzarán

La fantasía suele ser que a cierta edad hay cosas que no interesan; o que sólo obsesionan: vicios que se fueron adquiriendo y se hacen manías poco soportables para el resto. Y que las cosas relevantes, esas que sirven para cambiar el mundo, o sea que están relacionadas con la política, son cosas del pasado. Y que otras que aportan al futuro de la humanidad, como la descendencia, corresponden a una edad regida por la biología. Por ejemplo a los 82 años. Ahí es cuando la fantasía corre el riesgo de convertirse en prejuicio, y así impedir el acontecimiento, eso que tan comúnmente se dice "qué loco", más que nada porque no se espera. Pepe Soriano tiene esa edad y es padre de una adolescente, militante gremial por los derechos de interpretación de los artistas, e incansable polemista, no por tener razón, sólo porque le gusta pensar libremente.

"No quiero leer. Porque cuando en Argentina se habla de periodismo independiente, se miente permanentemente. Independientes hay muy poco, contados con los dedos de la mano. Puedo decir: soy independiente; me cago en varios de la televisión: si trabajo en un canal, no soy independiente, ¿por qué? Porque no los puedo putear.

-¿Hubo un época que fue distinta, algún lugar en donde sea diferente?

-Pensá: ¿puede un tipo ser independiente si en una película se la pagan 20 millones de dólares? Si Robert Redford gana 20 millones y la gente gana mil dólares por mes, dos mil dólares por mes, no más, promedio, como si ganara mil pesos acá, es un potentado. Si ese tipo no es un delirante de la vida, a lo mejor, si ama su laburo y todo, pude armar una historia independiente, filmar su propia película con la temática que le interesa. ¿Acá quién puede? Muy poca gente. Sobre todo porque además si es una película en muchos casos, depende del dinero que le da el instituto del cine, lo cuál ya crea una dependencia. Y bueno, hay mayores y menores dependencias, ahora es evidente que un medio como la televisión, tiene editoriales muy claras; y los periódicos también. Siempre rescaté como equilibrio de lectura a La Nación, pero últimamente, está desembozada. Porque si mañana me traen un órgano del partido comunista, yo ya sé lo que voy a leer, pero si me dice "nosotros no estamos con nadie" y resulta que surge de todo que están en un lado, digo no, no me engañen.

-Cuando el mundo estaba dividido en dos, Occidente (no tanto el Tercer Mundo) tenía cierto orgullo de ser una sociedad en la que se podía conocer la verdad. Hoy parece...

-Mirá, decía (José) Saramago que nosotros no vivimos en democracia, vivimos en plutocracia, lo que dirige la acción de nuestros países es el capital, la democracia ni la vemos. La democracia es de los que tienen el dinero, nos guste o no nos guste, nos aliemos o dejemos de aliarnos. Uno de los grandes errores de nuestra pertenencia a esta mundo, es que respecto de la cultura no tenemos un estado que esté seriamente interviniendo. Nunca. Y los gobiernos que representan al poder, porque los gobiernos no son poder, representan al poder, tampoco se han ocupado. El hecho cultural tan llamativo en la Argentina está hecho desde el esfuerzo de los que trabajamos en esto: pintores, músicos, danzarines, actores, autores; un esfuerzo brutal. Por ejemplo, ¿cuántos teatros hay hoy en Buenos Aires?

-Ni idea, pero son un montón.

-Más de 200. ¿Cuántos espectáculos anuales? 400. ¿Cuántos días trabajan? Un día a la semana. Hay 15 o 20 espectáculos teatrales en la calle Corrientes, más los articulados por la cultura oficial, que trabajan de martes o de miércoles a domingo, pero si no, normalmente, todo el mundo trabaja un día a la semana. Esto es grave. No es grave porque trabajan un día a la semana. En primer lugar no pueden subsistir de eso, en segundo no pueden desarrollar bien el oficio, porque el oficio es como el que trabaja la gubia, hay que estar con la gubia todo el día dándole para lograr una calidad; y luego está la paciencia, los límites de cada uno. ¿Y cuáles son los límites de cada uno? Qué sé yo ¿A dónde llega una persona que se dedica al teatro en esas condiciones? ¿Cuánto puede durar? A veces dura un año, a veces cinco, pero toda la vida es muy difícil, porque no tiene apoyo, no recibe algo a cambio de seguir teniendo su opinión, y creo que esto es terrible. A mí me preocupa porque bueno, pertenezco a esta pata fundamental del país, aunque siempre se habla de economía. La lucha, las últimas luchas que estamos escuchando, todas, desde aerolíneas hasta las del campo, con razón y sin razón, no entro a hacer juicio de valor, es por dinero. La pregunta es: ¿y la literatura argentina?, ¿ y el teatro?, ¿y el cine? Dicen: "no, el cine tiene un apoyo". Sí, pero vos fijate, yo ahora soy presidente de SAGAI (Sociedad Argentina de Gestión de Actores e Intérpretes). La ley fue una iniciativa del Dr. Noble, fundador de Clarín, y nunca se puso en vigencia hasta que Néstor Kirchner la firmó: la ley tiene vigencia hace dos años, y pasaron 73 de su sanción.
(Muestra un listado) Intimaciones efectuadas: Village Cinema S.A., Hoyts General Cinema, Cinema Diez, Cinema Ocho Puerto Madero, Cine Show Case, Cine monumental, Atlas cines, Cinema City; y el cine argentino, donde antes veíamos (Ingmar) Bergman, donde veíamos la India (no vemos una película india, la tenés que buscar por no sé dónde); vale decir, no tenemos acceso a una cultura pluralista. Es una cultura cinematográfica dirigida, viene de Estados Unidos y punto, y no se discute y no se pelea. Entonces cuando uno habla de cómo conservar la independencia en el pensamiento es muy difícil porque la editorial manda.

-A usted lo presionaron de distintas manera, y a veces muy mal. ¿Existen trucos, mañas que se aprenden para esquivar o no sufrir tanto esas presiones?

