viernes, 30 de diciembre de 2005

Teatro 2005: de lo visto, lo mejor

Por IRENE BIANCHI

Salta a la vista: el teatro "made in La Plata", goza de muy buena salud. Y lo que resulta auspicioso es el hecho de que el público platense se le anima cada vez más a las salas del circuito "off", y consume propuestas novedosas de esmerada producción, notable originalidad y excelente calidad.

Tres espectáculos unipersonales: "Zoomorfica" (Sala 420): verdadero "tour de force" del actor Eduardo Santamaría quien, entre otras cosas, carga sobre sus espaldas de "hombre - mono", todos los personajes de "Romeo y Julieta", y sale airoso de semejante desafío. "Jota 9 Hundido"(El Núcleo): Gustavo Vallejos, el "deveniriano", dirigido por Marcelo Marán, divierte y conmueve al espectador con su agridulce reflexión sobre la condición humana. "Personalmente Einstein": al cumplirse 50 años de la muerte del genial físico y 80 de su visita al Museo de Ciencias Naturales de nuestra ciudad, el entrerriano Juan Tríbulo, casi un clon de Einstein, evocó su figura en una suerte de clase magistral, en el hermoso Salón de Actos del Colegio Nacional, como parte de los festejos del "Año Internacional de la Física".

Tres producciones de "La Gotera" (Centro Cultural Viejo Almacén El Obrero), que cumple nada menos que 20 años de sostenida, esmerada y coherente labor. "New York": comedia negra de Daniel Dalmaroni, dirigida por Diego Aroza; metáfora de una sociedad enferma de hipocresía, donde la mentira y la traición son moneda corriente. "Lo que trae la lluvia": en esta pieza escrita y dirigida por Diego de Miguel, los personajes esperan, no a Godot, sino a la Gélida Dama, para heredar a un tío ricachón, que agoniza pero no parte. "La Resiliencia": a nuestro juicio, la joyita de la temporada. Escrita y dirigida por Febe Chaves, y magistralmente interpretada por Siro Colli y Luciano Guglielmino, la obra gira en torno al vínculo entre dos hermanos, uno de los cuales padece una discapacidad física que va acompañada de una maravillosa y salvadora ingenuidad.

Otro espacio singular, con sello propio: La Fabriquera. Ahí tuvimos ocasión de ver: "Fisura, una cosa así": Lorena Spotti y Walter Cingolani pintan una galería de hombres y mujeres que han perdido sus empleos, y con ellos, su lugar y rol en la sociedad. Descastados, deteriorados, errantes, estos seres son un despojo de lo que fueron, y deambulan sin rumbo y sin futuro. "Sodería Espósito": un microcosmos de "machos", con códigos mafiosos a la hora de hacerse valer. Impecable labor de equipo en esta comedia negra dirigida por Hernán Tomeo, José Pollo Canevaro y Lucas Finocci.

En el legendario "Teatro La Lechuza", un hijo pródigo volvió a trabajar con su maestro. Alejo García Pintos y Juan Carlos De Barry divirtieron y se divirtieron con los textos del negro Fontanarrosa en "Te digo más". Un gustazo.

Si de comedia hablamos, los "Ridiculum Vitae" también hicieron de las suyas en "Música Compuesta en Escena", ocurrente "humorismo musicado", con la frescura, ingenuidad, picardía y desenfado que caracterizan al grupo.

Otras que hacen reir a mandíbula batiente son las "Hermanitas Antaño", Diva e Ivonne, dos tangueras octogenarias, que acaban de grabar su long-play "Grandes Exitos", acompañadas por la joven Beba Bidet y presentadas por Titín Montefiore. Desopilante sketch escrito y dirigido por Luciano Guglielmino.

El Grupo Teatral Stacatto, dirigido por Cynthia Pierce, presentó "Todostusmiedos", (Pje. Dardo Rocha - El Núcleo), tragicómica pieza de Karen Pierce que aglutina a cuatro mujeres muy particulares, en la sala de espera de un consultorio, justo la tarde en que al médico no se le ocurre mejor idea que suicidarse "in situ".

En su flamante espacio "Teatro Estudio de las Artes", Gastón Marioni, presentó "La vida del Rey Eduardo II de Inglaterra", adaptación de un material dramático de Christopher Marlowe y Bertold Brecht, en una puesta "risqué", cargada de erotismo y violencia.

Mercedes Montagnaro dio vida a sus "Muñecas" en la Sala 420. Tres excelentes composiciones a cargo de Carolina Giralda, Paula Guzzo y Julia Ledesma. Este espectáculo fue invitado a participar de distintos festivales que tuvieron lugar en Buenos Aires y Mar del Plata.

Roberto Conte, al frente del Grupo de Teatro del Colegio de Abogados, reeditó el clásico de Gregorio de Laferrere "Las de Barranco", certera pintura de la crisis económica y moral que impera entre nosotros, ya desde los albores del Siglo XX.

Dos musicales para chicos: "Turandot, un cuento chino", basada en la ópera de Puccini, con libro, coreografías y dirección de Marioni, y "Romeo y Julieta", con música de Sergio Perotti , coreografías de Mariana Provenzano, y dirección de Julián Arenas.

El Grupo Stupendo, por su parte, brindó una historia con moraleja: "La estrategia del Quirquincho", aleccionadora versión de la tradicional fábula, en ingeniosa y colorida puesta en escena.

Lo dicho: una temporada rica en propuestas para todos los gustos, bolsillos y edades.

Fuente: El Día

sábado, 10 de diciembre de 2005

Village Cines

Village Cinemas S.A. es una sociedad argentina cuyos accionistas son Southern Screens Entertainment II (78% del paquete accionario) y Blue Ridge Investments, compañía inversora institucional de capitales estadounidenses, que posee el restante 22% de las acciones

El principal socio de Southern Screens Entertainment II desde su constitución en 1996 es el Señor Summerfield K. Johnston Jr.. El Sr. Johnston fue Chairman del Directorio y CEO de Coca Cola Enterprises Inc. hasta su retiro en el año 2002, permaneciendo en Coca Cola Enterprises Inc. como Chairman del Comité Ejecutivo hasta 2004. Asimismo fue miembro del Directorio del SunTrust Bank Inc. y director del SunTrust Bank of Chattanooga N.A., hasta el 2004. El Sr. Johnston es nieto del Sr. James F. Johnston, primer embotellador franquiciado por Coca Cola en el mundo.

Village Cinemas S.A. es una empresa que se dedica a proveer experiencias de entretenimiento, expandiendo el tradicional negocio de la exhibición de películas cinematográficas para conjugarlo con atractivos y novedosos desarrollos inmobiliarios. Específicamente creamos puntos de destino, es decir, lugares donde nuestros clientes encuentren un atractivo entorno para disfrutar de una salida placentera.

Village Cines introduce un concepto diferente en la industria cinematográfica argentina siendo el primer exhibidor en inaugurar un complejo multipantallas en el país. En diciembre de 1996 abre en Mendoza el primer “multiplex” de Argentina. Ubicado en el Mendoza Plaza Shopping, con una capacidad de 2.000 butacas, las 10 salas de moderno y atractivo diseño, con tecnología de punta, en su primer año de operación triplicó el tamaño del mercado mendocino.

Menos de un año después, Village Cines desembarca en Pilar con un complejo de 8 salas – 2,157 butacas, desarrollando al mismo tiempo un atractivo Centro Comercial integrado por reconocidos retailers del país y estacionamiento con capacidad para 1.267 autos, convirtiéndose en uno de los emprendimientos más importante de la zona Norte de la Pcia. de Buenos Aires.

En 1998, Village Cines inauguró dos complejos más: Village Avellaneda (10 pantallas con butacas del tipo “Love Seat”) ubicado en el Parque Comercial Avellaneda y Village Rosario donde sus 13 salas y 3,454 butacas, se complementan con locales comerciales, restaurants, bowling y un área de juegos de 1,415 m2.

Durante 1999 Village Cines continuó expandiéndose inaugurando en marzo Village Neuquén. Este complejo de 6 salas y 1,270 butacas convocó masivamente al público de la zona.

En Julio de ese mismo año se inaugura Village Recoleta. El complejo de 46,000 m2, tiene 16 salas con una capacidad total de 3,436 butacas, 420 cocheras, restaurants, locales comerciales, y área de juegos. Village Recoleta se convirtió en el complejo más exitoso del país, superando las dos millones de entradas vendidas por año y recibiendo a más de 9 millones de personas en sus instalaciones.

A principios de Diciembre de 2005 Village Cines suma el séptimo complejo a su cadena: Village Caballito siendo la mayor atracción de entretenimiento del corazón de la Ciudad de Buenos Aires. El edificio de 16,398 m2 ubicado en Av. Rivadavia y Acoyte cuenta con 9 salas de cine, 1800 butacas reclinables de diseño ergonómico, con sistema “Love Seat” (apoyabrazos movibles) y dispuestas con el concepto “Full Stadium”. Todas las salas tienen el sistema “Wide Screen” (pantallas de pared a pared). Completando la oferta de entretenimiento, Village Caballito cuenta con variadas opciones gastronómicas, librería, disquería y locales de moda. En los pisos subterráneos se ubica el Estacionamiento, cuyo acceso da a la calle Hidalgo.

Tanto Village Recoleta como Village Caballito cuentan con sistema sonoro especial para disminuídos auditivos (Hearing Impaired System).

Las salas de todos los complejos Village Cines están equipadas con tecnología de última generación en sonido e imagen. La ubicación “Full Stadium” de las butacas garantiza la visión total de la pantalla desde cualquier ubicación. Asimismo, Village Cines posee butacas numeradas y cuenta con el servicio de Reserva telefónica

En lo referido a Seguridad, los Complejos se encuentran monitoreados por circuitos cerrados de TV, protegidos con materiales ignífugos, sistemas automatizados de alarma contra incendios, sprinklers, detectores de humo e iluminación de emergencia, entre otros.

En Village Cines desarrollamos puntos de destino donde se une la más alta calidad de exhibición de películas con una variada y atractiva oferta comercial que asegura disfrutar de la mejor experiencia de entretenimiento

Fuente: villagecines

viernes, 9 de diciembre de 2005

La resiliencia: capacidades diferentes

Por IRENE BIANCHI

"La Resiliencia", de Febe Chaves, a cargo del Grupo La Gotera. Elenco: Siro Colli y Luciano Guglielmino. Luces y Escenografía: Claudio Cogo. Música: Daniel Reinoso. Asistente de Dirección: Virginia Palavecino. Dirección: Febe Chaves. Centro Cultural "Viejo Almacén El Obrero", 13 y 71. Sábados 23 hs.

"Ernesto" (Siro Colli) es el hermano mayor de "Lázaro" (Luciano Gulielmino). Este último padece un trastorno neurológico congénito que se manifiesta en una progresiva atrofia muscular. Sus movimientos son espasmódicos e incontrolables. Tiene dificultad para hablar; se expresa como un niño y no como el adulto que cronológicamente es. Sufre de incontinencia y apenas camina, por lo que está confinado a una silla de ruedas.

