lunes, 30 de septiembre de 2002

Hasta que haga agua

Trabajo de investigación coreográfica que parte de la búsqueda de material kinético-visual-expresivo cotejado con espejos, que constituye una fuerte idea de frontalidad y exposición.
Coreografía e interpretación: Ariel Martínez / Música: Mister América / Compaginación musical: Diego Madoery / Plástica: Marcelo Blanco / Sonido e Iluminación: Eduardo Campo y Alejandra Ferreyra / Asistencia: Laura Peres y Paula Margheritis / Foto: Paula Varela.

septiembre

Hasta que haga agua. Danza. Coreografía e interpretación:Ariel Martinez Música: Mister América compaginación Musical: Diego Madoery Producción: La Fabriquera.

Fuente: La Fabriquera

domingo, 29 de septiembre de 2002

Las escuelas y jardines podrán ir al teatro

UNA ACTIVIDAD QUE SEGUIRA A LO LARGO DE OCTUBRE

El ingreso será gratuito. No sólo disfrutarán de una obra de títeres sino qué conocerán cómo se realiza una función. Se preparan cinco funciones

El próximo mes de octubre continuará en el Galpón de la Comedia, ubicado en calle 49 entre 3 y 4 de La Plata, el Ciclo “Escuelas al Teatro” 2002 que intenta asegurar el acceso de los chicos a la educación. Los espectáculos estarán dirigidos a estudiantes del 1º ciclo EGB y jardín de infantes de todos los establecimientos educativos de nuestra región, hogares e institutos de menores.

La iniciativa, impulsada por la Subsecretaría de Cultura de la provincia de Buenos Aires y el Ministerio de Educación bonaerense, será de carácter gratuito (como lo fue este mes) y se realizará los miércoles de 10 a 14. Se calcula que por cada función habrá alrededor de 230 chicos, por lo que se espera un total de 4 mil estudiantes al finalizar el ciclo 2002.

Este año participará de “Escuelas al Teatro” los elencos del Grupo de Títeres Bonomo, con la obra “Mirá como tiemblo” (2 y 9 de octubre) y Grupo Cuento Poropo, con la obra “Cuento Poropo” (23, 24 y 30 de octubre). En tanto que la Compañía Titiritezca, con la obra “Historia vivida por títeres”, ya terminó sus funciones.

Este proyecto, que se inició hace siete años, no se encargará del traslado de los alumnos sino que cada establecimiento escolar deberá ocuparse del transporte y del cuidado de los menores de edad (los niños deben asistir acompañados por una maestra cada seis estudiantes).

Durante el último ciclo de teatro - realizado en el 2001- se inscribieron más de un centenar de escuelas de la región, hecho que motivó a las autoridades de la Comedia provincial a ampliar el cupo de colegios lanzando la convocatoria 2002, además de una invitación particular a las escuelas por intermedio de una carta remitida por la Secretaría de Inspección.

Al realizar la inscripción de los colegios, las docentes recibirán una carpeta con propuestas pedagógicas para trabajar con los chicos antes y después de la visita al teatro como una metodología complementaria para que los chicos logren insertarse en la cultura.

La visita al Galpón de la Comedia no será tan sólo para ver la función sino que allí los esperará un asistente que se encargará de instruir a los estudiantes acerca de la composición del teatro, su historia, utilidad, además de cómo funcionan la música y luces. También recibirán una bolsa con golosinas y un anotador con una lapicera, cedidos por empresas que patrocinan el ciclo cultural. Alejandro Bracchia, intérprete de una de las obras que se realizaron a lo largo del mes en cuerso, explicó que “el interés de los chicos es doble, porque les encanta ver los títeres y además les entusiasma conocer lo que hay detrás de la escena. Les gusta vernos tanto adelante como atrás del retablo”. Y agregó: “la entrega de los chicos es completa, sin condiciones, siempre participan y contestan aunque los títeres no les hagan a ellos las preguntas”.

Opiniones

El 25 de este mes se llevó a cabo la obra “Mirá como tiemblo” organizada el grupo “Los títeres Bonomo” y de la cual participaron los estudiantes de las escuelas EGB N´ 16 (28 entre 46 y47); EGB N´ 58 (16 y 72) y Jardín de Infantes N´ 946 (144 entre 11 y 454, barrio Los Porteños). Nelly Otero, regente de escenario del Galpón de la Comedia de la Provincia, indicó que “los chicos llegan al teatro con una gran ilusión por lo que van a ver. Es realmente hermoso ver cómo se divierten, cómo captan y cómo les interesa aprender cómo se hace el teatro”.