-Primero creo que hay que estar muy convencido y muy pertrechado con los propios pensamientos, las convicciones y saber que todo eso que va a hablar le puede significar pasarlo mal económicamente; sobre todo, que puede no tener trabajo, que lo segreguen. Todo eso a mí me ha pasado, y soy yo hasta mi muerte, cuando ésta sea. Quiero elegir, no que alguien lo haga por mí. Conservar independencia es muy difícil porque todos estamos teñidos por muchos miedos.

-En todos estos años ¿qué ganó y qué perdió la profesión de actor?

-Se fue ganando que las banderas del teatro independiente siguan en pie, por eso hay tanto teatro, y se fue perdiendo la posibilidad de profesionalizar. Para exigirle, porque no se le exige lo mismo a (Juan) Riquelme que a un chico que juega en un potrero: el chico del potrero es un amateur, y a lo mejor juega muy bien, pero no puede jugar en primera. Riquelme tiene que responder a la demanda de lo que la primera le exige. Esto es lo mismo: ser actor exige una demanda. Hace unos meses estuve con Kenneth Branagh, él es un actor shakesperiano: está formado en la Royal Shakespeare, lo formaron para ese repertorio. ¿En Argentina para qué repertorio te forman? Primero, ¿cuántos empresarios hay en este momento en el teatro? Hay nombres; cinco, alguno más. Vas con una obra de diez personajes y te la rebotan, pero no porque no quieren: no pueden; no hay posibilidad económica. Una obra tienen que tener dos, tres, cuatro personajes. Yo estoy haciendo Green son dos personajes, no mucho más.

-Hay una idea muy argentina que dice: "la profesionalización saca frescura".

-No es cierto. Preguntale a Lawrence Olivier si ser quien era le sacó frescura. He conocido actores, trabajé en España, en Francia, trabajé con los mejores actores de esos lugares; frescura no es que vengo y te digo: bsbsbsbs. Eso es para la televisión, porque como no saben la letra, hay que decir cosas en el medio o inventarlas mas o menos. Y eso es un hecho real, no es contra mis compañeros, es la urgencia con la que se trabaja. No es lo mismo revelar ese material de hoy (por las fotos) que si tiene dos días, no es lo mismo. Y bueno, acá es igual: si no hay trabajo, no hay posibilidad de crear, hay que usar ficheros: "gesto 23, cara 21". Tampoco es que diga "si no hay método no hay actor", pero creo que todos los métodos que se usan conducen al rescate de la intución, pero a la intuición también debés sacarla. No por decir "la tengo entonces hago lo que yo quiero". ¿Hacés un Shakespeare porque tenés frescura? Yo eso lo he visto acá, ¿eh? Resulta que les lleva la vida a los ingleses estudiar Shakespeare, y nosotros somos piolas.

-Desde el punto de vista profesional, ¿extraña algo del pasado?

-No, no. Empecé hace 60 años y era poca la gente que quería hacer teatro. Las familias aspiraban a otra cosa. Si uno iba a una casa de familia y alguien decía "tengo una hija que quiere ser actriz", lloraban todos como locos, se agarraban de los pelos: ¡Actriz! ¡Perdida! Éramos pocos, sin ser tan pocos. Y trabajábamos porque nos iba la vida en lo que hacíamos, no por las notas, ¡no había! Antena y Radiolandia, pero se ocupaban más que nada del mundo del cine, no del teatro. Puedo dar cien nombres y asegurar que no te enseñaron a reconocerlos. Es más, casi todos los actores jóvenes, o por lo menos buena cantidad, pone la misma cara que vos. Pero bueno, hoy no hay tiempo de averiguar esas cosas. ¿Sabés cuánto graba un actor en televisión por contraro? Nueve horas más una de maquillaje. Pero normalmente se va a doce. Imaginate doce horas por día. A veces dicen: a este lo vamos a hacer aparecer poco para que descanse algo, duerma, o vea a los hijos, la mujer, esas cosas. Pero el término del convenio son diez horas. ¿Cómo se hace para hacer durante un año diez horas cuando lo típico es que entreguen el libreto a la noche para hacerlo mañana siguiente porque se escribe según el rating del minuto a minuto? ¿Cuál es el resultado de eso? Estoy lleno de preguntas, tengo muy pocas respuestas. Y tengo unas dudas fenomenales.

-¿Para usted el actor tiene una función social?

-Sí. De hecho estoy convencido. Me otorgo tanto valor como le otorgo a mi comunidad. No soy más que mi comunidad, y mi comunidad no es más de lo que soy. Soy un producto de un caldo de un cultivo, no soy un rabito largado al aire, soy producto de un país, de pensamientos, frustraciones, entregas, alegrías enormes, dolores. Me interesa mucho que la gente sepa que ser actor no es solamente ser un farandulero, que el actor siente en muchos casos que tiene otras obligaciones que emanan de él y muchos placeres que devolverle a la sociedad. La prueba está en que cualquier institución benéfica acuden a los actores, y los actores van. Tal vez un referente maravilloso para eso sea León Gieco. Hay que devolver, porque si yo hoy actúo decorosamente bien es porque mi comunidad me lo dio, entonces tengo obligación con mi comunidad. Si tengo este lugar y vivo decorosamente es porque la gente me permitió mantenerlo. Y eso que al Estado nacional no le debo nada de mi formación. Pero no por eso no me tiene que importar que hay gente en la calle pidiendo para comer un sándwich. Y esto tiene que ver con cosas mucho más grandes, trascendentes, de las cuales últimamente se habla mucho: un reparto más equitativo. ¿Que és más equitativo? ¿Que le regalen a la gente un bono de 150 pesos? No, generar trabajo, y crear amor por ese trabajo, cualquiera fuera. Estoy seguro de que cualquiera de ustedes, y de su generación, deben pensar que les tienen que pagar el doble de lo que les pagan. Y seguramente tienen razón no porque crean que son geniales, sino porque tienen que comprarse ropa, comer, tiene derecho a eso; pero resulta que te dicen: "no, usted vale esta guita", y si no le gusta, afuera. ¿Y adónde salís? A la nada, porque es muy difícil hoy enhebrarse en el trabajo, no sólo porque hay mucha competencia sino porque además hay una manera de acrecentar los patrimonios usando la menor cantidad de gente. Tenemos que producir gente capacitada, porque tenemos ya mucha gente que cava pozos muy bien. Pero tiene que haber hijos de esa gente, como he sido yo, que vengo de una corriente inmigratoria de gente muy elemental, que puedan hacer trabajo más capacitado. Así que, digamos, mi aspiración no es hacer un partido político, porque soy actor, mi aspiración es ser un ciudadano que se ocupa de la comunidad en la vive. Si fuera estadista o un real intelectual, que no lo soy, me dedicaría a ver cómo arreglamos todo este entuerto, para que la gente viva un poco mejor. Porque cuando la gente vive un poco mejor está más contenta. Y eso es más saludable. Es más saludable que esta noche si tenés ganas de invitar a unos amigos a comer a un lugar muy lindo puedas hacerlo, a que eso que vayas a pagar te signifique una lágrima. *