Los hermanos deben cumplir con un doloroso aunque necesario trámite: reconocer el cadáver de alguien que -por acción u omisión- jugó un rol muy importante en la vida de ambos. Matan la angustiante espera recordando hechos de la infancia, compartiendo vivencias, sincerándose ante el otro y ante sí mismos, acercándose tal vez como nunca antes.

Ernesto se muestra como un tipo estructurado, amargado, triste, resentido, quejoso, incapaz de entregarse en cuerpo y alma a una relación amorosa, envejecido antes de tiempo. Lázaro - "la distracción de Dios" o "el que tiene nombre de resurrección"- a pesar de (o tal vez precisamente debido a) sus enormes dificultades físicas, tiene sentido del humor, sabe reclamar y dar afecto, es cariñoso, juguetón, pícaro, extrovertido, jamás se queja de sus limitaciones, un ser luminoso y transparente.

Ernesto hace de padre, madre y hermano de Lázaro. Le acomoda el pelo, le seca la traspiración, le hace masajitos en la panza, le estira los agarrotados dedos, lo cuida como a un bebé. Asimismo, demuestra sentimientos encontrados hacia ese hermano "minusválido" que acaparó la atención de su madre, asumiendo desde su nacimiento el protagonismo absoluto, relegándolo a un oscuro segundo plano.

El diálogo que mantienen, en ese ámbito tan frío, siniestro y tenebroso, revela un vínculo entrañable, una conexión indestructible, kármica; un amor incondicional que les permite sobrellevar la orfandad y la adversidad. Se complementan, se compensan, se armonizan, se equilibran. La frescura y espontaneidad del hermano "discapacitado" y sus ocurrencias, logran dibujar una que otra sonrisa en el ensombrecido rostro de Ernesto.

Los dos trabajos actorales son lisa y llanamente impecables. El contraste entre ambos es un acierto de la marcación. La composición del Lázaro de Guglielmino es de tal verosimilitud que causa estupor. No se le escapa ni un solo detalle. Imposible quitarle los ojos de encima. Y más allá del alarde en su manejo corporal, el actor logra transmitir el mundo interno del personaje, sus miedos, sus emociones, sus sueños, su insondable ternura.

A su lado, el Ernesto de Siro, tan serio y reconcentrado, resulta -en el fondo- más vulnerable y pequeñito que su hermano menor. Sutil, rico en matices, contenido, medido, su trabajo es el perfecto contrapunto que reclama la historia.

La resiliencia, leemos, es la capacidad de una persona o de un grupo para seguir proyectándose hacia el futuro, a pesar de acontecimientos desestabilizadores. Un ajuste saludable a la adversidad. El poder asimilar una situación traumática y seguir desenvolviéndose, en un nivel incluso superior, como si el trauma vivido hubiera desarrollado recursos latentes e insospechados.

La pieza de Febe Chaves, tan aplicable a la capacidad que hemos tenido que desarrollar los habitantes de este vapuleado país, promueve una estimulante reflexión sobre los parámetros de la "normalidad", y justifica sobradamente el merecido aplauso cerrado y de pie del conmovido público.

Fuente: El Día

jueves, 1 de diciembre de 2005

ENTRE EL MIERCOLES Y EL DOMINGO PROXIMOS SE HARA LA FIESTA PORTEÑA DEL TEATRO La Ciudad tendrá una semana a puro teatro

Habrá obras de buena repercusión en la crítica, con entradas a 6 pesos

Buen teatro a buen precio. Esa es la propuesta de la Fiesta del Teatro de la Ciudad, organizada por la representación Capital del Instituto Nacional del Teatro, que se hará del miércoles al domingo próximos.

Del festival, organizado desde hace más de dos décadas por el Instituto del Teatro, participaron más de 170 elencos. Un jurado seleccionó 15 obras, que son las que se representarán esos días con entradas a precios populares (6 pesos, la general, y 4 para jubilados y estudiantes). Y de éstas se elegirán cuatro que representarán a la escena porteña en la Fiesta Nacional de Teatro, que se hará en marzo en Buenos Aires.

Entre las obras hay varias que tuvieron buena repercusión de la crítica, como Ella (con Patricio Contreras y Luis Machín) o Doble Concierto (de y con Norman Briski). Se darán en salas del circuito independiente, y las entradas se venderán en los mismos lugares de exhibición, desde una hora antes de la función. Este es el cronograma, con las direcciones de las salas:

Miércoles 7:

Harina: 19, Teatro Del Abasto (Humahuaca 3549).

Alcestes: 20.30, Beckett Teatro (Guardia Vieja 3556).

La sierva: 22.30, Espacio Callejón (Humahuaca 3759).

Jueves 8:

Y el tonto se fue: 19, Absurdo Palermo (Ravignani 1557).

Ella: 21, Teatro Anfitrión (Venezuela 3340).

Viernes 9:

Febo asoma: 19.30, Beckett Teatro (Guardia Vieja 3556).

La omisión de la familia Coleman: 21, Timbre 4 (Boedo 640).

Doble Concierto: 23, Teatro Calibán (México 1428, PB 5).

Sábado 10:

Decidí Canción: 15, Club Mantis (Pringles 753).

Opereta Prima: 17, C.C. de la Cooperación (Corrientes 1543)

El tapadito: 21, Teatro Del Pueblo (Roque Sáenz Peña 943).

Omisión: 23, Teatro La Tertulia (Gallo 826).

Domingo 11:

Acercamientos personales: 17, Teatro El Kafka (Lambaré 866).

No me dejes así: 19, Teatro El Piccolino (Fitz Roy 2056).

Fotos de infancias: 21, Teatro Anfitrión (Venezuela 3340).

Fuente: Clarín

viernes, 25 de noviembre de 2005

Tres días de movida cultural en Meridiano V

Durante tres días, a partir de hoy, en el barrio Meridiano V, se realizará una movida cultural motorizada por el grupo la Grieta, y de la que participarán vecinos, instituciones y centros culturales de la zona.

Se llevarán a cabo talleres de ciencia, papel artesanal, fotografía, literatura, artes plásticas, juguetes, entre otros, en el Galpón de Encomiendas y Equipajes, 18 y 71, como así también proyección de animaciones y cortos, obras de teatro, de danza contemporánea y muestras de arte.

Entre las actividades que habrá durante los tres días se destaca la Gran Marcha de la Muestra Ambulante y que consistirá, desde las 17 y hasta las 21, en una gran muestra de arte que incluirá garages, bares, negocios y centros culturales que se podrán recorrer siguiendo un mapa. En el Playón de la Estación Provincial, 17 y 71, mañana a las 17.30 se podrá ver Pintura Corporal, y a las 19.30 una cesión fotográfica de los cuerpos pintados en el playón.

Los talleres previstos para hoy en el Galpón de Encomiendas, son: de Ciencia a las 10.30; de papel artesanal a las 13.30, de fotografía a las 16, de literatura a las 18, y a las 20 proyección de animaciones y cortos. A las 21, se presentará la obra del grupo de Teatro Rulomans. En tanto en el Viejo Almacén el Obrero, 13 y 71, se podrá ver a las 21, "Internoctámbula" y a las 23 "Tri-ciclos de conferencias".

Mañana en el Galpón a las 10, taller de fabricación de Juguetes, a las 15.30, se presentará el grupo Corte Garrafa de música brasilera, a las 19, cumbre de Trovadores Ambulantes, a las 20.30, proyección de cortos y animaciones; a las 22, "Ostershhhhhh" performance teatral de Edgar de Santo, y a las 22.30, "El harakiri musical", monólogo experimental de Guillermo Donato, para cerrar a las 0.30 con la Fiesta de la muestra ambulante donde bailarán Laura Valencia y Pablo Lugones.

El domingo durante todo el día se realizará el mural "Sien volando", intervenciones en la 71 de 18 a 19. A las 16, en el Playón de Estación Provincial se presentarán los grupos comunitarios "Los okupas del andén" con su obra "Historias anchas en trocha angosta", a las 17, "Los Dardos de Rocha" con "De diagonales, tilos y memoria, ahí va nuestra historia", a las 20.30, en el Galpón, danza contemporánea a cargo de Nidia Martínez y Manuela Montalto y a las 21, será el cierre con el grupo La Manzana Cromática Protoplasmática de Haedo.

Fuente: El Día

sábado, 19 de noviembre de 2005

TEATRO EN LA PLATA: Sodería Espósito

Por Irene Bianchi

Clima de velorio: un repentino síncope se lleva a Don Espósito, fundador y alma mater de una tradicional sodería. Consejo de familia: hijos y sobrinos se reúnen para definir el control, destino y "modus operandi" de la empresa. Se reasignan roles y puestos de trabajo. Hay deudas que pagar y es imperioso mejorar la calidad del producto y su distribución. La competencia - los Millán - les pisa los talones. Existe una guerra declarada entre ambas, con un inconfundible sello mafioso. El diablo mete la cola: el juego clandestino enturbia el negocio. Todo vale a la hora de ganarle un nuevo barrio al enemigo. Pero a veces los muchachos se ceban y se les va la mano. La respuesta no se hace esperar. Corren ríos de soda y sangre. Esta atrapante comedia negra de Hernán Tomeo, dirigida por el autor junto a Lucas Finocci y José Pollo Canevaro, con la asistencia de Elián Gallese, tiene una puesta y un ritmo cinematográficos, una ajustada reconstrucción de época, y una alternancia de climas que van del humor al horror en un sifonazo. Completan el homogéneo elenco: Federico Aimetta, Gustavo Senese, Gustavo Parola y Diego Cremonesi. Impecable el vestuario de Manuel Mendiburu Elicabe. Domingos 20.30 en La Fabriquera, calle 2 entre 41 y 42.

Fuente: Diario El Día

viernes, 4 de noviembre de 2005

"Cercano Oriente (La Caja)": La caja que nos mira, nos junta, nos cría


Lix rlix@fibertel.com.ar

Autoría: Alejandro Catalán, Omar Fantini, Luis Machín Dirección: Omar Fantini Elenco: Alejandro Catalán, Luis Machín Asistencia general: María de los Angeles Salvador Prensa: Simkin y Franco. Este espectáculo formó parte del evento: III Festival Internacional de Buenos Aires Este espectáculo formó parte del evento: Festival de Teatro Rafaela 2005. El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, Teléfono: 4862-0655. Web: http://www.elcamarindelasmusas.com.ar Entrada: $12,00 / $6,00 - Sábados - 23:30 hs Finalizó funciones en 2005

Primero una gran caja de cartón en medio de un escenario negro. La miramos durante un largo tiempo esperando ver los cuerpos a los que pertenecen las voces que escuchamos salir de ella. Por fin vemos a dos hombres salir (Luis Machín y Alejandro Catalán): ellos conviven en esta caja y están obsesionados por el mal funcionamiento de un artefacto de uso cotidiano, disfunción que modificará por completo sus relaciones.