Y añadió: “cuando los chicos llegan les doy una explicación sobre luces y ellos lo asocian a lo que conocen. Vienen dispuestos a recibir lo que le pueda ofrecer un ámbito que desconocen”. Según relató Otero se trabaja mucho con chicos carenciados que nunca tuvieron la oportunidad de ver una función de teatro. “Para ellos todo es nuevo, desde las luces, hasta la oscuridad o los lugares de donde surgen los sonidos”, indicó la regente.

Por su parte, Norma Faya, docente de la EGB N´ 58 sostuvo que “la obra es entretenida y divertida. Los atrapó a los chicos inmediatamente. Creo que les dejó una enseñanza. Hoy en día, por la difícil situación los padres no pueden compartir muchos momentos con los hijos. La obra fue demostrativa de esa situación. Dejó de manifiesto que los chicos están solos y que a veces hacen lío porque no tienen contención. Pero, al final, por suerte la familia se da cuenta que tenía que estar más tiempo junto a su hijo”.

A juzgar por los más pequeños, la obra teatral tuvo gran éxito. Caterin, de 8 años, indicó que le gustaría aprender a jugar con títeres. “A lo mejor la señorita nos enseña a armarlos. Son muy divertidos y nos explicaron a hacerlos con cosas que ya no se usan en nuestras casas”, explicó. Maira, de tan sólo 7 años, expresó que “me gustaron mucho los títeres”, frase que fue reiterada por muchos de sus compañeros que al parecer quedaron encantados con la función de títeres y la estructura que tiene el teatro.

Fuente: Hoy

miércoles, 4 de septiembre de 2002

Gran convocatoria de una bella instalación de danza moderna

La Instalación Viva de Danza Contemporánea realizada el pasado fin de semana en la amplia sala Emilio Pettoruti del Teatro Argentino fue demostrativa de la gran convocatoria que mantiene la danza moderna en La Plata pese a no contar con un espacio propio. El romance no es nuevo y se remonta a comienzos de los años 60 con la presencia de Renate Schotelius en el Teatro de la Universidad que entonces dirigía Juan Carlos Gené y al desembarco de nada menos que de la bailarina y coreógrafa alemana Dore Hoyer en el Argentino. Allí se formaron, entre otras figuras que tuvieron trascendencia internacional, Iris Scacheri y Oscar Araiz. Precisamente Araiz fue, junto a Liliana Ogando, uno de los que convocó a coreógrafos independientes de La Plata y que después coordinó la inteligente "instalación viva".
Al modo de las instalaciones plásticas y en un espacio complicado por su extensión y diferentes niveles, Araiz y Ogando integraron al numerosísimo público como parte de la misma, ya que debía cumplir con un recorrido sugerido algunas veces por los mismos bailarines, la diferente música o ritmo, la luz y siempre por un reloj que marcaba tiempo y espacio.
La gente fue por lo tanto, parte del espectáculo. Ocupando escaleras y el espacio plano vio a veces a los bailarines a menos de un metro de distancia. Respetó los espacios y se abrió para dejarlos pasar o generarles un escenario espontáneamente. Nadie se molestó por este juego en donde muchos pudieron haber perdido parte de su visión. Descubrió cada seña y se trasladó o esperó, adivinando que al final, cuando todos los grupos actuaron al mismo tiempo repartiéndose el público, podía elegir aquellos que no había visto y admirarlos con comodidad. Desde ya, como sucede desde los años 60, toda propuesta novedosa generó algunas muy pocos enojos en algunas personas mayores, más tradicionales, que concurrieron para presenciar sentados un espectáculo y de golpe se vieron parte del mismo, teniendo que desplazarse y padeciendo algunas incomodidades. Pero fue mínimo y sobre todo el domingo. La función del sábado, a la que concurrió mayor cantidad de gente, contó con una complicidad mayor.
Pero esa cercanía brindó un clima particular a la instalación que nació con una introducción en el nivel inferior y fue trasladándose a lo largo de toda la sala. La Fabriquera de Laura Valencia ocupó la zona del guardarropa con todo su elenco, jugando creativamente con todos los elementos, paneles, mostrador y espacios; Omar Saravia concretó un bello trío acompañado por un cello; La Marea con un bandoneón elaboró una expresiva danza grupal contra uno de los muros; Alejandra Ceriani en un rincón cerrado montó un también muy bello, sutil y minimalista juego con un violín; la presencia de la Escuela de Danza fue imponente e impactante; Soledad Curiale de Lanúz jugó una coreografía riesgosa con su grupo, encerrada como en una pecera y por último, Inés di Tada compuso una fuerte coreografía que fue interpretada de manera conmovedora por Alejandra Ferreyra, dueña de un cuerpo asombrosamente maleable y expresivo.

Fuente: Diario El Día

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