Fuente: Asterisco

lunes, 15 de septiembre de 2008

El Niño Perdido publicado en diario El Día

"El niño perdido": gente que busca gente

Por IRENE BIANCHI

"El niño perdido", de Nelson Mallach, por el Grupo "La Tramoya": Rodolfo Balvidares, Ernesto Meza, Nora Oneto, Jorgelina Pérez, Julio Salerno. Música original: Daniel Gismondi. Diseño de luces: Daniel Gismondi, Alicia Durán. Escenografía y vestuario: Cristina Pineda. Diseño gráfico: Jorgelina Ugarte. Dirección: Alicia Durán, Daniel Gismondi. Sábados 21 hs. en Espacio 44, 44 entre 4 y 5.

La Sra. Bell (Nora Oneto) "pierde" a su hijo (Ernesto Meza) en la Plaza Moreno. Mientras el niño corretea, se hamaca y juega a las escondidas, su madre "se distrae" leyendo los nombres de las autoridades grabadas en la Piedra Fundamental. También le llaman la atención los vestidos de organiza de las novias que posan en los jardines del Palacio Municipal o en las escalinatas de la Catedral.

Años más tarde, la Sra. Bell concurre a un programa de televisión, cuyo objetivo es poner en contacto a niños encontrados con sus supuestos padres, corroborar el vínculo y festejar el reencuentro con bombos y platillos.

En este caso en particular, el niño buscado ya es un hombre barbado, y a ninguno de los dos les resultará fácil reconocerse. Tampoco la mujer es la jovencita que era. El tiempo transcurrido les juega en contra. Hay detalles que se les escapan, escenas desdibujadas, zonas grises, contradicciones.

El bizarro conductor (Rodolfo Balvidares), a la sazón una suerte de director de escena, los somete a un despiadado careo; propone una reconstrucción de los hechos, cotejando ambas versiones.

"Un hijo es una función a ejercer", reza el subtítulo de la obra de Mallach, y la Sra. Bell no la ejerció. Menos aún el Sr. Bell (Julio Salerno) ("El padre no busca; la que busca es una madre."), quien se ha desentendido del tema, preocupado como está por los agapantos de su jardín.

En cuanto a la pizpireta secretaria (Jorgelina Pérez), huérfana de toda orfandad (como todos los otros personajes), ansía quedarse con el Premio Mayor, para armar un proyecto propio y liberarse de su despótico jefe.

Si bien el tema de la obra de Mallach es ciertamente sórdido, con ribetes trágicos, la puesta en escena de Alicia Durán y Daniel Gismondi apunta al disloque y despierta carcajadas en la platea, aunque -en el fondo - el espectador sabe que no hay de qué reírse. El uso del espacio es integral, y resultan muy efectivas las escenas en off, que aprovechan la funcionalidad y versatilidad de la sala.

El ritmo es vertiginoso y no da respiro. Las puertas se abren y se cierran todo el tiempo, como en un vodevil. Todo es frenético, desenfrenado, inesperado. Más que encontrarse y acercarse, los personajes se alejan y desencuentran, terminando todos más solos y desesperanzados que en un principio.

Hay claros elementos del teatro del absurdo: diálogos repetitivos, atmósfera onírica, saltos en la secuencia dramática, el humor como herramienta.

La labor actoral es impecable, con interpretaciones ricas en matices, que hacen que los personajes pasen de siniestros a desopilantes en contados segundos.

La iluminación (operada por el propio "conductor"), la musicalización y la proyección de imágenes, son claros aliados de esta impactante puesta.

"El niño perdido": no siempre el que busca, encuentra.

Fuente: El Día

Mañana estrena la obra El hombrecito del azulejo en la sala Armando Discépolo

LA PLATA
La presentación es parte del programa Escuelas al teatro, de Comedia de la Provincia

Lucía Zapata

El escenario de la sala Armando Discépolo (12 entre 62 y 63) recibe mañana a las 19 a El Hombrecito del azulejo. Esta adaptación del cuento de Mujica Láinez estuvo a cargo de Mimí Harvey y Fabio Prado González. El protagonista es Oscar Ferreyra y lo acompañan Fabio Prado González (Dr. Eduardo Wilde), Martín Kasem (Dr. Ignacio Pirovano) y Luis Rende (Madame La Mort).

La directora general de la obra, Mimí Harvey, le explicó a Diagonales que la motivó a llevar adelante la adaptación de esta obra: "el trabajo comenzó buscando material de teatro para chicos porque es difícil encontrar textos, quizás en estos últimos años hay una mayor producción literaria de dramaturgia infantil, pero lo que encontraba no terminaba de satisfacer mi necesidad de contar. Y de golpe, aparecieron los materiales ligados a esos deseos de uno de contar algo, de experiencias personales inclusive, y me pareció que este cuento encerraba muchas de las cosas que yo tenía necesidad de comunicarle a los chicos y a los papás de los chicos, porque no hay que olvidarse que en el teatro infantil los niños están compartiendo y charlando las obras con sus padres".