Uno de ellos intenta repetidas veces encontrar una señal que no aparece, cuando lo hace se sostiene pocos segundos, mientras el otro se regocija y mira. Lo sorprendente es que, a pesar de que ambos quieren ver, el que mira siempre es el mismo. Lentamente la obsesión de ambos incrementa a tal magnitud que se torna la nuestra. Queremos que vean algo, queremos ver qué es lo que quieren ver. Nos vamos inclinando en los asientos para acercarnos a la caja, pensando que así descubriremos lo que oculta, pero, como ellos, fracasamos. Repentinamente, un cortocircuito y uno de los dos personajes desaparece en la oscuridad, en el vacío. Sólo se escucha su voz, ya no se controla a sí mismo, repite lo que ve, nos relata. Y, mientras él no logra salir de aquella oscuridad en la que está inmerso a pesar de los repetidos intentos, su compañero sufre su soledad e intenta ayudarlo.

Catalán y Machín realizan un excelente despliegue de recursos actorales, con una fuerte línea en la búsqueda de unión entre lo corporal y lo narrativo, dejando entrever la formación que ambos tuvieron en el Sportivo teatral de la mano de Ricardo Bartís. Ambos llevan al extremo sus potencialidades, sus herramientas actorales, manifestando sus contrastes y construyendo personajes disímiles y complementarios. Constantemente buscan cambios de ritmos en los cuerpos y sus relaciones, juegan con los pocos objetos que tienen escena como recurso de búsqueda de elementos heterogéneos para una historia que claramente no es lo central en la puesta.

De esta forma generan vínculos diferentes con el público. Machin, con un lenguaje actoral cruel y violento penetra abruptamente tanto en su compañero como en el espectador, y nos sumerge en su desesperación cuando relata las situaciones que ve dentro de esta otra dimensión en la que cae. Por su parte, Catalán construye un personaje con un alto grado de inocencia y de entrega, permitiéndonos acceder a él con mayor facilidad. Estas claras diferencias no los hacen dicotómicos, ya que se necesitan constantemente, se retroalimentan, no son polos de un mismo segmento sino que están vinculados en todos los aspectos. Ambos están en un alto grado de desesperación y en soledad; son inseparables: en el momento en que uno deje de existir el otro también lo hará.

Catalán y Machín recrean una actividad característica de nuestra vida cotidiana: somos prisioneros de una “caja boba” que nos absorbe y en la que nos perdemos. Durante la mitad de la puesta no pude dejar de pensar en la relación que establecemos con la televisión, de la que somos prácticamente esclavos, en tanto continuamente busca definirnos y sin la cual muchos de nosotros nos sentimos “solos”. Parecería que Cercano Oriente es una clara parodia a esto que nos pasa; todos somos chupados por esa caja, aunque nos resistamos.

Cercano oriente (la caja).- Mañana a las 20 y 22, en La Fabriquera, 2 Nº 477, dramaturgia y dirección de Omar Fantini. Entradas $8 y $5.(18 junio 2004)

Fuente:imaginacionatrapada

martes, 1 de noviembre de 2005

“Tiendo a transmitir ilusión”

“Las obras de Liscano tienen una atmósfera de libertad sin límites”, dice Javier.
TEATRO › FRANCISCO JAVIER Y LAS CLAVES DETRAS DE “CUESTION DE ESTILO”

El director elaboró su obra sobre cinco escritos breves del dramaturgo, ensayista y novelista uruguayo Carlos Liscano, militante tupamaro, preso político de la dictadura de su país.

Por Hilda Cabrera

¿Cómo hallar la forma de integrar cinco piezas breves que enlazan humor y densidad dramática cuidando que cada intérprete pueda elaborar un trabajo interesante? Este fue el primer interrogante del director Francisco Javier cuando decidió llevar a escena cinco textos del dramaturgo, novelista y ensayista uruguayo Carlos Liscano bajo el título de Cuestión de estilo.


La estructura creció sugerida por el ámbito en el que se encuentran los personajes de uno de estos escritos: “Un lugar abandonado para charlar y pasar el tiempo”, como apunta el director y dramaturgista de este nuevo espectáculo que se presenta en el Actor’s Studio, de Corrientes 3565, los viernes a las 21 y sábados a las 19.

En el imaginario de Javier, esas personas se reúnen para “hacer teatro”. “Esta idea centralizó todo, y Liscano estuvo de acuerdo”, aclara este conocedor de la ópera y la música clásica, con formación teatral en la Sorbonne de París; profesor en el Instituto de Artes del Espectáculo de la Facultad de Filosofía de la UBA y puestista de infinidad de obras, entre las últimas Dibujo sobre un vidrio empañado, Informe del Dr. Krupp y Sangre huesos piel y alma (presentada en uno de los ciclos de Teatro por la Identidad), todas piezas de Pedro Sedlinsky; Novecento, monólogo del dramaturgo, ensayista y novelista italiano Alessandro Baricco –el mismo de Seda, Océano mar y de un extraordinario libro sobre música titulado El alma de Hegel y las vacas de Wisconsin–, y semimontados de autores contemporáneos franceses, como Philippe Minyana (André, Volcán y La casa de los muertos).

Su fascinación por el teatro de Liscano nació de un intercambio de traducciones al francés con la investigadora teatral Françoise Thanas, quien trasladó a ese idioma numerosos textos del autor montevideano que sufrió prisión por su militancia en Tupamaros. Liscano padeció ocho años de cárcel de los doce que duró el gobierno militar uruguayo instaurado tras el golpe de Estado de 1973. Emigró luego a Suecia y actualmente vive en Uruguay, donde colabora en el Semanario Brecha. Sus trabajos fueron publicados en varios países, incluido Suecia.


Recientemente se editó en Francia una compilación de obras (traducidas por Thanas), su novela El camino de Itaca y El informante y otras historias (relatos). Autor de Ejercicio de impunidad. Sanguine-tti y Batlle contra Gelman (editado por Del Caballo Perdido), participó del último Festival Internacional de Teatro y Exposición por la Memoria (Montevideo) en un coloquio sobre “El dramaturgo, el actor y la escena” que compartió con Eduardo Pavlovsky y Carole Nadeau (de Canadá). Según una declaración suya, se conectó con la disciplina teatral durante su exilio en Suecia, donde en 1992 fue contratado como traductor por el Teatro Real de Estocolmo para acompañar a la Expo de Sevilla un montaje de Peer Gynt, de Henrik Ibsen, realizado por Ingmar Bergman.

Reinventar escénicamente algunos de los monólogos y diálogos de Liscano es ahora la propuesta de Javier y el Grupo 8, intérpretes de la premiada La indigna señora B (sobre el relato La vieja dama indigna, de Bertolt Brecht). Integran este equipo Alicia Bellán, Brigitte Cordovero, Livia Fernán, Teresa Gómez, Titina Makantassis, Gabriel Rossi, Esther Shaper y Carlos Silva. Cuestión de estilo incluye No sé para qué estamos aquí, La subvención, La irreverencia, Cambio de estilo y El guardián, esta última referida a un mendigo que cuenta su disputa con un guardián que no lo deja pedir en el lugar que él quiere: “Un monólogo que abrí para que lo compusieran dos actores”, aclara Javier.

–¿Qué lo sedujo de estas obras breves de Liscano?

–La calidad narrativa. Me ocurrió algo semejante con Novecento, de Baricco. Me pregunté por qué no contar un cuento (o varios) en escena, siendo el cuento una de las expresiones más cercanas al ser humano. Es el primer contacto del niño con el mundo de la ficción y con ese raro estadio de la imaginación que le hace creer firmemente en lo que se le estácontando. Estas obras poseen también humor, y eso me atrae. Soy de los que viven el humor como algo propio. Una característica que, creo, tiñe mis espectáculos. Alguien me dijo que este nuevo trabajo tiene alguna ligazón con ¡Qué porquería es el glóbulo!, una puesta que hice tiempo atrás con el grupo Los Volatineros. Aquélla era también una obra de un autor uruguayo, el maestro José María Firpo.

–¿Ese sería el humor con contenido o el humor con doble filo?

–Sí, y es que las obras de Liscano lo permiten. Tiendo a transmitir aquello que fomenta ilusión, optimismo y favorezca un desarrollo positivo. Con el Grupo 8 mantenemos la crítica de costumbres y del sistema social incluso, pero sin abandonar el humor. La primera pieza, por ejemplo, plantea el tema del racismo. El espectador ve a una actriz de raza blanca y a un actor de raza negra que, supuestamente, hablarán sobre los negros. Confieso que estos “juegos” sobre los absurdos de la realidad me estremecen. Liscano invierte las situaciones y los personajes cambian imprevistamente sus roles, pasando de víctima a victimario y a la inversa.

–¿A qué responde la selección?

–Descarté las terribles, un poco para ayudar al espectador a desenvolverse en esta existencia tan difícil. Por eso me alegró cuando supe que algunos relacionaban este trabajo con ¡Qué porquería es el glóbulo! (antología de dichos y escritos de alumnos que publicó De la Flor). Quiere decir que resisto, porque si bien tengo mis malos momentos, apenas aparece en mí un signo de depresión empiezo a tejer ideas y armar proyectos que me empujan hacia delante. Esta puesta me ayudó también a reflexionar sobre el punto en que se encuentra hoy el teatro.

–¿Y cuál es su conclusión?

–Enlacé esta atmósfera de libertad sin límites que tienen las obras de Liscano con la sensación que tengo del teatro que hacemos en Buenos Aires, donde, creo, no hay barreras. Los actores pueden hoy desempeñar papeles femeninos sin necesidad de imitar a una mujer y las actrices componer a varones sin estar obligadas a parecerse a ellos. Se proponen además ámbitos abstractos, poéticos, no convencionales. Esto es una invitación a trabajar y plantearse cómo seguir

Fuente: Página 12

domingo, 9 de octubre de 2005

La Gotera, 20 años de teatro platense

La agrupación creada en 1985 celebra su 20º aniversario con estrenos, reposiciones de obras y una muestra fotográfica que repasa su historia

En 1985, un grupo de actores, recién egresados en su mayoría de la Escuela de Teatro de La Plata, soñaba con crear un espacio donde expresar su arte. El escenario de sus primeras reuniones fue el hogar de uno de ellos, en la esquina de 7 y 55. Una antigua casona que fue testigo de las primeras lecturas, ensayos y rondas de mate de aquellos jóvenes. Allí, en tiempo de lluvias, aquel clima de trabajo se veía invadido por el persistente repiqueteo de una gotera que distraía la labor de los artistas. Uno ha de suponer que fue entonces que el grupo debió tomar su primera decisión trascendente: o deshacerse de la filtración y volver a quedar solos en aquel cuarto, o sumarla al proyecto. Sólo ellos saben si fue por falta de recursos o por simple pereza, pero la historia cuenta que la primera opción fue descartada y desde entonces aquel grupo de teatro adoptó el nombre de "La gotera".

Este mes el grupo celebra sus 20 años de vida, con reposiciones de algunas producciones emblemáticas, estrenos y una muestra fotográfica alusiva.

LOS PRIMEROS PASOS

Siete fueron los fundadores: Alejandra Bignasco, Siro Colli, Claudio Cogo y Marcelo Demarchi, que aún integran el grupo, a los que se sumaban en los primeros tiempos Lidia Tundidor, Carlos Sánchez Viamonte y Jorgelina Pérez.

Actualmente también integran La Gotera: Edgardo Desimone, María Ibarlín, Fabián Andicoechea, Julieta Sargentoni, Adriana Sosa, Diego Aroza, Liliana Iglesias, Claudia López Lombardi, Juan Pablo Pereira, Luciano Guglielmino, Claudio Suárez, Laura Palmieri, Marcela Arena, Sergio Peretti y Diego De Miguel.

"Los primeros textos sobre los que trabajamos fueron de autores latinoamericanos como 'Pedro Páramo', de Juan Rulfo, y 'Aura', de Carlos Fuentes. Pero la primera puesta fue 'Donde manda capital, no manda marinero', en 1986, que fue una adaptación de 'La mueca del miedo', de Darío Fo", contó Alejandra Bignasco, una de las integrantes fundacionales de La Gotera.

Aquel primer espectáculo subió a escena en la sala del Teatro Lozano y, como un indicio promisorio, le permitió ganar la fase regional del Encuentro Provincial de Teatro.

Un año más tarde, en 1987, La Gotera realizó la primera versión de "La gran murga", obra basada en un texto de Pedro Orgambide. "Esa obra es muy querida porque el público la recibió muy bien, pero también porque muchos años después, en 1995, cuando el grupo emprendió la aventura de su sala propia, una nueva versión de aquella puesta nos brindó un gran respaldo en la nueva casa", subrayaron los integrantes de La Gotera.

LAS CASAS DE LA GOTERA

Entre los años 1990 y 1995, el grupo continuó creciendo y sumando integrantes. "Siempre el criterio de incorporación estuvo relacionado con la labor teatral, con propuestas de trabajo y el compromiso personal de quienes se acercaban. Paulatinamente se sumaron integrantes a medida que las obras se sucedían", señaló Alejandra Bignasco.

En aquella etapa, el elenco se mudó a la que fue su segunda sede: el Club Echeverría, en 14 entre 43 y 44. "Allí montamos la que fue nuestra primera sala propia, donde pudimos dar nuestras obras en un espacio propio, con escenografías pensadas para un lugar determinado", recordó Edgardo Desimone.

La inquietud por tener la casa propia creció y en 1995 La Gotera se mudó al edificio de 17 y 71, donde fundaron el Centro Cultural Viejo Almacén El Obrero. La apertura formal fue el 7 de abril de 1996 y desde entonces cuenta con la gestión del grupo. "El hecho de estar al frente de la organización de un centro cultural con un perfil barrial complica, indefectiblemente, el trabajo del grupo de teatro, pero fue un desafío que asumimos y seguimos llevando adelante día a día", contaron los integrantes de La Gotera.

En el "Viejo Almacén El Obrero" se encuentra la sala en la que tienen lugar las funciones de La Gotera, pero también se desarrollan talleres de teatro para todas las edades, así como otros de plástica, clown y teatro aéreo.

RAZONES DEL CRECIMIENTO

Hoy, a punto de cumplir 20 años, aquel reducido grupo original se ha multiplicado hasta llegar a los diecinueve integrantes (que cumplen los más variados roles escénicos: actores, directores y escenógrafos); y a aquella obra fundacional le han seguido más de treinta espectáculos.

"El crecimiento del grupo estuvo dado por el reconocimiento de la gente de teatro como trabajadores; ese fue el empuje que siempre motorizó el proyecto", dijo Bignasco, a lo que agregó: "en ese sentido, fue fundamental la participación en la Asociación Argentina de Actores, donde trabajamos para mejorar las condiciones de trabajo de los actores".

Respecto a la propuesta estética, Diego de Miguel, actor y director, afirmó: "el grupo no tiene un criterio estético único, por el contrario, podríamos decir que la identidad está dada por la diversidad".

Otra característica que ha marcado a La Gotera ha sido la apertura del espacio a otros grupos de teatro independiente de la ciudad. "Muchos elencos, diría que casi todos, han pasado por el escenario del Centro Cultural con sus obras", señalaron sus integrantes.

EL RECONOCIMIENTO

En sus 20 años de trabajo, La Gotera ha conquistado numerosos premios (entre otros, el Arturo Jauretche, el Cóndor y el Pepino el 88) y sus obras se han representado en las provincias de Catamarca, Córdoba, Corrientes, Chubut, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, San Luis y la capital federal, además de Florianópolis, Brasil. Doce de sus espectáculos han integrado la programación de la Comedia Municipal en diversas temporadas y otros diez han sido premiados por la Comedia de la Provincia, siendo dos veces ganadores de la Fiesta Provincial de Teatro (con "Ostinato", en 1997 y "El claudicante", en 2002).

Fuente: El Día

viernes, 23 de septiembre de 2005

Murió Annemarie Heinrich, la fotógrafa mayor de la Argentina

CULTURA : NACIDA EN ALEMANIA, TENIA 93 AÑOS Y LLEGO AL PAIS HUYENDO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Murió Annemarie Heinrich, la fotógrafa mayor de la Argentina

En su pequeño estudio atrapó como nadie la década de oro porteña mientras transformaba el oficio de la fotografía en arte. Su vida y obra son un homenaje imperecedero a la inmigración argentina.

Andrés Hax.

A los 93 años falleció ayer Annemarie Heinrich, emblema de la fotografía argentina del siglo XX y una figura central en la historia cultural del país. Especialista en retratos, captó con su cámara a las grandes estrellas del cine argentino, en el apogeo de la década de oro del 40, para las tapas de revistas como El Hogar, Sintonía, Alta Sociedad, y Radiolandia.

También retrató con su mirada única a diversas figuras culturales como Eva Duarte, Jorge Luis Borges, la cantante Marlene Dietrich y Pablo Neruda, entre tantísimos otros.

Dolidos, sus hijos Alicia y Ricardo Sanguinetti —también fotógrafos— se expresaron a través de un escueto pero sensible comunicado. "Con la llegada de la primavera, ella decidió partir. Aún así, es capaz de habitarnos con sus imágenes, aquellas que fueron surgiendo como resultado de una estricta conjunción de vida, ética y arte, base de su concepción estética, dónde el compromiso asumido fue lo humano en toda su dimensión".

Heinrich nació en Alemania el 9 de enero de 1912. Su padre Walter, violinista profesional, decidió trasladar su familia a Argentina tras lesionarse en la Primera Guerra Mundial. Llegaron en 1926, primero a Entre Ríos donde su tío Karel, fotógrafo de campo, la inició en lo que sería su profesión. Al mudarse con su familia a Buenos Aires, Heinrich comenzó un aprendizaje en un estudio fotográfico en Belgrano y, de forma autodidacta, en su hogar en Villa Ballester donde tenía armado un cuarto oscuro.

Según el investigador Juan Travnik, "Annemarie tuvo una sutil capacidad de observación para lograr extraer de cada retrato una mirada profunda o chispeante, un gesto único, mágico".

La carrera de Heinrich

se desarrolló en forma paralela al crecimiento de la industria del cine y la popularización de la radio. Travnik, curador de una retrospectiva de Heinrich, cree que su pasión por la danza, la escenografía y las artes plásticas fueron la base de su mirada fotográfica.

Marcos López—el foto-artista argentino con mayor proyección internacional— habló de la profunda influencia que tuvo Heinrich en su obra. "Cuando llegué de Santa Fe a principios de los años ochenta, la visité en su estudio de la avenida Callao. Fue una de las primeras en apoyarme por mi trabajo. Yo respetaba profundamente su oficio: sus copias eran admirables, la manera en que ponía la luz, cómo se ponía a la orden del retratado. Hoy que es tan común eso de ser fotógrafo-artista, la carrera de Annemarie es todo un ejemplo".

Heinrich consideraba el arte del retrato como una colaboración entre el fotógrafo y el modelo. En un ensayo publicado en Clarín en 1993 escribió, "Un buen retrato es algo más que una foto carné. Una cara debe expresar todo lo que un ser humano tiene dentro de sí, y eso lleva tiempo".

Pero Heinrich, además, fue una técnica excepcional, experta e innovadora en iluminación y en retoques al negativo. En un momento confesó: "Seguramente no voy a ir al cielo porque durante la mayor parte de mi carrera se utilizaba mucho el retoque y no llevé la cuenta del número de mujeres gordas que retraté como flacas".

Las imágenes creadas por Heinrich son parte de la memoria colectiva argentina. En 1939 hizo las primeras fotografías de la entonces desconocida Eva Duarte, en ese momento una actriz de veinte años. Recordando esa sesión Heinrich dijo, "La primera vez que la retraté fue para la revista Sintonía. Me pidieron que le hiciera 'buenas fotos y un poco sexy, si es posible' algo que no pude hacer porque Eva no era sexy. Era una piba del interior, muy modesta y simple"

Además del retrato, Heinrich desarrolló durante toda su carrera el arte del desnudo. En 1991 se desató un pequeño escándalo cuando mostró, en la vidriera de su estudio de Callao y Las Heras, un retrato desnudo de la actriz Niní Gambier, hecho en 1944.

Resumiendo su carrera artística y su visión del arte de la fotografía dijo: "La belleza se aprende mirando. Trabajé toda mi vida mirando un cuerpo, una luz, un reflejo". No murió la Heinrich, entonces, dejó de mirar.

MIRTHA LEGRAND. COMO SOLO PUDO VERLA ANNEMARIE HEINRICH, EN 1948. (Foto: Annemarie Heinrich)

"Además de una mujer encantadora —porque me gustaría subrayar era una gran persona— Annemarie era una artista cabal. Llegada de su Alemania natal muy jovencita, se integró inmediatamente a la vida de la Argentina y los argentinos. Aquí empezó trabajando con todos los actores y las actrices y fue la que más hizo por embellecernos. Por ella es que salimos bellísimos en todas las tapas de las revistas. Por su admirable sentido de la estética. Era la única persona que antes de hacer la foto me decía 'Mirtha, cierra un poquito los ojos, y después ábrelos, así la mirada es mucho más linda y más lánguida y más suave'. Y yo aprendí, siguiendo todas sus indicaciones".

Fuente: Clarín

jueves, 22 de septiembre de 2005

TEATRO: ENTREVISTA CON CARLOS GOROSTIZA "El teatro no debe detenerse"

A los 85, habla de la nueva puesta de "El pan de la locura", que estrenó en 1958. Una excusa para repasar su vida: un relato signado por notables como Margarita Xirgu, Javier Villafañe y Armando Discépolo.

Susana Villalba. ESPECIAL PARA CLARIN

Tan emblemática como el pan y como la obra puede ser el recorrido de El pan de la locura. Hoy, los autores jóvenes pueden prejuzgarla un poco militante o didáctica pero en 1958, cuando Carlos Gorostiza la escribió y luego dirigió en el Teatro Cervantes, generó una polémica precisamente por lo contrario.