–¿Qué es eso que buscó transmitirle a los chicos?

–Para público infantil los dibujos animados están llenos de violencia, de muerte y los personajes reviven, como parte de un juego. Nosotros queríamos tomar el tema de la muerte desde otro lugar, inclusive de la familia como núcleo de crianza. Lo que le pasa al protagonista del cuento, a Danielito, es que forma parte de una familia con dinero, con un buen pasar, pero es un nene que está solo; su madre no le da mucha bolilla y a raíz de esto él juega con este amigo imaginario, algo que es muy propio de la edad. Mujica Láinez tiene la maestría de tomar este vínculo de amistad es el que lo que va a salvar de su desafío con la muerte. Lo que a mí me interesaba del cuento original, y es lo que desarrollamos en la adaptación, es este borde donde él está enfermo de algo clínico, concreto, y al ser 1875 muchas cosas no se sabían. El borde llega cuando se agotó la ciencia, cuando los médicos más encumbrados del momento, como son Wilde y Pirovano, no dan con el diagnóstico ni el tratamiento, entonces se da paso a este momento fantástico en la obra donde lo que empieza a jugar es el amor y la amistad, que es lo que salva a Danielito de la muerte.

–¿Considera que la obra puede funcionar como puente para que los chicos también lean el libro?

–Totalmente. Y es como una especie de cadena, porque Mujica Láinez toma este cuento de un cuento original que se llamaba Tini, que lo escribió Wilde, el médico que es, a su vez, protagonista del cuento. Wilde es un hombre ilustre de la generación del ‘80 de Argentina, que fue escritor entre tantas cosas que hizo, y escribió ficción, como este cuento, en base a una experiencia personal de haber tratado el caso de una criatura a la cual él no puede salvar. Y Mujica lo toma y hace esta maravilla, poniéndole muchas otras cosas. Y nosotros tuvimos el desafío de tomarlo e intentar llevarlo al teatro y como yo digo siempre, lo que salió del libro y va al teatro es muy probable que los pueda conducir a los chicos a la lectura.

Para finalizar, Mimí destacó la importancia de estrenar la obra en el Teatro Discépolo, reinaugurado recientemente: "para nosotros es un honor, un privilegio, no sé como definirlo, siempre la reapertura significa mucho para la vida de los teatreros, todavía es un arte que tiene sus pequeños lugares y es muy difícil. Y que la Provincia le de un espacio a la cultura de su gente y a los hacedores es muy importante, porque además del dinero, del ensayo, está toda la gente que estuvo trabajando para que esto suceda y que desea poder contagiar un poco de este gusto por lo que hacemos y lo que contamos".

Fuente: Diagonales

sábado, 13 de septiembre de 2008

El niño perdido en espacio 44, publicado en diario Diagonales


Daniel Gismondi: "La obra y el teatro estan muy vinculadas en tiempo y lugar"

El director teatral celebra un año de funciones al frente del elenco platense

Victoria Giulano

El niño perdido reaparece cada sábado a las 21 en Espacio 44 (44 entre 4 y 5). La obra, escrita y dirigida por Nelson Mallach, cuenta con la dirección y puesta en escena de Alicia Durán y Daniel Gismondi, y cuenta con las actuaciones de Rodolfo Balvidares, Ernesto Meza, Nora Oneto, Jorgelina Perez y Julio Salerno y la escenografía de Cristina Pineda.

El estreno del espectáculo fue paralelo a la creación de la sala donde se desarrolla cada sábado la función. "La obra y el espacio son dos cosas que están muy vinculadas en tiempo y lugar", destacó Gismondi, fundador de este espacio cultural donde, además se presentan las
obras Herencia de familia y La sirena del olvido
de lo profundo.

-¿En qué consta la trama del espectáculo?

-El niño perdido es una obra que está vinculada a
las relaciones entre las personas, padre-hijo, madre-hijo. El espectáculo arranca como si fuera una especie de reality show, donde aparece una madre que perdió a su hijo y se reencuentra con esta persona, desconocida, pero que desea que sea su sucesor. Es una madre que no le hace honora la mayoría de las madres: es bastante tonta, frívola. Y junto al niño, que hace su aparición ya de grande, son personajes que van desplegando un vínculo como una manera de atrapar al otro, de poseer al otro y no por el vínculo mismo. Es muy atractivo ver como va circulando la tensión teatral de un personaje a otro, como actores que aparentemente son inexistentes van teniendo su momento, sus características únicas. Podría ser un reality, pero tampoco es en sí ese tipo de escenario el que se ofrece. Tiene mas que ver con los sueños, podría ser cómica pero también es trágica. Se podría definir como una tragicomedia.
La obra comienza con la presentación del personaje, que es aparentemente el conductor del reality show que unirá a esta madre con su hijo, y la secretaria que parece serun personaje secundario pero va cobrando protagonismo durante el transcurso de la historia. Es una obra muy rica desde lo teatral. El protagonismo, los personajes y las relaciones vinculares van cambiando a medida que transcurre la trama.

-¿Hay una idea de llevar la obra a otros lugares?

-En realidad, con El niño perdido tenemos la idea y la intención de mantener este espacio teatral y cultural que sentimos como propio. Claro que siempre buscamos la posibilidad de presentarla en un festival, o llevarla a pasear por algún lugar. También en Buenos Aires hay un par de salas que estamos viendo para ser si se puede llevar allí, y empezar a mover un poco a este niño por la ciudad. En la ciudad funciona bien, pero la idea es trasportarla a otros sitios.