Era una época en que por ejemplo en el Teatro La Máscara le rechazaron a Gorostiza su propuesta de dirigir Las manos sucias, de Sartre, porque plantea las contradicciones de un militante. En cuanto a sus propias obras, ante El pan..., el teatro independiente del que Gorostiza provenía y la consideraron, como antes con El puente, que nuestro autor "no se jugaba a fondo". Lo cierto es que aún hoy, reestrenada en Buenos Aires en el Teatro Regio bajo la dirección de Luciano Suardi, El pan de la locura —Ana María Picchio, Alejandro Awada, Enrique Liporace, Osmar Núñez, Gabo Correa, entre otros— muestra la innegable vigencia de su tema. ¿Es que nada cambió en el país desde 1958?

Gorostiza recuerda, ahora, a los 85 impecables, cuando leyó la anécdota en una revista europea: en un pueblo francés la gente había enloquecido a raíz de algún componente o reacción química de un pan en mal estado o adulterado. Ese fue el disparador para escribir El pan de la locura, que terminó llevando el mismo título del artículo periodístico, aunque al principio se resistía a aceptar un título ya dado. Hasta que comprendió que ser autor también es saber "ver" ese título. Y ver la obra que esa frase contenía.

Cuenta también cuando Orestes Caviglia, entonces ya director del Teatro Cervantes, le solicitó que pusiera la obra a consideración del comité de selección de esa institución. Y ya elegida, mientras ensayaban en un patio que hoy es la sala chica del Teatro Cervantes, Margarita Xirgu, que ensayaba en la sala principal, lo dejó temblando de responsabilidad al señalarle el escenario grande con un teatral: "Aquí se lo dejo". Esa primera versión, que dirigió el mismo autor, fue interpretada por Carlos Carella y Oscar Robito.

Fue uno de los hitos fundamentales en el camino de Carlos Gorostiza, quien comenzó adolescente interpretando obras para el Patronato de la Resistencia Republicana Española en Buenos Aires. También escribió entonces obras de títeres para interpretar en hospitales, según las enseñanzas del mítico Javier Villafañe.

De ahí en más fue combinando, sin unirlas al principio, sus vocaciones: como escritor publicaba poemas en revistas literarias y como actor ingresó en 1942 al teatro La máscara bajo la dirección de Ricardo Passano. Allí se fue fogueando también como director hasta que, ante sus protestas porque se hacía un teatro calcado del extranjero, alguien le sugirió que entonces se ocupara de escribir otro. Ante este desafío surgió en 1949 El puente, novedosa entonces por su estructura de planos alternativos y por un naturalismo no esquemático.

No sólo fue un éxito en el ámbito independiente, Armando Discépolo ya se distinguía en un teatro comercial y le pidió la obra para realizarla paralelamente. "Se dio durante dos años y aún a sala llena se bajó por cansancio de los actores, no del público", recuerda Gorostiza.

En el 99 se celebraron los 50 años de esa obra con una puesta en el Teatro Cervantes que tuvo una excelente recepción. A ese primer texto dramático siguió un período de búsqueda del cual no todas sus obras conforman a Gorostiza hoy. Sí en cambio defiende El pan de la locura, al punto que la eligió para llevar el próximo noviembre a Madrid, al homenaje en que la Asociación de Autores Teatrales Españoles lo nombrará Socio de Honor.

Al reflexionar sobre los cambios de épocas que podrían ir dejando atrás la vigencia de las obras, además de considerar que "ahora hay más síntesis", Gorostiza recuerda cuando leyó El pan... ante Discépolo, Caviglia, Camilo Da Passano y todos coincidieron en que eran chocantes las "malas palabras". Y las sacó.

Gorostiza se ríe pensando en lo ingenuo que eso suena hoy ante el desboque de la TV. En la televisión también incursionó, justamente convocado a raíz del éxito de una puesta televisiva de El pan de la locura, por María Herminia Avellaneda; así, en el 63 fue el autor de una tira muy exitosa: Los otros, y aunque le valió un Martín Fierro, la levantaron "por mostrar que había pobres", dice. El pan de la locura también lo llevó a Venezuela invitado por la argentina impulsora del teatro venezolano, Juana Sujo; de hecho esta obra inauguró en 1960 el primer Teatro de Caracas, donde él fue director durante algunos años.

Miles de anécdotas y con los personajes claves de distintas épocas van marcando otros hitos en un camino siempre en movimiento. "La primera reunión de Teatro abierto la hicimos sentados en este mismo sillón", cuenta Carlos Gorostiza en un living que entonces se vuelve también emblema. Tanto las funciones de El pan de la locura como de La nona, de Tito Cossa, y tantas otras que intentaban sostener los que se reunían en el Teatro Lasalle, desde el 76, eran interrumpidas con amenazas de bomba o con clausuras. Hasta que el grupo se dispersó.

Sin embargo, sus integrantes volvieron luego a reunirse, al principio para no cumplir el objetivo buscado de separarlos, pero luego para reaccionar ante la eliminación de la materia Autor teatral argentino en la Escuela Nacional de Arte Dramático. "Además, a las preguntas sobre por qué no se interpretaban autores argentinos se respondía conveniente y oficialmente que no existían, que no se los podía inventar", agrega Gorostiza. La reacción: Teatro Abierto. 21 autores, 21 obras y cuadras de colas de un público ávido y que no se detuvo ni con la bomba que destruyó el teatro El Picadero.

Ya sin tanta densidad el camino pudo avanzar de otro modo: fue Secretario de Cultura en el 1983, ejerció la docencia en varias universidades del Exterior, ganó un Premio Planeta en el 99 por su novela Vuelan las palomas, así como el Premio Nacional de Literatura por Los cuartos oscuros y el de Teatro por Los prójimos. Y logró, además, numerosos reconocimientos internacionales y obras traducidas a varios idiomas, así como premios a la trayectoria y por sus aportes a la cultura otorgados, entre otros, por la Asociación de Actores, Argentores, el Gobierno de la Ciudad.

Sus memorias, El merodeador enmascarado, editadas por Planeta, son otro emblema de muestra cultura. También la revista del Teatro San Martín, acompañando el estreno de su obra, publica un artículo de memorias de este autor que ahora prefiere concentrar sus energías más en escribir que en dirigir: "estoy terminando El alma de papá, que se sumará a mis 30 obras escritas".

En cuanto al teatro actual, al que asiste a menudo, considera que los cambios que se fueron dando son la renovación constante. "El arte, el teatro, no debe detenerse a los cambios que da el camino, así como un día hubo luz eléctrica y dejó de haber velas".

Fuente: Clarín

sábado, 17 de septiembre de 2005

Agenda Teatro La Plata

Las hijas de Bernarda.- Hoy a las 21, en la Escuela de Teatro, 51 entre 3 y 4, dirección de Yirair Mossian. La función se realizará en homenaje al recientemente fallecido director de la Escuela de Teatro, Héctor Martínez, por decisión de los alumnos, cuerpo de profesores, no docentes y asociación cooperadora.

No sabés... lo que me hizo.- Hoy a las 21, en el Teatro La Nonna, 3 y 47, con dirección de Hebel Sacomani. Ultimas funciones.

Muñecas.- Hoy a las 23 en la Sala 420, 59 entre 12 y 13, con dirección de Mercedes Montagnaro.

Made in Lanús.- Hoy a las 21, en la Sala 420, 59 entre 12 y 13, dirección de Flavio Verandi. En el marco del Circuito de Teatro 2005 de ATEPLA.

Corazón delator.- Hoy a las 21 en el centro cultural El Núcleo, 6 Nº 420, grupo Barataria con dirección de Gabriel de la Canal y la actuación de Nicco Vanni.

Tríptico 2.- Hoy a las 23 en el centro cultural El Núcleo, 6 Nº 420, dirección de Blas Arrese Igor.

El conventillo de La Paloma.- Hoy a las 20 en el Taller de Teatro de la Universidad, 10 entre 10 entre 54 y 55, con dirección de Norberto Barruti.

A los muchachos.- Hoy a las 23.30 en el Taller de Teatro de la Universidad, 10 entre 10 entre 54 y 55, con dirección de Norberto Barruti.

Metamorfosis.- Hoy a las 21 en el Viejo Almacén El Obrero, 13 y 71, dirección de Marcelo Demarchi.

Los agujeros.- Hoy a las 23 en el Viejo Almacén El Obrero, 13 y 71, dirección de Daniel Reinoso.

Las de Barranco.- Hoy a las 20 en el Colegio de Abogados, 13 entre 48 y 49, con dirección de Roberto Conte. Entrada gratuita por estricto orden de llegada.

El movimiento continuo.- Hoy a las 22 en la Sala Roberto Tito Cossa, 10 entre diagonal 74 y 48, con dirección de César Palumbo.

El regreso del Piñón Patagónico.- Hoy a las 22 en el Teatro Rambla, 2 entre 48 y 49, con dirección de José de las Heras. No apto para menores de 16 años.

Esperando el lunes.- Hoy a las 0.30 en el Taller de Teatro de la Universidad, 10 entre 10 entre 54 y 55, con dirección de Carlos Juárez.

Mateo.- Hoy a las 21, en el Teatro La Lechuza, 58 entre 10 y 11, con dirección de Laura Clide y Andrea Etcheverry.

Tertulias clownescas.- Hoy a las 22.30, en el Teatro La Lechuza, 58 entre 10 y 11, con dirección de Andrea Etcheverry. Entrada libre.

La Irredenta.- Hoy a las 21.30 en el Teatro Estudio de las Artes, 3 entre 39 y 40, grupo El Galpón de Luján con dirección de Claudio Bellomo. En el marco del Circuito de Teato 2005 organizado por ATEPLA.

Detrás de esa pared.- Hoy a las 20.30 en La Hermandad del Princesa, diagonal 74 entre 3 y 4, con dirección de Daniel Gismondi y las actuaciones de Cecilia Delorenzi, Nora Oneto y Jorgelina Pérez.

Harta Viena.- Hoy a las 22 en 9 Nº 1286, con dirección de Edgar De Santo.

Las partes.- Hoy a las 21 en El Teatrino, 11 entre 61 y 62, con direccion de Daniel Serrano.

Fuente: El Día

La Balsa de Medusa

educar revolucionariamente… García Wehbi, amante del teatro experimental, presenta ...
educar revolucionariamente… García Wehbi, amante del teatro experimental, presenta el Proyecto de Graduación 2004 del Departamento de Artes Dramáticas del IUNA, conceptualmente basado en el “situacionismo”.

La Internacional Situacionista constituyó (1957-1972) un grupo de activistas que plantearon el interrogante sobre el papel del hombre y la cultura en la sociedad de consumo de posguerra. Desde una perspectiva radicalmente crítica e inconformista, cuestionaron el orden social. La idea esencial es la falsedad de la sociedad de consumo. Nuestra sociedad es un puro espectáculo, es decir, apariencia. Los situacionistas proponen rebelarse contra esta sociedad de la apariencia y rechazar sus valores establecidos que nos impiden vivir una vida auténtica. Es una lucha contra la falsa realidad del espectáculo en la que se reivindica el valor de la propia vida y la toma de las propias decisiones.

La utopía situacionista consiste en pretender la creación de situaciones nuevas que subviertan el orden establecido, ya sea social, moral, político, o artístico. En este marco la obra involucra a los espectadores en una profunda crítica social, de la cual no hay escapatoria. Aún abandonando la función, este absurdo teatral no permite eludir identificaciones odiosas.

La Balsa de la Medusa lleva el nombre de una pintura de Gericault, inspirada en el naufragio de la nave La Medusa en 1816. En ella se pueden apreciar diferentes actitudes de los individuos sobrevivientes y cómo se manifiestan en los momentos terminales de la vida. La presentación de García Wehbi, nos propone pensar en que lugar de la balsa estaríamos nosotros.

Como testigo el público se encuentra inerte ante las nueve venenosas lenguas de la Medusa; aún siendo licenciado por la propuesta para reaccionar, pocos responden a los comentarios. La trama agita con toda intencionalidad la susceptibilidad de la audiencia y no es recomendable para personas sensibles.
Esta mirada confronta con rudeza desde un negro límite de la ficción y manifiesta con singularidad una verdad innegable: no sabemos lo que vemos.

García Wehbi revela que éste es un intento (frustrado, desde el comienzo) por romper “la trampa” de la sociedad del espectáculo. Es así que pretende encontrar nuevas formas de comunicación entre creador y público que no responda a los conceptos espectaculares canonizados. Debord, uno de los teóricos del situacionismo y autor de La sociedad del espectáculo, consideraba que el mercantilismo impone modelos culturales y funcionales a escala total. Esto incluye al “espectáculo” como un mecanismo de poder para someter, igualar y masificar al hombre. He allí la trampa, Debord dice que el pensamiento libertario de los artistas hace aguas en las sociedades de control como las nuestras; y García Wehbi presenta una diferenciación entre ustedes y nosotros, aún sabiendo que el reflejo petrifica a la medusa.

El elenco prescinde de lo permitido y advierte a su “mejor público” que ellos mismos serán odiados. Interpretan, con habilidad, papeles sumamente expuestos, con sonrisas de piedra y una crítica impiadosa de los otros y de si mismos. Por la metodología aplicada, sus fracasos sirven, tanto como sus logros, para enfocar, clarificar y polarizar hasta el último recurso, aún cuando parece imposible seguir manteniendo una unidad ficticia.

La sinceridad de las expresiones, la crudeza verbal, y la obscura estética del vestuario, el maquillaje y la escenografía, consiguen que la experiencia resulte movilizadora de una forma poco tradicional.

“Si hablas, mueres. Si no dices nada, mueres. Así púes, habla y muere.” (Tahar Djaout)

Fuente: vuenosaires

viernes, 16 de septiembre de 2005

Finaliza el Circuito de Teatro 2005

Este fin de semana finalizará el Circuito de Teatro 2005, organizado por la Asociación Teatristas del Plata (ATEPLA), en el que 13 compañías de teatro independiente realizan una gira por 14 salas de 8 ciudades.

En nuestra ciudad se podrá ver mañana en la Sala 420, 59 entre 12 y 13, "Made In Lanús" a cargo del grupo En Escena de San Nicolás. La obra de Nelly Fernández Tiscornia, que plantea la encrucijada de irse o quedarse en el país a través de la mirada de los cuatro protagonistas, cuenta con las actuaciones de Marisel Linares, Nicolás Bracalentti, Adriana Sánchez y Marcelo Pascale, y la dirección de Flavio Verandi.

También mañana pero en Teatro Estudio de las Artes, calle 3 y diagonal 74, el Grupo de Teatro Independiente El Galpón de Luján pondrá en escena "La Irredenta" de Beatriz Mosquera con dirección de Claudio Bellomo y las actuaciones de Liliana Motto, Nancy Schettino, Alejandra Fernández y Silvina Migues.

El domingo, en el Teatro Estudio de las Artes se presentará la compañía "El garaje" de San Antonio de Areco con la obra "Señales..." una creación colectiva protagonizada por Kq Alonso, José Luis Barreiro, Fernando Goldar y Silvio Menconi, y puesta en escena y dirección general de José María Irazú. En tanto que en El Altillo del Sur, calle 1 Nº 1693, se podrá ver "Mimoshow" espectáculo de mimo escrito, dirigido y actuado por Darío Moretti de la localidad de Pergamino.

Por último, también el domingo y en la Sala 420, la compañía El Esférico de Chascomús presenta "Gesta" con la actuación de Florencia Bruno, Milagros Sarralde; y la dirección de Emilio Berasain.

Asimismo las obras platenses que girarán por ciudades del interior son: "Bitácora 14" del grupo La Gotera se presentará el sábado en Rojas donde el domingo se podrá ver "Una vocal y tres consonantes" de la Compañía La Opera Encandilada.

Por último en Pergamino, la Compañía Sapucay pondrá en escena el domingo "La expresión de los otros es verdadera" con dramaturgia y dirección de Jazmín García Sathicq.

Fuente: Diario El Día

domingo, 28 de agosto de 2005

Lograda versión de un clásico argentino

Ana María Picchio y Alejandro Awada, los protagonistas

En el estreno del "El Pan de la locura"

"El pan de la locura", de Carlos Gorostiza.
Intérpretes: Gabo Correa, Osmar Núñez, Sergio Boris, Enrique Liporace, Ana María Picchio, Julieta Vallina, Alejandro Awada, Emiliano Dionisi, Leonardo Ramírez, Nya Quesada, Iván Moschner, Pablo Rinaldi, Pedro Ferraro. Coreografía: Diana Szeinblum. Iluminación: Matías Sendón. Música: Ulises Conti. Vestuario: Magda Banach. Escenografía: Oria Puppo. Asistencia de dirección: Silvia Contreras. Dirección: Luciano Suardi. En el teatro Regio.

Nuestra opinión: Bueno

La cuadra de una panadería fue el ámbito elegido por Carlos Gorostiza en 1958 -año del estreno de "El pan de la locura"- para hablar de algunas miserias humanas que, lamentablemente, no sólo pertenecen a una época particular, sino que, con el paso del tiempo, no han logrado superarse. En el espacio sombrío en el que se generan alimentos para las personas, otras personas - las que hacen una comida tan emblemática como el pan- aparecen atadas a unos destinos que han decidido aceptar por miedo, inseguridad, y esto les genera una profunda infelicidad. Una anécdota particular los despierta y algo nuevo aparece: la responsabilidad ante el otro y, fundamentalmente, ante ellos mismos.

Considerando el tiempo de su estreno, hoy la obra puede verse como un germen -muy vital, por cierto- que hablaba de la necesidad de encontrar una pequeña libertad que posibilitase seguridad y sobre todo entereza para enfrentar la vida con lo que uno tiene, con aquello que es y con aquello en lo que cree.

Hay algo muy interesante en el texto también: un joven es quien descubre la anécdota que movilizará la acción y hará caer muchos velos. El más libre, acaso, que repite citas bíblicas y aún arrastra a Mahoma en su discurso y lo deja latir en ese lugar donde los seres se han tornado patéticos, a fuerza de tanto aceptar una rutina que poco les posibilita desarrollar sus pensamientos.

Antonio y Juana, los protagonistas de "El pan de la locura", se estaban aproximando a los años 60 y seguramente habrán entrado en esa década con un poco de libertad y, sobre todo, con muchas esperanzas, porque estaban convencidos que el cambio iba a dar buenos réditos, por lo menos personales.

El director Luciano Suardi monta la obra cuidando su registro original. Un fuerte naturalismo se adueña del escenario del teatro Regio y por él transitan esos hombres y esas mujeres con una sana intención a cuestas: dar cuenta de un aspecto que caracterizaba a la sociedad de aquel tiempo. El fresco que consigue Suardi es sumamente atractivo por la expresividad de los personajes que moldea, por mantener un ritmo sostenido que hace que la acción progrese eficazmente y, sobre todo, porque en ese tránsito el espectador irá descubriendo -con preocupación, seguramente- que la historia no ha sido nada benévola con la Argentina, porque -confrontación de épocas mediante- quienes amasan pan y quienes deben controlar su calidad no lo hacen, tampoco hoy, con verdadera responsabilidad.

En lo actoral, el trabajo es bastante armónico en su concepción general. Cada uno de los intérpretes construye a su criatura desde un lugar muy sensible, valorizando sobre todo una serie de rasgos personales que posibilitan reconocerlos con mayor entereza. Alejandro Awada da vida a Antonio con una notable profundidad. Lleva la línea de la acción con gran seguridad y va descubriendo la conducta del personaje, en la relación con los otros, de manera muy natural y conmovedora.

En un rol más pequeño, aunque construido con igual seguridad, el patrón de Enrique Liporace deja una fuerte señal en la escena. También es intenso el trío que conforman Gabo Correa (Garufa), Osmar Núñez (Badoglio) y Sergio Boris (José). El Mateo de Emiliano Dionisi resulta muy entrañable; el joven actor demuestra buenos recursos interpretativos. El rol de Juana (Ana María Picchio) asoma algo desdibujado dentro de ese mundo masculino. Y esto es llamativo, ya que es la misma esposa del panadero quien, con su actitud, provoca parte del desenlace de la obra. Picchio construye a un ser demasiado pequeño, tal vez, que a la hora del desenlace no alcanza un verdadero dramatismo.

Los rubros técnicos - escenografía de Oria Puppo, vestuario de Magda Banach, iluminación de Matías Sendón- resultan de una muy fuerte presencia a la hora de completar una estética de potentes signos.

Carlos Pacheco

Fuente: La Nación

martes, 23 de agosto de 2005

El Pasaje Dardo Rocha se convirtió en una disquería

Acción. Las cámaras invadieron el Pasaje
Luz, cámara, acción
De publicidades a varios videoclips

A partir de 1986, muchos directores, artistas y cineastas se rindieron ante los encantos de la ciudad, ya sea para la filmación de películas, series televisivas, videoclips o comerciales. Entre ellas se encuentran La noche de los lápices (1986) de Héctor Olivera, que registró escenas en el Colegio Nacional “Rafael Hernández”, la Escuela de Bellas Artes y distintas calles platenses. En Facundo, la sombra del tigre (1994), parte de la realización de Nicolás Sarquís se rodó en la Escuela de Oficiales de la Policía de la Provincia de Buenos Aires; y la recordada superproducción Siete años en el Tibet (1997), de Jean Jacques Annaud, en la Estación de Trenes.

Por su parte, en El sueño de los héroes (1997), Sergio Renán registró imágenes en el Parque Pereyra Iraola y en El aura, filme de Fabián Bielinsky con el protagonismo de Ricardo Darín, se eligió al Museo de Ciencias Naturales. Además de películas, se registraron videoclips de artistas como Los Nocheros, que grabaron en el Concejo Deliberante; Los Piojos mostraron la plaza Moreno; y hasta César “Banana” Pueyrredón se rindió ante los encantos de las diagonales. Se sumaron producciones de tevé como Los Simuladores, en la vieja casona del Parque Pereyra Iraola, y Padre Coraje.

Una postal. El hall del Pasaje Dardo Rocha, ayer, con una curiosa ambientación

LUGAR ELEGIDO PARA UN SET DE FILMACION
Entre los escenarios más codiciados aparecen el Pasaje Dardo Rocha, el Museo de La Plata y el Parque Pereyra

Se rodó la publicidad para el lanzamiento de una nueva tarjeta de crédito. Se utilizó el hall del histórico edificio y la plaza Moreno. La ciudad intenta transformarse así en el escenario ideal del cine y la tevé.