Fuente: Diario Diagonales

viernes, 12 de septiembre de 2008

Dame el saber, dame el alma

En el Día del Maestro (y la maestra), Las12 invitó a tres autoras de reconocida trayectoria –Laura Yusem, Liliana Bodoc y Ana Alvarado–, quienes en algún momento de sus carreras decidieron dar talleres, coordinar grupos, transmitir lo que saben. ¿Cómo es la relación entre maestras y discípulas cuando la creación está de por medio? Se sumaron a la conversación tres discípulas suyas –Maricel Alvarez, Carolina Ruy y Silvia Aira– para aportar la otra mirada.

Por Laura Rosso

Ellas no decidieron ser maestras, cada una tiene su profesión, y si llegaron a enseñar no fue como respuesta a un llamado temprano de una vocación docente. A su vez, quienes luego se convirtieron en sus alumnas no estaban buscando cualquier maestra. El encuentro entre estas tres reconocidas artistas y sus discípulas tiene algo de mágico y a la vez algo atávico: llega un momento en que para algunas personas resulta necesario transmitir lo que se sabe, hacer escuela, armar grupos de trabajo, ampliar el diálogo hacia aquellos que preguntan y cuestionan. A su vez, cuando una se enfrenta con una obra, puede quedarse mirándola, criticarla, disfrutarla o también tratar de entrar en el mundo de ese autor o autora para “sacar” algo, para aprender por dónde es el camino.

Entre tantos estereotipos con los que carga la mujer, se encuentra esa figura angelical y etérea de la segunda mamá, y también la de la colega envidiosa, hipercompetitiva, egoísta, que nunca ayuda y espera el momento oportuno para dar el zarpazo. Ambas figuras aparecen desmentidas aquí en estas historias de tres mujeres que, teniendo una trayectoria en sus especialidades, decidieron un día transmitir sus conocimientos. Y por el otro lado, aquellas que comenzaron como alumnas y que se han convertido en colaboradoras en algunos casos, colegas siempre, figuras con vuelo propio. ¿En qué consiste la experiencia de enseñar a personas adultas los propios gajes del oficio? ¿Hasta cuánto se puede transmitir sin marcar el camino del o la alumna? Clases particulares y talleres han sido el denominador común donde algo especial sucedió. Laura Yusem, Ana Alvarado, Liliana Bodoc y sus alumnas Maricel Alvarez, Carolina Ruy y Silvia Aira, maestras y discípulas respectivamente, entablaron un compromiso mutuo. Conflictos y frustraciones, la convicción de continuar, más alegrías que tristezas y sentimientos a flor de piel tejieron, como las distintas hebras de una trama, un vínculo que hoy se agradece y se enriquece en el reconocimiento de la propia subjetividad. Para realizar esta nota, las maestras eligieron, por alguna razón particular, a alguna alumna que pasó por sus talleres. Luego, en el transcurso de la conversación, las razones y sinrazones de estos encuentros fueron saliendo a la luz.

La duda como guía

Laura Yusem y Maricel Alvarez, directora y actriz

¿Cuándo decidiste comenzar a enseñar?

L. Y.: –Comenzar a enseñar no fue una decisión mía. En el año ’80, aunque ya hacía diez años que dirigía, era totalmente ignota. Pero ese año tuve un éxito, que fue Boda Blanca, todo un acontecimiento en un momento en que había poco teatro. Me empezaron a pedir, gente que se acercaba al teatro, que diera clases. Entones dejé mi trabajo de periodista. Con esa posibilidad se me armaba algo más integral en relación con mi trabajo de directora, así empecé a dar clases de actuación.

En el año 1991, Maricel Alvarez fue a ver Paso de dos, una obra de Eduardo Pavlovsky dirigida por Laura Yusem. Fascinada con el espectáculo, decidió estudiar con ella. Fue su alumna por casi una década.

¿Cómo fue el descubrimiento de Maricel?

L. Y.: –En esos años, Maricel era la alumna que yo más miraba, porque me interesaba su manera de actuar, su pasión, su intensidad, su decisión. Hicimos algunos trabajos juntas, aparte de las clases. Primero fue mi asistente de dirección en una puesta en la Hebraica, Antes del retiro, de Thomas Bernhard, una experiencia terrible porque fue en el momento de la bomba de la AMIA. Entonces ahí, más que ensayar, lo que hacíamos era resistir. El debut profesional de Maricel fue con la obra Trátala con cariño, de Oscar Viale, que dirigí en 1995. La obra no anduvo muy bien pero nosotros la pasamos bárbaro. Después, cuando yo inauguro Patio de Actores, presenté una versión de Prometeo encadenado que se llamó Prometeo olvidado y allí también participó Maricel como actriz. Después ya tomó su propio camino, del cual yo estoy muy orgullosa.

¿Por qué te enorgullece el camino propio?

L. Y.: –Porque he tenido muchos alumnos muy buenos, pero no todos hicieron su propio camino. Maricel, sí. A mí me enorgullece ver lo que mis alumnos hicieron después, cuando ya nuestro vínculo, de alguna manera, se disipó o terminó con las clases. Eso me da mucho placer.

¿El ojo del maestro no se equivoca?

L. Y.: –No siempre, porque además, una como maestra no sabe muy bien lo que transmite, y el teatro encima es una cosa tan inasible... Como yo digo siempre, cualquiera puede actuar pero no cualquiera es artista. Creo que lo que yo veía en Maricel era esto, era una artista. Y esto es lo que más me importa de mis alumnos, cuando vislumbro que hay un mundo detrás de ejercicios que pueden servir o no servir.

Maricel, ¿qué es para vos lo más característico del “método Yusem”?

M. A.: –Para mí, lo fascinante fue que Laura me ayudó a construir subjetividad. Me apuntaló para que pudiera relacionarme con los materiales y con el oficio, en términos generales, desde una propia mirada. Eso es invaluable. No hubo prepotencia de su parte, esto es, no hubo una imposición de una mirada sino un alentar a que vos construyas tu propia subjetividad. Invaluable. Porque normalmente se insiste en dejar en el otro una huella personal. Es un lugar del que no se vuelve. Es muy difícil después romper.

¿Se puede evitar la tentación de dejar tu sello?

L. Y.: –Eso a mí no me gusta nada, me parece que es lo contrario de la docencia. Cuando yo veo marcadamente el sello de un maestro en alguien que puede tener talento, eso no me gusta.

¿Eso lo aprendiste de alguien?

L. Y.: –Yo de alguna manera sigo los pasos de mi gran maestra que fue Ana Itelman, que tenía esa capacidad. Ella me enseñó a enseñar. Me enseñó muchas cosas, pero también me enseñó a enseñar.

Maricel, si tuvieras que quedarte con lo mejor de aquellas clases, ¿qué rescatarías?

M.A.: –A mí me encantaban los “no sé” de Laura cuando una le preguntaba. “No sé, hay que seguir buscando”, decía. Entonces sus clases nunca eran concluyentes, una no se iba con ninguna certeza y, a la vez, muy estimulada para continuar en la búsqueda. Laura viene de la danza y por eso puede manejar conceptualmente algo muy abstracto, propio de ese lenguaje. No concluye, no cierra. Las clases eran un desafío y eso es algo muy valioso en el período de formación, que una se sienta desafiada por su maestro. Entonces, al exigir, al demandar, al no concluir, al no cerrar, lo que estaba haciendo era provocar en el otro constantemente una reacción, y un deseo de búsqueda, de superación personal. Ante el desafío hay personalidades que se sienten avasalladas y otras se sienten potenciadas.

¿Y vos cómo te sentías?

M. A.: –Recuerdo esos años de taller como de mucho intercambio, de mucha fluidez, pero también de mucho conflicto y mucha trabazón. De ninguna de las dos situaciones salís indemne, siempre salís modificada. En mi caso particular, me interesaba apostar a la formación y no caer en la tentación de cambiar o buscar algo que me fuese más cómodo. El espacio de aprendizaje que genera Laura nunca es cómodo, y bienvenido sea.

¿Coincidís en que ese estilo es lo que seduce a tu alumnado?

L. Y.: –No necesariamente, hay otras personas que con esta modalidad mía se sienten defraudadas. Porque el “no sé” que dice Maricel, que yo lo digo mucho, hay gente a la que no le cierra, porque quieren certezas, y yo no las tengo. Puedo transmitir conceptos de vida, conductas de vida vinculados a la profesión, por supuesto. Creo que es eso lo que sostiene la permanencia en el medio.

¿Hay algo que te sigue sorprendiendo de las clases?

L. Y.: –El intercambio cultural, antropológico, con otras creencias, el hecho de estar siempre muy acompañada. Los alumnos son un poco tu familia. A mí me pasa que yo siempre vengo con un poco de prevención a la clase y después salgo feliz.

¿Qué te provocó que Laura haya pensado en vos para esta nota?

M. A.: –Una alegría inmensa porque en el fondo, durante todos mis años de formación, lo que una anhelaba –como una criatura– era eso básicamente, que ella me adorara, que me quisiera por sobre todas las cosas. Lo digo desde un lugar muy infantil pero que también me constituye como persona. Yo me sentí muy honrada porque creo que es una persona que no hace nada si no es desde el compromiso y la seriedad, entonces, dije, “Bueno, qué honor”.

L. Y.: –Maricel es una de las mejores actrices jóvenes que tenemos, entonces a esta altura es un honor mutuo.

Cadena de transmisión

Liliana Bodoc y Silvia Aira, escritoras

La distancia impidió reunir a maestra y alumna. Liliana Bodoc vive ahora en la zona serrana de San Luis. “A unos treinta kilómetros de la ciudad, en un pueblo muy chiquito. Y muy bello”, escribe en el intercambio vía e-mail que comienza con entusiasmo. “La tarea de educar y enseñar me parece tan importante como esto: ‘Un maestro puede hacer la diferencia en la vida de una persona’.”

Comenzó a enseñar en Mendoza, hace ya unos cinco o seis años.

¿Por qué enseñás?

L. B: –Lo hago, ante todo, porque muchos otros lo hicieron conmigo. No me refiero necesariamente a la acción voluntaria y metódica de enseñar y aprender a través de cursos o talleres. Digo que todos los escritores que leí, a lo largo de mi vida, me enseñaron. Creo que eso de “mi” escritura. “mis” conocimientos, “mi” experiencia es un exceso de individualismo. Y de mala memoria. Todo eso es resultado de una maravillosa cadena de transmisión de saberes y de errores. Si no transmitimos, nos quedamos al margen del proceso básico de la vida.

¿Fue una decisión difícil de tomar?

L. B: –Al principio, cuesta creer que haya alguien que desee que una le enseñe. Y hay una instancia de pudor que superar. ¡Si es que se puede! La cosa es que, frente al interés demostrado por algunas personas que deseaban algo de tutela o de compañía en su trabajo de escritura literaria, decidí intentarlo.

¿Qué pondrías en el balance de tu trabajo de tallerista?

L. B: –Decirte que todas y cada una de las clases fueron momentos luminosos, excelsos y reveladores sería mentirte descaradamente. Decirte que pude acoplarme a las necesidades y las expectativas de todos los alumnos sería volver a mentir. Como siempre, cal y arena. Ratos de enorme alegría y de orgullo cuando ves el crecimiento de quien escribe a tu lado. Ratos de fastidio. ¡Admito que la urgencia por los resultados y la dificultad para aceptar la crítica me pone de mal humor! Todos tenemos una llaga... El que no está dispuesto a que le pongan el dedo, va a tener dificultades para crecer en su aprendizaje.