La Plata se convirtió en un set de filmación. El paso de Brad Pitt por la Estación de Trenes de La Plata en 1997, para la grabación de la película Siete años en el Tibet, no sólo dejó como recuerdo un kiosco con el nombre del actor y la restauración del histórico edificio, sino que ofició de empujón para mirar la ciudad como escenario ideal de largometrajes, cortos y comerciales.

La idea, que intenta promocionar a La Plata a través de su arquitectura, quedó reforzada con la filmación de Facundo -en la Escuela Vucetich-, El aura, The Golden Door y una decena de publicidades como la que ayer Armando Bó, el hijo de Víctor (y nieto de Armando), rodó entre el Centro Cultural Pasaje Dardo Rocha y plaza Moreno.

Gustavo Sierra, encargado de presentar las locaciones para filmar, explicó a Hoy: “Arquitectónicamente, la ciudad es un sitio ideal para la grabación de cortos, largometrajes y comerciales. Me gusta tanto que hace 7 años que me quedé a vivir”. Y añadió: “Para este trabajo (el de Armando Bó) se ofrecieron escenarios como el Teatro Argentino, el Pasaje Dardo Rocha, plaza Moreno y el Museo de La Plata”.

El comercial filmado ayer en nuestra ciudad responde al lanzamiento de una nueva tarjeta de crédito internacional. Se emitirá solamente en México dentro de dos meses, según indicaron desde la productora encargada de montar las cámaras en el hall y el primer piso del Pasaje. Se trata de una publicidad que se desarrolla en medio de una disquería, hecho que obligó a ambientar el histórico hall. Se colocaron góndolas con CDs y cartelería que indicaba los estilos de música como jazz, pop, clásico, rock y hasta un sector para DVD.

Santiago Aiscardi, asistente de dirección, explicó que “los escenarios elegidos para este comercial fueron plaza Moreno y el Pasaje Dardo Rocha”. Agregó que “se trata una publicidad en la que se resalta a una persona que tiene una tarjeta de crédito nueva, como si fuera la más importante o llamara la atención de aquellos que se encuentran comprando en la disquería”. Para la realización del comercial se utilizó la exposición del artista argentino Ciruelo -conocido
como “el padre de los dragones”- que se encuentra en el Pasaje. Allí, se montó el sector de pagos de la supuesta disquería. Además en diferentes sectores del hall se realizaron filas de actores -muchos platenses- que participaran como “extras” en la publicidad de la tarjeta de crédito.

En la vidriera internacional

La posibilidad de promover a la ciudad como escenario para largometrajes, videoclips y comerciales, alentó a la Comuna local a crear, a principios de este año, la Comisión de Filmaciones “Cineciudad La Plata”, que se presentó en el Festival de Cine de Mar del Plata. Paula Parisi, directora de Cultura de la Municipalidad y responsable de la Comisión de Filmaciones, explicó: “Se convocó a directores y productores para facilitarles la gestión (para rodar), que en Capital Federal genera tanto papelerío”, en alusión a los cortes de calles necesarios para la filmación y a la contratación de recursos humanos. Para ello, áreas municipales como Control Urbano o Espacios Verdes trabajan en forma coordinada, para facilitar los trámites y rodajes en la ciudad.

Durante los últimos meses, la Comisión de Filmaciones se ocupó de difundir las posibilidades escenográficas de distintos paisajes locales, enviando fotos y material ilustrativo a los scoutings del país, que se encargan de buscar locaciones. Además, a través del Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales, puso ese material a disposición de las grandes productoras internacionales.

Fuente: Diario Hoy

sábado, 20 de agosto de 2005

Una propuesta costumbrista

Lautaro Perotti y Miriam Odorico, en una escena de la obra

"La omisión de la familia Coleman." Escrita y dirigida por Claudio Tolcachir. Con: Miriam Odorico, Ellen Wolf, Inda Lavalle, Tamara Kiper, Lautaro Perotti, Diego Faturos, Gonzalo Ruiz y Jorge Castaño. Ambientación, vestuario y luces: C. Tolcachir. Asistentes: Macarena Trigo, Maxime Seuge y Gonzalo Ruiz. En Timbre 4, Boedo 640. Los sábados, a las 21, y domingos, a las 19.

Nuestra opinión: muy bueno

Cuando el espacio escénico tiene relación con la obra, el espectador puede verse sometido a una aventura que lo despoja del exterior en el primer instante. Y es lo que ocurre al llegar a la puerta de Timbre 4 y encontrarse con que el teatro es, precisamente, en el "timbre 4". Un asistente ubicado en la puerta será el encargado de avisarles a los desprevenidos que tienen que ir hasta el fondo de una casa chorizo para sacar la entrada y entrar casi al hogar de Claudio Tolcachir.

Toda esa obertura es acogedora, y tiene que ver con lo que se va a presenciar. Al momento de pisar el espacio escénico, uno entra en la casa de los Coleman, una familia muy peculiar.

La obra y la puesta están enmarcadas en la vieja fórmula del costumbrismo, en una pintura cercana a la sátira social de Oscar Viale y al humor ácido y satírico de Roberto Cossa.

Tolcachir estructuró su pieza en forma artesanal. El desarrollo de sus situaciones adquiere cada vez un volumen mayor. La aparición de cada personaje es una sorpresa nueva para el espectador y, cuando están todos puestos en la bandeja, no cabe más que saborearlos.

¿Qué se cuenta? Los Coleman son una familia desastrosa. El eje es la abuela, tal vez la más normal dentro de la anormalidad. Su hija Memé parece vivir en el limbo; es decididamente idiota y tiene, a su vez, cuatro hijos de distintos padres. Uno tiene un retraso muy pintoresco; el otro es un marginal; su melliza tiene una frustración agobiante y la más normal, es una "exitosa" joven casada que, si fuera por ella, ni se acercaría a la casa familiar. Todos ellos y los demás están tan bien definidos, que cuando sus energías confluyen, se vuelven una suerte de big bang que da origen a un nudo que es mucho más que un conflicto.

Esa combinación esperpéntica articula una trama escabrosa sobre una familia cuyas personalidades predicen una disolución, pero los hechos demuestran lo contrario. Saben muy bien de sus locuras, de su patetismo, de sus carencias, de sus diferencias irresolubles; pero no pueden dejarse. Se necesitan. En medio de eso, absurdo y grotesco se toman de la mano para confluir en una maraña de acciones que dan paso a sensaciones tanto en la escena como en la platea.

Trabajo en conjunto

Claudio Tolcachir se consolida como un director y dramaturgo obsesivo y perfeccionista. Los cuatro años que su "Jamón del diablo" estuvo en cartel lo venían atestiguando. Logró un trabajo en equipo encomiable que se ve claramente en la conexión que existe entre todos los intérpretes.

A juzgar por los trabajos individuales, es probable que Tolcachir se haya dejado nutrir mucho por el aporte de los actores, quienes, a su vez, dejan demostrado un respeto por un texto y una idea que no presentan ni una sola grieta.

El director utilizó no sólo el espacio escénico de su sala, sino el pasillo, las puertas, y hasta el baño. Ese realismo brutal enriquece la propuesta y permite a los actores libertad de movimiento y juego escénico.

Ellen Wolf es quien personifica a la abuela, esa piedra basal que los sostiene casi sin darse cuenta. Así como sobresalió en obras como "Marlene" o "Jamón del diablo", Wolf muestra que no sólo es adorable por su edad, sino que plantea su interpretación en el punto justo, entre la naturalidad y la composición. Por su parte, Miriam Odorico, como Memé, realiza una composición excelente: una comprensión admirable de su criatura. Por su parte, Luciano Perotti también cumple con un trabajo muy interesante.

Pero hay que destacar especialmente la labor de Inda Lavalle, una de las actrices jóvenes más talentosas del teatro alternativo. Su composición evidencia una vena dramática y un talento de esos que hacen a los actores de raza. Es potente.

El resto del elenco es parejo y cumple muy bien con sus respectivos roles.

"La omisión de la familia Coleman" es una de las mejores propuestas teatrales de este año algo enclenque de creatividad.

Pablo Gorlero

Fuente: La Nación

sábado, 13 de agosto de 2005

Los elencos del teatro independiente platense salen de gira

Con el objetivo de fomentar el intercambio con distintas localidades del interior, la Asociación Teatristas del Plata (ATePla) realizarán a partir de hoy y hasta el 18 de septiembre el "Circuito de teatro 2005", del que participarán 13 compañías de teatro independiente en gira por 16 salas de 10 ciudades.

"Se trata de una actividad que está contemplada dentro del plan de fomento de la actividad teatral y que consiste en que elencos platenses presenten sus obras en ciudades del interior de la Provincia en tanto que grupos de teatro de esas y otras localidades realicen funciones en nuestra ciudad y en otras", explicó César Palumbo, presidente de la entidad que nuclea a grupos y salas de teatro.

Para realizar este intercambio, ATePla contó con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro quien aportó los fondos para que los actores pudieran movilizarse y realizar las funciones. "Esta es una muy buena oportunidad para que el público de otras localidades tenga la posibilidad de acceder al teatro platense y también para que el público de acá vea lo que hace en otras ciudades. Es muy difícil para el teatro independiente poder movilizarse y gracias a este subsidio se pudo hacer", contó Claudia López Lobardi, secretaria de la institución.

Por su parte, Víctor Galestok, de la comisión directiva de ATePla, explicó que la elección de las obras que participan en la gira la realizó en Instituto Nacional del Teatro. "Ellos habían visto muchas obras en festivales y por eso determinaron cuáles estarían incluidas en este proyecto. La organización corrió por cuenta de ATePla y cada grupo realizará dos funciones".

La gira comienza en Luján donde se presentarán "Repeat, Repeat" del grupo Las crines del Chancho (La Plata), hoy; y "El movimiento continuo" del Grupo El Altillo (La Plata), mañana. El sábado que viene "Repeat, Repeat" se dará en Cañuelas, y el domingo 21 estarán: "Sombras nada más" de la Compañía La Palanca (La Plata), en Luján; "El médico a Palos" del grupo Barataria (La Plata) en Cañuelas"; y en la sala La Fabriquera de 2 entre 40 y 41 de nuestra ciudad vendrá la obra "Gesta" de la Compañía el Esférico (Chascomús).

El domingo 28 de agosto las obras previstas son: "Bitácora 14 o El circo de la trastienda", de la Compañía La Gotera (La Plata), en Luján; "Made in Lanús, del Grupo En Escena (San Nicolás), en La Fabriquera; y "Mimoshow" de la Compañía Darío Moretti (Pergamino) en el Teatro El Núcleo, 6 Nº 420 de La Plata.

El sábado 3 de setiembre se presentan: "La marcha de los trenes" del grupo CE.AR.TE. (Trenque Lauquen) en 9 de julio, y "La expresión de los otros es verdadera" de la Compañía Sapucay (La Plata) Baradero; el domingo 4: "Señales" de la Compañía El Garaye (S.A.de Areco) en 9 de julio; "Sombras nada más..." en Pergamino; "La Irredenta" del Grupo de Teatro Ind. del Galpón (Luján) en el Viejo Almacén El Obrero, 13 y 71, La Plata; y "Entretanto Ligados" de la Compañía La Tramoya (La Plata) en Baradero.