Silvia Aira conoció a Liliana Bodoc a través de una nota que salió en este mismo suplemento en el momento de la publicación de su novela La saga de los confines y, por esas cosas que tienen que ocurrir, “alguien llega y te afecta de alguna manera que no lo hace otra persona”, recuerda Silvia. Fue para un cumpleaños de su mamá que decidió comprarle ese libro con la secreta intención de leerlo ella después. “Lo leí y me atrapó. Me ha pasado con pocos libros, creo que así no me pasó con ninguno. No era sólo lo ideológico, lo bien que estaba escrito, lo poético, era todo eso y era una conexión muy fuerte con la persona que lo había escrito.” Silvia decidió mandar un mail, sin saber muy bien adónde. “Hice un rastreo por Internet y mandé un mail al aire que le llegó.” Y Liliana respondió. En ese momento no estaba la posibilidad de tomar clases con ella. Luego Silvia fue a escucharla a la Feria del Libro 2005 y le dijo sin titubeos que ella había sido la del mail y que la sentía su maestra. Intercambiaron teléfonos y finalmente se encontraron en un café. “Yo le llevé lo que había escrito y empezamos a trabajar.”

¿Una escritora aprende al tratar de enseñarle a otros?

L. B.: –Enseñar a escribir literatura es un trabajo delicado, donde debe imponerse el respeto hacia el otro, tanto en sus decisiones genéricas como en sus decisiones estéticas y éticas. Tenemos la obligación de pensar más allá de nuestros propios gustos o inclinaciones. Y aceptar aquellas cosas que nos resultan “lejanas” y “antipáticas”. Yo, en función de maestra, tengo que hacer a un lado mis gustos. Y debo leer todos los textos y las propuestas con la objetividad y la grandeza necesarias, sin teñirlo de mis propias falencias. A tu pregunta, puedo responder que, dando clases, aprendí a no desechar por propia minusvalía, a no degradar por soberbia, a no desestimar por ignorancia. En todo caso, a detener a tiempo aquello que no proviene de la rigurosidad necesaria de un maestro, sino de cuestiones más íntimas y oscuras.

¿Cómo se puede enseñar a escribir?

L. B.: –Yo intento brindar lo que considero esencial para un escritor. Asuntos que no siempre tienen que ver con técnicas o con teorías. Asuntos relacionados con lo que implica la decisión de ser un artista. Creo que nadie puede ser un artista si no se apasiona. Nadie puede ser un artista si pretende no perder nada. Hay un momento en que debemos aceptar que no alcanza con dedicarle al arte el tiempo que nos queda, después de hacer todo lo demás. Hay un momento en el que debemos tomar un riesgo. Nadie puede ser artista si ama sólo los resultados. El proceso, las búsquedas, eso es lo que debemos amar con toda el alma.

¿Qué viste en tu alumna, qué te hizo pensar que era una escritora?

L. B.: –Vi nacer su primera novela. La vi crecer, hacerse y deshacerse. Creo que nos hacemos escritores cuando escribimos, y no cuando nos editan. Nos hacemos escritores cuando nos desvelamos, nos dormimos y nos despertamos pensando en nuestra obra. A Silvia le sucede todo eso. Y además, claro, tiene el pulso y el talento.

Silvia, ¿te sentís elegida por Liliana?

S. A.: –Cuando me llamó por teléfono y me contó que me había nombrado para esta nota yo no lo podía creer. Le dije: “¿No será mucho?”. Creo que es mucho. No por el cariño que le tengo y sé que me tiene. Es una gran responsabilidad, claro que sí. Además, decíamos “qué loco que nos haya unido de nuevo Las12”.

¿Por qué la elegiste?

L. B.: –Porque le hace honor a aquella célebre frase de Roberto Arlt: Silvia tiene una sola prepotencia, la del trabajo.

Lugares no tan comunes

Ana Alvarado y Carolina Ruy, titiriteras



“Carolina fue alumna mía hace varios años y ahora trabajamos juntas. Es la persona que yo elegí para que trabajara conmigo en el taller que doy de formación en Teatro de Objetos, es mi asistente y cada vez da más clases. Hoy ocupa el lugar de colega. Tiene su obra propia, Deshilar el tiempo, que es un espectáculo maravilloso, y compartimos proyectos de trabajo. Terminó la Escuela de Títeres en el San Martín, y es además escenógrafa y percusionista, así que viene con un montón de objetos a cuestas, y ahora es una titiritera notable.” Así presenta Ana Alvarado a su alumna Carolina Ruy.

¿Cómo te hiciste maestra?

A. A.: –Empecé muy joven a dar clases, hace casi treinta años; para cuando empecé a dedicarme al teatro ya era docente. Estudié Bellas Artes y fui durante diez años docente de Artes Visuales. Luego conocí a Ariel Bufano, estudié con él, entré al elenco y empecé mi carrera como titiritera. Después de ese tránsito empecé a particularizar esto de los objetos y a especializarme en ese sector con el grupo El Periférico de Objetos que abrió algo particular, y entonces empezamos a enseñar a partir de esa particularidad, como un recorte dentro de todas las opciones que había para los títeres.

¿Qué te ha brindado la experiencia de enseñar?

A. A.: –Yo aprendo enseñando. Aunque parezca un lugar común, no lo es. Es como una manera de aprender que tengo, probar cosas con los alumnos, por ejemplo. Pienso: “Ay, me encantaría hacer tal cosa” y la pruebo en el taller con mis alumnos, y no creo que sea un problema, en general ninguno lo siente así, al contrario, creo que se divierten.

Carolina, ¿cómo llegás a Ana?

C. R.: –Llegué por el Periférico. Me gustaba la estética y busqué alguien que me guíe en relación con eso para poder probar cosas desde lo visual, lo actoral, los objetos, y la encontré a Ana.

“La encontré a Ana”, con estas palabras Carolina transmite lo que su maestra representa. Porque además de encontrar el espacio donde aprender y experimentar, encontrar a Ana fue encontrar una persona-imán que la atraía hacia donde ella quería quedarse, o volver semana a semana.

¿Cómo hacés el paso de alumna a colaboradora?

C. R.: –Bueno, yo estudié con muchas otras personas y eso no me pasó. Con Ana buscaba la excusa para seguir, quería seguirla a donde sea. Yo le propuse ayudarla a reparar los objetos que se usaban en los talleres, siempre buscaba algo para estar ahí y poder continuar. Luego me convocaron como realizadora de objetos, máscaras y títeres para el Periférico y a partir de ahí se generó un vínculo más profesional, desde la realización y luego como escenógrafa en las obras de ella.