La gira continuará el viernes 9 con "El movimiento continuo" en Cañuelas; el sábado 10: "Entretanto ligados" en Cañuelas; y "La marcha de los trenes" en Pehuajó. El domingo las obras serán: "El médico a palos" en Luján y "Gesta" en Chivilcoy. El sábado 17: "Made in Lanús" en la Sala 420, 59 entre 12 y 13 de La Plata; "Bitácora 14 o El circo de la trastienda" en Rojas; y "La Irredenta" en el Teatro Estudio de las Artes, 3 y diagonal 74 de La Plata.

Por último el domingo 18 están previstas las obras: "Una vocal y dos consonantes" de la Compañía La ópera encandilada (La Plata) en Rojas; "La expresión de los otros es verdadera" en Pergamino; "Señales" en el Teatro Estudio de las Artes de La Plata; y "Mimoshow" en El Altillo del Sur, calle 1 Nº 1693.

Fuente: El Día

viernes, 5 de agosto de 2005

TENDENCIAS: CRECEN LAS CASAS CONVERTIDAS EN SALAS TEATRALES La nueva moda es ir del teatro al living

Cada vez son más los actores que se atreven a disponer en lo que era su hogar, una sala teatral. Las experiencias de Oscar Ferrigno, Cristina Banegas e Inés Saavedra, entre otros.

María Ana Rago.

Para llegar hasta el living, el dormitorio o la cocina de su propia casa, en la que vive con su mujer y sus hijos, Oscar Ferrigno debe atravesar el escenario de El Piccolino, teatro de su propiedad que inauguró recientemente. "Si no hay nadie ensayando o actuando, paso por la sala, cosa que me encanta. Y si está ocupada, tengo un camino alternativo: un puente (angostito), que también me lleva hasta mi casa", dice el actor y director —hijo de Norma Aleandro—, y conduce a la cronista por esa suerte de pasadizo secreto desde el que los potenciales ocupantes de la sala pueden ser vistos, pero no ver a los que transitan por allí, gracias a los vidrios polarizados.

Las plazas, las casas particulares o el lugar menos imaginado pueden contener un escenario. Resulta curioso el fenómeno que protagonizan conocidos actores del medio, quienes transforman sus viviendas en teatros y sienten realizado el sueño del teatro propio, en casa propia. Algunos compraron una propiedad para vivir y después se mudaron a otra parte, y su antigua vivienda devino en teatro (como hizo Cristina Banegas, cuya casa fue tomada, poco a poco, por las clases de teatro, por la puesta de obras y hoy es El excéntrico de la 18, con varios estrenos en su haber). Otros, hacen convivir la casa y el teatro, delimitando más o menos los espacios. Historias hay varias; éstas son algunas de ellas.

El caso de Ferrigno es paradigmático; el mes pasado abrió las puertas de El Piccolino (Fitz Roy 2056), en el barrio de Palermo. "Yo tenía un estudio en Belgrano, donde daba clases, que ya me estaba quedando chico, y pensaba irme de ahí a otra parte. Al mismo tiempo, tenía la idea de mudarme de casa; y cuando encontré este espacio, hace dos años y medio, vi que podía juntar las dos cosas: la casa y el teatro", explica este actor y director, quien junto a su mujer, la actriz Valeria Lorca, está a cargo de la dirección de El Piccolino.

"Los dos últimos años fueron muy buenos de trabajo para mí y pude reunir el dinero necesario para hacer todo en poco tiempo." En el medio de la obra, nació su segundo hijo, Lucio. "Empezó a caminar junto con El Piccolino; cuando se inauguró la sala, Lucio dio sus primeros pasos." Su otro hijo, Iván, de 18 años, es músico y es el barman del teatro. "Es una sala atendida por sus dueños. El jefe de sala es mi suegro", dice.

"Es el sueño de mi vida", afirma. Pero para que el sueño fuera posible, hubo que cumplir con algunos requisitos. "La habilitación, post-Cromañón fue brava. Pero tuve mucho apoyo de la gente de la Secretaría de Cultura, que me ayudó con los trámites", cuenta. "Tenemos hasta baño para discapacitados", repasa. "Entre mi mujer y yo, y un buen equipo de gente que colaboró con nosotros, hicimos todo. Fue una remodelación divertida de hacer", recuerda.

Así como sus vecinos del Chacarerean Teatre (con Mauricio Dayub y Gabriel Goity a la cabeza) levantaron un teatro en el lugar en el que antes había un galpón —en Nicaragua 5565—, Oscar construyó su teatro en lo que antiguamente era un taller mecánico abandonado. "No hubo que hacer reformas de estructura, porque las paredes y el techo estaban, pero sí hubo mucho que hacer adentro. Un teatro lleva muchas cosas que no se ven: cableríos, instalaciones eléctricas adecuadas, etc. Hicimos dos camarines completos, con baño, con ducha, con aire acondicionado y calefacción... La sala también tiene aire acondicionado y calefacción. Un lujito. Para teatro chiquitito, tiene demasiado. Por eso el slogan de El Piccolino es un espacio pequeño equipado a lo grande. Hay dos consolas de luces, ochenta tachos colgados como para hacer tres puestas de iluminación sin mover un tacho y que entren y salgan los espectáculos sin mucho movimiento de luces, consola de luces computada, una de sonido de veinte canales. La cabina está muy buena", dice con orgullo.

Como todo aquel que es hijo de artistas, Ferrigno ha pasado su infancia entre bambalinas —como ahora le pasa a su pequeño Lucio—, y son muchos los teatros que conoce, chicos y grandes. Y sabe que él no es el único que ha decidido abrir una sala: la movida teatral de Buenos Aires es grande. En un panel del teatro, tiene pegada una nota en la que se anunció la apertura de El Piccolino, junto con la de Beckett Teatro (Guardia Vieja 3556), sala que cuenta con dirección artística de Miguel Guerberof.



A propósito de la proliferación de salas, dice: "Hay que tener cuidado con la precariedad, por una cuestión de seguridad. Un teatro mínimamente para su funcionamiento necesita una carga de energía grande". La programación de la sala incluye, por ahora, tres obras (una, No me dejes así, dirigida por Enrique Federman, se estrena esta noche); pero ninguna dirigida ni actuada por Ferrigno. "Hubiera sido mucho... Ser el dueño de la pelota y jugar, era demasiado. Yo sigo con la gira nacional de La señorita de Tacna —bajo su dirección, protagonizada por Aleandro—, que termina en setiembre. Puede que la llevemos a España el año que viene", anticipa.

El excéntrico de la 18 (Lerma 420) alguna vez fue la casa de Cristina Banegas y su hija, Valentina Fernández de Rosa —fruto de la relación de Banegas con Alberto Fernández de Rosa—. Cuando cada una armó su vida fuera de ese espacio ("mi mamá se volvió a casar y yo también me casé, y nos fuimos las dos", había contado Valentina a Clarín), El excéntrico pasó a ser, hace casi veinte años, el sueño cumplido del teatro propio y donde ambas dictan sus talleres.

Cuando se le pregunta a Mauricio Dayub por qué con Goity decidieron abrir una sala propia, afirma: "Yo no quería tener un teatro; yo quería crear un espacio para hacer una obra y nada más... Nuestro teatro se llama Chacarerean Teatre, porque nos gusta que suene de acá, pero parezca de afuera. Entonces está enclavado en Palermo Hollywood, que le dicen así porque hay tres productoras de televisión en el barrio".

Otro que abrió —hace ya unos años— las puertas de su casa para que entrara el público es Claudio Tolcachir, actor y director. Su teatro, Timbre 4, queda en Boedo 640. "Me mudé acá en 2001, con la idea de vivir en este lugar y al mismo tiempo, tener un espacio para ensayar y dar clases. Es un PH con tres departamentos, el último es el mío, y en los otros dos vive gente", cuenta Claudio. "Si bien ésta sigue siendo mi casa, también funciona como teatro. Todo empezó cuando armé el espectáculo Jamón del diablo: necesitábamos un lugar así y lo usamos. Estrenamos con miedo de quién iba a venir y terminamos haciendo cuatro años de funciones, hasta noviembre del año pasado", recuerda.

La sala de Timbre 4 es de 8 x 8 y para entrar a ella, hay que tocar el timbre. "El espacio se adapta para cada obra", dice Tolcachir. "Quiero hacer reformas para separar la casa del teatro, pero por ahora es sólo un proyecto", agrega.

¿Cómo es el vínculo con los vecinos?

Tolcachir: Tengo una vecina que es actriz y nos adora y otro con el que me llevo más o menos...

Cuando compraste la casa, ¿sospechabas que ibas a levantar un teatro en ese lugar?

Tolcachir: Ni imaginaba que iba a funcionar un teatro en esta casa... Pero cuando lo decidí, fui a hacer el trámite de la habilitación y, para obtenerla, tuve que reformar los baños. Esto era una fábrica de zapatos muy antigua.

El sábado 13, en Timbre 4, se estrenará La omisión de la familia Coleman, una obra del propio Tolcachir, que trata acerca de una familia viviendo al límite de la disolución, una disolución evidente pero secreta. Por la disposición que tendrá la sala para este espectáculo, podrá albergar hasta 50 personas.

Inés Saavedra está al frente de La Maravillosa. Fue su casa, la compartió con sus hijos, allí vivió por un tiempo. Ahora, desde hace más de tres años, es su teatro. La actriz, autora y directora teatral tiene su refugio, destinado a la investigación y a la puesta en escena de textos literarios. "Este ámbito da para ciertos espectáculos de cámara; está bueno porque acá la gente pierde dimensión del hecho teatral como convención y siente extrañamiento", contó Saavedra a Clarín en ocasión del último estreno en esa sala, para el cual el público se ubicaba en el patio techado, con capacidad para 35 personas, y las actrices se desplazaban por ambientes de la casa y la galería.

Otro actor que desde hace años habilita su casa como teatro es Carlos Perciavalle. En un jardín arbolado de tres hectáreas —el de su propia casa desde hace treinta años—, frente a la Laguna del Sauce, en Punta del Este, todos los veranos monta sus espectáculos. Este año hizo una particular versión de La divina comedia (de Dante Alighieri), protagonizada por él. El Teatro De la Laguna está ubicado en la ruta 12, kilómetro 8 de esa ciudad.

Ferrigno es el más nuevo en esto y cuando suena el timbre, no puede saber de antemano si son visitas, alumnos de teatro o espectadores.

¿Cómo delimitan el terreno de la casa y el del teatro?

Ferrigno: No hay invasión de uno hacia el otro. Por suerte, pudimos dividir bien los lugares. Pero si yo estoy en casa y viene alguien a ver el teatro, voy para adelante y lo atiendo. Se pone divertido. Si no tuviera una familia tan loca como la que tengo, sería bastante más complicado.

Fuente: Clarín