¿Es muy difícil separarse del camino que marca la maestra?

C. R.: –Para mí Ana es una constante referencia cuando me pregunto “¿y yo, cómo?”. La escucho y voy diciendo “a ver, ¿qué tomo de todo lo que me dice y para dónde voy yo?”. Es mirar el camino que hizo ella y decir “la acompaño tres pasos, y éste lo doy sola”. Todo el tiempo la consulto.

A. A.: –Rescato esa frase de Carolina: “¿Y yo, cómo?”. Creo que ésa es una gran pregunta. Cómo hago para diferenciarme, para hacer mi obra, instalarla. Obviamente, eso no tiene una respuesta, porque no se sabe, pero sí hay que tener algunas decisiones tomadas porque si no, de verdad, no pasa nunca.

¿Qué es lo más importante entre lo que tratás de transmitir?

A. A.: –Trato de hacer una síntesis entre lo que mi generación tiene de formación académica con cómo estimular la creatividad. Me interesa ver cómo juntar creatividad y técnica: que los alumnos se sientan muy libres de crear sus propios objetos pero con toda una serie de elementos que funcionen, como el sistema de la puesta, la dramaturgia, todo eso que por momentos es bastante angustiante porque da esa sensación de... “¿y ahora qué hago con esto”.

¿Qué fue lo particular que descubriste en Carolina?

A. A.: –Ella tiene una formación múltiple en lo visual, y entonces produce un cruce entre lo teatral que tienen los títeres con algo que parece casi animación. Es un tipo de persona para dedicarse a este tipo de teatro, muy detallista, con un nivel de concentración muy grande, puede sacrificar muchas cosas en servicio de eso otro que está adelante, le da el lugar al títere. Carolina tiene ese destino de hacer títeres para adultos. Yo siempre la jorobo con que “quiero más”, porque creo que es buenísima. Y estoy segura de que hay que hacerlo acá. La obra propia hay que desarrollarla en el territorio emocional e intelectual propio. Y ella va a tener una obra propia, no hay duda de eso.

¿Qué te produjo que Ana te haya elegido?

C. R.: –Escalofríos, un honor.

Fuente: Página 12

jueves, 11 de septiembre de 2008

UN SHOW - Estelares ( Back Azafatas)

Pequeño video de backstage del rodaje del clip "Un show" del grupo platense "ESTELARES" a cargo de Adrian Garcia Bogliano y la productora Paura Flics.
www.pauraflics.blogspot.com
www.fotolog.com/paura_flics1

martes, 9 de septiembre de 2008

Eva, el gran musical argentino

ConNACHA GUEVARA
de Música: ALBERTO FAVERO Libro: NACHA GUEVARA Textos y Letras: PEDRO ORGAMBIDE RODOLFO VALSS ________JUAN CARLOS PUPPO CRISTINA DURAN _________EDUARDO PAGLIERI Martín Andrada Sonia Andrade Florencia Bordolini Matías Cazeaux Maia Contreras Karina D’Arino Antonio de Mayo Stella Maris Faggiano Pedro Frías Alejandro Gallo Gianina Giunta Rosana Laudani Nicolás Martinelli Julia Montiliengo Javier Olguin Belén Pasqualini Micaela Pierani Mendez
Luis Podestá Adrián Scaramella Mariano Taccagni Rodrigo Villani Leandro Zanardi Coreografía _________Diseño de Escenografía_____ Diseño de Luces GUSTAVO WONS________ALBERTO NEGRIN______ ARIEL DEL MASTRO Diseño de Sonido ___Diseño de Vestuario GASTON BRISKI _____ALICIA FLORES __________________ESTELA FLORES
Diseño Grafico ____________Diseño de Videos _________Comunicación y Prensa EDGARDO GIMENEZ_________ MAXI VECCO __________ANITA TOMASELLI Producción Ejecutiva MP PRODUCCIONES MARÍA VIDELA RIVERO MARIANO PAGANI Dirección Musical ALBERTO FAVERO Dirección Artística ARIEL DEL MASTRO Puesta en escena y Dirección NACHA GUEVARA
Producción General WTT S.A.
Sinopsis:

Una historia fiel a la vida de esta mujer extraordinaria, apasionada, contradictoria y valiente, narrada a través de un gran musical.

“Yo siempre haré lo que diga el Pueblo.” Los dos objetos del afecto y la pasión de Eva, así como su conmovedora entrega de cuerpo y alma, fueron Perón y “sus descamisados”. Deseó que su nombre figurara en la historia de la Argentina de una manera muy particular "Hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al Presidente las esperanzas del pueblo, que luego Perón convertía en realidades”. Eva Duarte es uno de los íconos mas importantes de la historia argentina, y en “Eva” la vemos humana, combatiente, soñadora, atrevida, despojada, argentina.

Un espectáculo que cuenta la verdadera historia de EVA PERON desde su llegada a Buenos Aires en enero de 1934 hasta su arrollador ascenso al poder y su temprana muerte a los 33 años.

Con una nueva puesta en escena, con textos y letras de Pedro Orgambide, libro de Nacha Guevara y música de Alberto Favero, “Eva” regresa a Buenos Aires luego de su memorable estreno en 1986. Veintidós años después se vuelve a hacer historia en Argentina.

El Musical que honra la vida de la mujer más importante de la historia americana del siglo XX.
TEATRO ARGENTINO - LA PLATA - BS.AS.
MIÉRCOLES 17 DE SEPTIEMBRE - 20:30

Entradas:
desde $ 20.-
Funciones:
de miércoles a domingo - 21 hs.
Venta de Entradas:
Ticketek - 5237 7200
en La Plata 0221-447 7200
www.ticketek.com.ar

El debut en Capital Federal será el 21 de octubre en el Teatro Lola Membrives.

PRENSA: ANITA TOMASELLI

Fuente: teatroenargentina